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El disenso viene del Sur

Fuentes: IPS

Las negociaciones de agricultura en la OMC se han complicado con la irrupción de grupos integrados por países en desarrollo, hasta ahora postergados en el debate, que reivindican sus intereses y amenazan con dar por tierra con todo el proceso de la Ronda de Doha.

La advertencia más clara provino del Grupo de los 33 (G-33) a través de la carta enviada a las autoridades de la OMC (Organización Mundial del Comercio), en la que dejó constancia de que podría tener muchas dificultades para convenir un texto que no otorgue a la cuestión de los productos especiales y de las medidas de salvaguardia igual nivel de especificación que al resto de los temas de acceso a los mercados en agricultura.

El G-33 se conformó precisamente entre países en desarrollo de África, América Latina y el Caribe, y Asia para reclamar mayor flexibilidad en el comercio de algunos bienes agrícolas vitales para sus economías rurales, que son los denominados productos especiales.

El sistema multilateral administrado por la OMC comprende un Acuerdo sobre Salvaguardias, como se llaman las restricciones especiales a la importación que se aplican de manera temporal en situaciones específicas, por ejemplo a causa de un aumento imprevisto de compras externas.

Pero el Acuerdo sobre la Agricultura, otro de los tratados de la OMC, también establece cláusulas relacionadas con las medidas de salvaguardia. Todos el mundo en desarrollo muestra interés en mantener ese régimen especial dentro de la agricultura y que su utilización excluya a las naciones industrializadas.

El coordinador del G-33, indonesio Gusmardi Bustami, puntualizó que ese núcleo da gran importancia a la «centralidad del Trato Especial y Diferenciado (TED)», una prerrogativa que el sistema reconoce a los países en desarrollo en razón de su posición de desigualdad respecto de las naciones ricas.

La centralidad alude al carácter unitario del Trato Especial y Diferenciado en todos los acuerdos de la OMC.

«Nuestra preocupación crece porque a la cuestión del TED no se le ha dado toda la atención que merece», se dice en la carta de Bustami dirigida a la presidenta del Consejo General de la OMC, la keniata Amina Mohamed, al director general de la entidad, el francés Pascal Lamy, y al presidente de la sesión especial del Comité de Agricultura, neocelandés Crawford Falconer.

Sin embargo, el negociador indonesio reconoció que la fórmula de reducción de aranceles es un punto fundamental del acceso a los mercados, uno de los tres pilares de la negociación agrícola. Los otros dos pilares son las subvenciones a las exportaciones y el apoyo interno.

Hasta que tomaron cuerpo esta semana las demandas del G-33 y del el ACP, otro grupo de países en desarrollo que congrega a las naciones de África, el Caribe y del Pacífico, en los medios comerciales se pensaba que las divergencias en agricultura se limitaban a las diferentes posibilidades entre países de aceptar esas reducciones de aranceles.

A grandes rasgos, el Grupo de los 20 (G-20), de países en desarrollo coordinado por Brasil e India, el Grupo de Cairns de naciones industrializadas y en desarrollo con capacidad de exportación agrícola, y Estados Unidos, favorecen de manera más ofensiva un corte pronunciado de esos aranceles que impiden el acceso libre de sus productos a todos los mercados.

En un plumazo se puede describir también a los países más defensivos en el terreno de la apertura de mercados agrícolas, ubicando primero al Grupo de los 10, coordinado por Suiza e integrado entre otros por Japón, Noruega. Corea del Sur y Taiwán, y a continuación a la Unión Europea, conformada por 25 naciones.

De los europeos se espera, precisamente, que mejoren la última oferta de reducción de aranceles que hicieron la semana pasada y que dejó insatisfechos a casi todos los sectores. Hasta ahora se entendía que esa eventual concesión europea podía desbloquear el actual estancamiento de las negociaciones.

Con ese fin, el lunes próximo deberán reunirse en Londres los ministros de las Cinco Partes Interesadas, como se llama al grupo integrado por Australia, Brasil, Estados Unidos, India y la Unión Europea, que ha asumido la conducción de las negociaciones.

El calendario de la OMC establecía que el Programa de Doha lanzado en la capital de Qatar en diciembre de 2001 para profundizar la liberalización del comercio, recibiría un impulso decisivo en la sexta conferencia ministerial de la institución, que se celebrará del 13 al 18 de diciembre en Hong Kong.

Los cálculos más optimistas vaticinaban que de esa manera se alcanzaría el objetivo de concluir la llamada Ronda de Doha a fines de 2006, con seis meses de adelanto a la fecha de expiración de la autorización concedida por el Congreso de Estados Unidos a su gobierno para concertar tratados comerciales internacionales sin necesidad de una aprobación legislativa detallada.

Los analistas políticos han opinado que al gobierno estadounidense de George W. Bush le resultará muy difícil renovar esa venia del Congreso a partir de julio de 2007.

En ese cuadro, los reclamos del G-33 sacuden todo el proceso desde su comienzo, pues el embajador Bustami cuestionó también otro aspecto de fondo, como es la transparencia y la «inclusividad» en que se desarrollan las negociaciones.

Además de ese requisito, el enfoque básico de la negociación debe respetar una representación adecuada de todas las coaliciones formadas en torno a temas específicos o a pertenencias regionales, dijo el coordinador del G-33.

Los aportes para el texto que se presentará a los ministros en Hong Kong deben provenir de una consulta abierta y multilateral, insistió el diplomático en referencia a las negociaciones reducidas que se realizan entre las Cinco Partes Interesadas.

El grupo ACP se había pronunciado la semana pasada en forma parecida al adelantar que «no va a aceptar un hecho consumado en las negociaciones». Este bloque espera participar estrechamente en todas las consultas, en especial en aquellas relacionadas con la fórmula para la reducción de aranceles y con otros aspectos del pilar de acceso a los mercados, apuntó.

Los delegados de los países del ACP se encuentran muy enfadados y por esa razón presentaron el reclamo, explicó Aileen Kwa, activista de la organización no gubernamental Focus on the Global South (Foco en el Sur Global), con sede central en Bangkok.

Esos negociadores prefirieron efectuar sus comentarios en forma anónima, mencionó Kwa. Si dejan oír sus protestas, luego reciben llamadas de Washington, dijo. Esa es la realidad política, concluyó.