En la nueva cinta de horror de Joe Dante los soldados estadounidenses muertos se alzan de sus tumbas, envueltos en las banderas de EE.UU., para ajustar cuentas con los eruditos y los políticos que los condujeron a la guerra. Traducido para Rebelión por Germán Leyens
Justo cuando parecía que ya las cosas no podían ir peor para el presidente Bush, aparecen los zombis a votar para que se vaya. Llegan por cortesía de «Homecoming» de Joe Dante, una película de una hora de duración hecha para la serie «Masters of Horror» de Showtime que será transmitida esta noche y mañana y será retransmitida durante todo diciembre. Es en parte, una sátira de los desalmados ‘informados’ de Washington, en parte una película de horror que te retuerce las tripas, «Homecoming» comienza cuando los ataúdes envueltos en banderas de soldados muertos en Irak se abren y los cadáveres reanimados de veteranos muertos salen por las calles, buscando los locales electorales donde pueden apretar la palanca por «cualquiera que termine con esta maldita guerra.»
Para la serie «Masters of Horror» de Showtime pidieron espacios de una hora a autores de horror como Takashi Miike y John Carpenter, dándoles un control artístico total a cambio de presupuestos bajos. Hasta ahora, la mayoría de los autores han desperdiciado su carta blanca creativa en más tetas y más sangre, pero Joe Dante prefirió hacer algo que es realmente aterrador: se metió con el mundo real.
Sus personajes parecen gente que acabamos de ver en MSNBC. Está David Murch, un consultor político de un presidente republicano anónimo que suena exactamente como el presidente Bush. Su nueva amiga, Jane Cleaver, es una experta intimidante clonada de DNA de Ann Coulter. También hay un doble de Jerry Falwell, completo con ese temblor en las mandíbulas. Dante ofrece el estremecimiento de ver a personajes familiares que sesgan los temas y emiten ambigüedades, pero no se limita a la satisfacción de ver como les comen después los cerebros. Es el primer director de películas de horror que saca los trozos de desechos mediáticos y los hace volar por el espacio – los ataúdes envueltos en banderas en la Base Dover de la Fuerza Aérea, los show en las cadenas de cable con sus presentadores, los campos de detención, los recuentos en las elecciones en Ohio y Florida, los letreros de «Misión Cumplida» – y que los convierte en algo electrizante.
Es casi imposible escribir sobre películas de horror sin jugar al sociólogo aficionado, especialmente cuando tiene que ver con zombis. Desde el 11-S. los artistas y los escritores de la cultura popular parecen ser los más dispuestos a encarar los eventos actuales, y han desbuchado una serie incontenible de películas de zombis: 28 Days Later, Dawn of the Dead, Land of the Dead, Shaun of the Dead, para no mencionar el libro «The Zombie Survival Guide» y la serie de revistas de historietas «The Walking Dead,» entre otros.
El horror es barato y desechable. Tiene que imaginar lo que te asusta y lanzarlo rápido a la pantalla (o a la página) – no hay tiempo para no dejar rastros. ¿Pero por qué tantos zombis? Las películas de zombis siempre han sido las más ricas en subtextos, sea la guerra de clases caricaturesca de «Land of the Dead» o el mensaje contra la guerra de Vietnam en «Deathdream» de 1974. Hoy en día, los zombis constituyen la metáfora perfecta para nuestros soldados en Irak: Están traumatizados por la guerra, son anónimos, y no se les pide que tomen muchas decisiones. A menos que conozcas personalmente a un soldado, la guerra en Irak ha sido una guerra de zombis, librada por una masa anónima, que no se queja, envuelta en camuflaje de guerra y llamada «nuestros muchachos». Hablamos todo el tiempo de ellos – apoyándolos, criticándolos, hablando en su nombre – pero realmente no tenemos la menor idea de lo que pasa por sus mentes. A menudo parecen unidades desechables enviadas para imponer la voluntad de nuestro país. ¿Pero qué pasa si vuelven y son diferentes? ¿Qué pasa si vuelven y ya no quieren obedecer órdenes?
Lo que horroriza en «Homecoming» de Dante es que deja de lado por entero todo el subtexto de horror. Los eruditos van a la televisión para defender el derecho a voto de los muertos vivos hasta que descubren que no votan por los republicanos. Los zombis se levantan de la tumba envueltos en la bandera estadounidense. Incluso hay una doble de Cindy Sheehan con un hijo zombi. Nada es demasiado reciente o demasiado crudo. Dante siempre tiene un interés personal — su cinta «Small Soldiers» fue un carnaval contra la violencia de juguetes asesinos e incluso los adorables «Gremlins» tenían un mensaje contra el consumismo. Pero «Homecoming» está a otro nivel de placeres culpables, un ataque de adrenalina de comida basura que demuele el mito de la guerra gloriosa, presentando cada horrible herida en un morboso detalle de látex, mientras no tiene más que compasión por los solitarios, tambaleantes, soldados vivos muertos.
Aunque la película de Dante indudablemente enfurecerá a algunos, creo que la mayoría de los miembros de las fuerzas armadas se sentirán deleitados con esta cinta que elogia a los soldados en Irak mientras presenta a los políticos y eruditos que los enviaron allí como el objetivo de los no-muertos. Algunos importantes cerebros han tratado de hacer una declaración sobre la guerra en Irak, y todos deberían hacer cola, cabizbajos, esperando que les quiten su licencia artística. ¿Quién habría pensado que donde Michael Moore (Fahrenheit 9/11), Sam Mendes (Jarhead), y Steven Bochco (Over There) lo malinterpretaron, el director de «Looney Tunes: Back in Action» lo interpretó de un modo tan correcto?
Grady Hendrix, es un escritor neoyorquino, dirige el Festival de Cine Asiático de Nueva York.