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Deudas en la Revolución Bolivariana

Fuentes:

«Nunca conocí revolución más cumplidora… con los banqueros.» Francisco Mieres, Economista y Revolucionario El autor del análisis crítico que aquí comienza se siente obligado a reconocer que, por vez primera en la historia de su compromiso de información a la Comunidad Nacional (e internacional: OID/CADTM*) sobre el álgido, esencial, controvertido y socialmente arcano tema: DEUDA, […]

«Nunca conocí revolución más cumplidora… con los banqueros.»
Francisco Mieres, Economista y Revolucionario

El autor del análisis crítico que aquí comienza se siente obligado a reconocer que, por vez primera en la historia de su compromiso de información a la Comunidad Nacional (e internacional: OID/CADTM*) sobre el álgido, esencial, controvertido y socialmente arcano tema: DEUDA, la autoridad nacional responsable (Ministerio de Finanzas) ha llevado a cabo un esfuerzo apreciable – si bien aun incompleto – de información a la opinión nacional interesada – toda ella -, informativa y críticamente alimentada al respecto por sus agentes activos: los Movimientos Sociales, instancias básicas de participación democrática de propiedad popular en proceso de asimilación revolucionaria acelerada de su significación. Justifica lo expresado el haber podido constatar, en el proceso de recopilación de información para el presente ejercicio, que gran parte de la información a ser aquí usada, proviene de fuentes oficiales publicadas en el portal Internet del Ministerio de Finanzas, lo que – como se verá -, contrasta con las fuentes de la información histórica, recogida de eminentes trabajos profesionales (Academia de Ciencias Económicas, FACES – e incluso trabajos publicados en la Revista del BCV -, en que las fuentes estadísticas usadas eran las de Agencias Multilaterales como el BM y el FMI).

El informe público sobre la propuesta reestructuración de nuestra Deuda Externa – incluyendo una explicación razonada de la reciente adquisición de bonos de Argentina -, constituye una experiencia informativa inédita en la historia de la realidad informativa de parte de nuestro Poder Ejecutivo a la Nación, al Soberano. Cumplida la responsabilidad de honrar a quien honor merece – estimable Ministro Merentes -, nos es obligado pasar a lo que es nuestra irrefragable responsabilidad: la crítica positiva desde nuestra óptica natural, la revolucionaria, ostensiblemente relajada en fechas recientes por pragmáticas «razones de estado» y de contrarrevolucionarias razones de supervivencia institucional y política frente a fuerzas endógenas y exógenas combinadas contra nuestra lucha por la independencia, la soberanía, la autodeterminación y la dignidad nacional, regional y universal.

LAS CIFRAS La información que el Ministerio de Finanzas pone a nuestra disposición, se refiere exclusivamente a la Deuda Pública, la que sitúa para fines del 2005 en US$46.607.-, como suma total de la Deuda Externa más la Deuda Interna. (Discriminación y análisis abajo). Pero se concreta a la Deuda «Pública». Nada dice la Deuda Privada – supuestamente «registrada», la que, aun cuando pagadera por sus deudores en moneda nacional, tendrá que ser cancelada con divisas extraídas de las arcas nacionales (las reservas del BCV, bastante impredecibles ahora con la nueva Ley que lo norma) lo que constituirá el pago real. (Como obtendrán los privados deudores los bolívares para pagar tales deudas es «otro cantar»… Lo previsible – refiriéndonos a la práctica pasada – es que algún ente financiero del Sector Público suministre los Bolívares necesarios en términos «blandos»)…

De acuerdo a declaraciones recientes de la Señora Presidenta de CADIVI, Mary Espinosa de Robles, tal deuda privada registrada, asciende a la bicoca de US$ 9.270MM netos, después de haber rechazado como improcedentes por fraudulentas, solicitudes por un monto similar. Ante la ostensible no entidad actual de la Superintendencia de Inversiones Extranjeras y la carencia de registros históricos con que compararla, esa supuesta deuda privada registrada fumea con olor putrefacto, tanto más si consideramos que hace un tiempo (Globovisión) la Sra. Espinoza de Robles declaró que se trataba de «deuda financiera»… Cuando CADIVI aceptó tal deuda (decisión propia no sometida a criterios ni análisis ajenos a CADIVI, ni de contraloría pública – mucho menos Contraloría Social -), según su Señora Presidenta, éste rechazó aspiraciones de deuda pretendidamente legítima pero no registrada por un monto similar (US$9.000MM)…

