El análisis está en un documento de la Pastoral Carcelaria Nacional, ligada a la Confederación Nacional de Obispos de Brasil (CNBB). Según el documento, en el sistema penitenciario brasileño, se registran varias formas de ausencia de respeto a los derechos fundamentales previstos en la Constitución Federal. La Pastoral analiza que Brasil realizó una campaña «superficial» […]
El análisis está en un documento de la Pastoral Carcelaria Nacional, ligada a la Confederación Nacional de Obispos de Brasil (CNBB). Según el documento, en el sistema penitenciario brasileño, se registran varias formas de ausencia de respeto a los derechos fundamentales previstos en la Constitución Federal.
La Pastoral analiza que Brasil realizó una campaña «superficial» contra la tortura y que no instaló instrumentos para combatir el problema, pero también resalta que el país ya puso en movimiento algunos cambios importantes como la capacitación de policías y agentes penitenciarios, con cursos de derechos humanos; e introducción de corregidurías y jurisdicciones especiales, que ya son parte de un buen trabajo.
En casi todos los estados faltan todavía corregedurías autónomas, efectivas y dotadas con los recursos necesarios en los más diversos sentidos. El resultado es el compromiso del trabajo de combate a la tortura, que también está perjudicado debido a la dificultad para realizar exámenes de cuerpo del delito.
La Pastoral Carcelaria ya envió una carta al Presidente de la República, Luiz Inácio Lula da Silva, denunciando los casos de tortura. En una correspondencia enviada al Gobernador del Estado de Espírito Santo, Paulo Hartung, la Pastoral informa de varios casos de tortura y pide medidas como la transformación de la Secretaria de Justicia en una Secretaría de la Ciudadanía y de Derechos Humanos de hecho, además de la creación de corregedurías y jurisdicciones especiales fuertes y autónomas.
Traducción: Daniel Barrantes