Estados Unidos, muy dispuesto a denunciar el proteccionismo comercial de otras naciones, no se queda atrás a la hora de poner barreras a firmas extranjeras cuando está en juego su interés nacional, como sucedió con la disputa sobre la fallida compra de puertos por parte de una empresa árabe. «Los nuevos proteccionistas», titulaba el viernes […]
«Los nuevos proteccionistas», titulaba el viernes el periódico estadunidense The Wall Street Journal un artículo, en el que critica a los legisladores que se opusieron (en nombre de la seguridad nacional) a que el grupo árabe DP World adquiriera seis terminales portuarias.
Este domingo, legisladores estadunidenses reiteraron su llamado a que se examine con detalle la inversión extranjera en infraestructura clave en Estados Unidos. Los comentarios se dieron luego de que DP World anunciara que vendería sus adquiridos derechos para operar los puertos de ese país.
El senador Chris Dodd dijo que el gobierno no hizo un concienzudo estudio del acuerdo y que los procedimientos de análisis de estos tratos necesitan tomar en cuenta preocupaciones sobre seguridad.
«Habría que detenerse a pensar cuando un gobierno extranjero va a operar un puerto, al menos para examinar las implicaciones actuales en la seguridad nacional», dijo el demócrata Dodd.
El representante republicano Duncan Hunter declaró también que seguirá impulsando una nueva ley que requiera que puertos y otra infraestructura «fundamental» sea propiedad y esté operada por ciudadanos estadunidenses. «Estamos avanzando en el proyecto de ley», afirmó.
La polémica sobre DP World destaca el hecho de que la economía estadounidense no siempre reúne los requisitos para ser la nación más abierta del mundo a la inversión foránea, aunque no es la primera vez que esto sucede.
Medidas proteccionistas
El año pasado, el congreso bloqueó un acuerdo de compra de la compañía petrolera estadunidense Unocal por parte de la empresa pública china CNOOC. Finalmente la firma asiática prefirió, como DP World, retirarse antes de afrontar una campaña de desprestigio.
En ambas operaciones -DP World y CNOOC- los opositores se basaron en el hecho de que las compañías eran estatales. Pero el congreso también ha hecho campaña para mantener alejadas a empresas privadas extranjeras de varios sectores económicos estadunidenses.
Por ejemplo, es reticente a reformar la ley que limita a 25 por ciento el derecho a voto de accionistas extranjeros en compañías aéreas de capital estadunidense.
A medida que transcurría la polémica sobre DP World, los legisladores propusieron al congreso ampliar los límites de propiedad extranjera en los sectores de radiodifusión, alta tecnología, bienes raíces, comunicación vial y telecomunicaciones.
Otro caso es China, que podría pagar un arancel de 27.5 por ciento sobre todas sus exportaciones a Estados Unidos a menos que libere su moneda.
La agitación en el congreso aumentó con el déficit comercial estadunidense, que de acuerdo con cifras hechas públicas el jueves ascendió a 68 mil 500 millones de dólares en enero. Un nuevo récord.