Tanto lo aceptado como lo rechazado en base absolutamente discrecional de CADIVI, lo que, ante las circunstancias nacionales atinentes a la rectitud de administración del erario nacional es natural que nos lleve a pensar que puede haber en lo aceptado deuda ilegítima así como en lo rechazado de deuda legítima, por lo que habría que catalogar esta última de «Deuda Contingente», ya que sus propietarios es de esperar que, después de haber tratado de legitimarla, insistirán en su legitimidad, so pena de convertirse en reos de la Justicia. (Debe también quedar en el aire – de la debida investigación – la legitimidad de los US$9.270.- aceptados por CADIVI, de los que nada sabíamos antes de las citadas declaraciones de su Presidenta – QD 17 al 24,02.06 -). Las cifras publicadas en la página web del Ministerio de Finanzas tampoco muestran deudas contingentes, mientras que la prensa nacional ha venido insistiendo en la existencia de un contencioso contra la Nación por US$6.000MM correspondientes a una deuda de BANDAGRO que eventualmente será dilucidada en tribunales internacionales. Estos comentarios necesarios afectan significativamente la información contenida en el portal web del Ministerio de Finanzas. Hay aun otros factores a considerar, como veremos más abajo.

RESUMEN REAL DE LA DEUDA (A Diciembre 2005, en millones de US$)

– Deuda Pública Total (Según MinFinanzas) 46.607(*) – Deuda Privada registrada (Según CADIVI) 9.270 o Sub-Total 55.877 – Contingencias: o BANDAGRO 6.000 o CADIVI 9.000 o Sub-Total Contingencias 15.000

– TOTAL DEUDA + CONTINGENCIAS 70.877(**)

(*) – Parecen faltar US$900MM recientemente otorgados por el BID. – US$43MM según el Banco Mundial, compuesta por US$27.7MM de Deuda Externa más US$15.3MM de Deuda Interna. (**) No incluye deuda de PDVSA.

DEUDA y REVOLUCION Cuando comenzamos este trabajo de servicio público, allá por los albores del Proceso Bolivariano en marcha – cuando un grupo de ciudadanos preocupados conformamos la Red Venezolana Contra la Deuda – RVCD – (hoy también capítulo de CADTM-OID), nos animaba un sencillo espíritu nacionalista que, amparado en las obvias acciones antinacionales acumuladas por el aparataje institucional, consideramos que nuestras opiniones habrían de incidir positivamente a la corrección de obvias anomalías en la conducción de los intereses públicos en relación con el vital tema de la Deuda.

Se estrenaba un Proceso con aparentes propuestas revolucionarias a las que nos sentíamos obligados a contribuir desde el espacio que conocíamos y nos preocupaba. Los antecedentes eran horripilantes, por tanto fáciles de comunicar a la sociedad general y lograr una respuesta solidaria de ésta… que nos ayudara a obligar el cuidadoso comportamiento de los administradores del erario público…, lo que, como el lector ya sabe, ministros tras ministra, distó de suceder… en la percepción del pueblo, que lo siguió percibiendo como altamente irregular y nunca sometido al escrutinio de las instituciones constitucionales – mucho menos a la «contraloría social» previsible – y constitucionalmente prevista – en un proceso asumido como «revolucionario» – que fue dejando enterradas actuaciones potencialmente dolosas de elevado costo social y que los proyectos que hoy se nos anuncian y explican – pese a su aparente calidad superior en términos de responsabilidad social y pulcritud administrativa – o al menos informativa -, dejarán sepultados en el olvido de lesa justicia que tan poco favor le hace a la realidad superior que decimos tratar de construir. Recordando que los Bonos Brady que hoy el gobierno nos anuncia que va a redimir anticipadamente provienen de una «renegociación» altamente cuestionada en su momento (a ello volveremos más adelante) y que es nuestra responsabilidad el recordarle al poder constituido la absoluta preeminencia de la deuda social – sobretodo ante una deuda financiera con eventual contenido ilegal e ilegítimo que sólo una negada contraloría social podría discernir -, veamos de donde venimos y que bituminoso camino hasta aquí nos trajo:

La Rueda de la Historia La historia de nuestra Deuda Externa es particularmente traumática; a consecuencia de ella, sufrimos un bloqueo naval y estrenamos el siglo XX con un zamarro, socarrón y populachero dictador que nos duró 35 años… La historia tiene visos de querer repetírsenos…, curiosamente ambos elementos vuelven a estar en el panorama, y… Panorama – el viejo diario – nos reporta, además, la posibilidad de otros daños… inéditos allá por sus lares…

Tras su tímida resurrección bajo el gobierno de Caldera, nuestra deuda externa moderna experimenta su primer ciclo vertiginoso en condiciones de «boom» de nuestro ingreso petrolero similares a las actuales, durante el primer gobierno de CAP y su faraónico Quinto Plan de la Nación (1974.1979) y, tras una breve pausa de «enfriamiento de la economía», siguió su destructivo curso durante la segunda mitad del período constitucional de Herrera Campíns (1979-1984), pese a haber declarado éste en su toma de posesión, el estar «recibiendo un país hipotecado». Pese a la enormidad de los ingresos petroleros más la deuda contraída, la enorme fuga de capitales («reubicación de ahorro», según el eminente Miguel – «Paquetico»- Rodríguez) permitida y hasta estimulada por el entonces Presidente del BCV, Leopoldo Díaz Bruzual, alias «El Búfalo» -, dejó a la nación prácticamente sin divisas operativas, lo que determinó la ruptura de una larga historia de estabilidad cambiaria y el comienzo de la perniciosa era devaluacionista que sigue erosionando el valor de nuestro trabajo. Aquel triste día 18 de Febrero de 1983, quedó registrado en nuestra historia como el «Viernes Negro»…, aunque fue obra de ladrones blancos… (En verdad verdad, una historia de blancos y verdes)

El saldo de la Deuda Externa llegó entonces a los US$35.000MM (27.000 pública más 8.000 privada – Roseliano Ojeda, 1983 -), desde apenas mil millones diez años antes. Y la fuga de capitales (ahorro «yque» nuestro en otras latitudes) para el período 1973-1983 se estimó en los US$60.000MM. Aquí llegó nuestra primera e ineludible gran negociación de la Deuda Externa, por cuanto ante un natural reflujo cíclico del ingreso petrolero, al no haber invertido productivamente la riqueza anterior (robada), la Nación colapsó financieramente al no poder soportar el servicio de la enorme deuda. Tal renegociación (con 450 bancos acreedores), como era de esperar, resultó enormemente embarazosa, opaca y onerosa, resultando que por el replanteamiento de los vencimientos de US$20.000MM a doce años, acabamos pagando la bicoca de US$58.300MM…, pero lo peor era que… parecía haber constancia de que buena parte de la deuda que estaba negociando para pagar – casi toda la deuda privada incluida – era ilegal en origen, y que al incluirla en la negociación, de hecho se reconocía. Al propósito, expresó el Dr. Rafael J. Crazut en la Academia de Ciencias Económicas en un foro al efecto (1984): «La Deuda Pública que se ha contraído ilegalmente tengo entendido que se va a pagar, pero ¿No creen ustedes que en el momento en que el Congreso nacional autorizó el refinanciamiento hizo legal esa Deuda?, es decir, le dio la bendición a la Deuda contraída ilegalmente?

Además de lo ya expresado, en el sentido de que ninguna otra deuda puede tener preeminencia sobre nuestra enorme y urgente deuda social – y mucho menos para pagarla anticipadamente -, nuestra principal preocupación de hoy con los Bonos Brady que el ciudadano Merentes se propone redimir con anticipación a su vencimiento, de contener deuda ilegal o ilegítima, tales eventuales condiciones quedan enterradas y santificadas una vez pagadas. Situación que como ciudadanos, y mucho menos como revolucionarios, NO podemos condonar.

SIGUE GIRANDO… (La rueda de la mala fortuna) Si lo que acabamos de describir nos parece vergonzoso…, aun no hemos llegado a Lusinschi-RECADI, CAP II… y luego Caldera II, con sus respectivos escándalos, debacles y… negociaciones de la Deuda, de la que nuestras finanzas ya se habían tornado adictivas. Durante el período 1990-1998, por préstamos de US$29.409MM, pagamos US$43.161MM, más US$7.600MM que aun seguíamos debiendo, a sea, un total de US$50.761MM asumiendo que pagáramos el saldo deudor de una vez., lo que obviamente no sucedió. De las negociaciones de Deuda de esta época son originarios los Bonos Brady que hoy el Ministro Merentes quiere redimir anticipadamente. Sin gran esfuerzo de memoria, los adultos recordaremos el enorme ruido político que dichas negociaciones le permitieron hacer a Pablo Medina quien, de tener razón – y los papeles que tanto mencionó y nunca consignó – nos da una idea de la eventual santidad originaria de esa deuda, cuya historia quedará con ella enterrada cuando la paguemos…

He ahí el quid de nuestra principal objeción a tal pago. Las críticas de Medina se referían a un escandaloso cúmulo de irregularidades en torno a las negociaciones – y los negociadores – de aquella… ya percibida como «inicua» deuda, la que, entre otras perlas de la desvergonzada picaresca criolla ante lo público, incluía todos los desmanes no cargados al «chinito» de RECADI: la megacorrupción – exportada en divisas – de CAP y su gente, el megafraude bancario y – también – sus «auxilios» exportados de Caldera II, el «doble negociador» – representante a la vez de la nación y la Banca Acreedora liderizada por el Chase Manhattan Bank -, los contratos escritos en lengua extranjera y radicados en el exterior, las inicuas garantías colaterales en Deuda Soberana… Ese es el «honorable» origen de los Bonos Brady que el Señor Ministro Merentes está en proceso de redimir… anticipadamente, lo que equivale al «entierro de la sardina», o la supervivencia de la picaresca administrativa en nuestra resistente «cultura» del poder.

REGRESO AL PRESENTE Durante el período 1996-2005, hemos recibido ingresos por nuevos endeudamientos por US$35.388MM, con un flujo neto negativo de US$11.704MM, o sea que, durante el mismo período, hemos pagado US$47.092MM… En muy importante el llamar la atención sobre el hecho de que tal acumulación de Deuda Externa se aceleró en los últimos años, con ingresos como sigue: 2003, US$6.472MM; 2004, US$5.992MM y 2005, US$6.983MM, para un total en los tres años de US$22.447MM. Si tal aceleración no se hubiese producido, la relación ingresos-egresos para el período (1996-2005) hubiese lucido mucho peor…

Estas cifras conllevan implicaciones serias de las que el pueblo trabajador y la colectividad nacional toda tienen que ser responsablemente informados. En lo posible y con nuestras limitaciones, lo asumimos como nuestra responsabilidad. (En fecha reciente, en interpelación ante la AN, como es costumbre, o más bien vicio recurrente de nuestros administradores políticos, el Sr. Vice-Ministro de Finanzas defendió la gestión de su despacho refiriéndose a los escándalos pasados – ver arriba – como eventuales justificantes o atenuantes de las críticas que su propia gestión pueda merecer… Aceptado; hubo pillos ayer… Lo que ahora nos importa es que no los siga habiendo hoy y, de haberlos… combatirlos. Otro comportamiento equivaldría a complicidad).

Decíamos que las últimas cifras mencionadas conllevan implicaciones serias…, además de una lamentablemente aparente recurrencia de vuelta al pasado. Veamos: Durante los mismos últimos tres años, los ingresos fiscales petroleros de la Nación fueron los más elevados de nuestra historia, pese al ostensible desorden administrativo y opacidad de las operaciones de PDVSA (tema de Contraloría Social para otro escrito) y, contemporáneamente, por obra del «efecto CADIVI» (obligación de presentar solvencias para obtener divisas), también creció significativamente la recaudación fiscal ordinaria. Contemporáneamente, durante los tres años últimos señalados, la Deuda Pública Interna, creció de Bs15.9Billones a la friolera de Bs.33.4Billones, que a la tasa oficial vigente equivalen a US$15.5MM. O sea que, durante estos últimos tres años, además del más alto ingreso petrolero de nuestra historia y una recaudación fiscal ordinaria acrecentada, nos endeudamos en el equivalente de US$37.947MM (Deuda Externa más Interna), sin que el resultado de la inversión de tales colosales cifras pueda discernirse claramente en las inversiones públicas o privadas, ni en un mejoramiento ostensible de las condiciones sociales… más allá del efecto temporal y NO sustentable de las Misiones… Todo un caso de reincidencia culpable de economía quintorepublicana en lo peor que le reclamamos a la «Cuarta». De hecho, el ingreso real de los trabajadores se ha venido deteriorando significativamente por el efecto combinado de la inflación y perversa manía devaluacionista, totalmente inaceptable (si bien comprensible en sus ribetes populistas) desde el punto de vista revolucionario ante la presencia de – pese a todo – indicadores macro-económicos positivos y reservas internacionales en alza.

Tal proceder, cuya inicuidad ahora se habla de sepultarla bajo una macro-siega de ceros (000) en la denominación de nuestra moneda (más «tierrita» para la misma hedionda sardina) para poder seguir manteniéndola en perjuicio del salario y del valor del trabajo, es tanto más censurable cuando nuestra posición de Deuda con las instituciones multilaterales (FMI, BM – salvo con el BID, que acaba de otorgarnos US$900MM) es negligible, y por tanto, nuestra administración no puede aducir presiones procedentes de allí que puedan incidir en el mantenimiento de políticas económicas contrarias al bien público. Tal criticable política devaluacionista sólo se explica por la insaciable gula de Bolívares para mantener una serie de Programas Sociales de emergencia, sin capacidad reproductiva ni planes de sostenimiento a mediano y largo plazo y con muy alto contenido clientelar. Si bien la mayoría de tales programas tuvieron una razón de emergencia válida, de largo superaron su valor provisional y están demoradas en su conversión a planes y programas sustentables y socialmente controlados en su eficiencia, probidad y burocratización, mediante mecanismos sólidos de Economía Social Solidaria Autogestionaria basada en las Comunidades. En tal sentido, los Consejos Comunales ofrecen la potencialidad de una fresca, novedosa, eficiente y justa gobernabilidad… que la AN está haciendo lo posible – e imposible – por cercenar y someter al control sofocante del Poder Constituido.

LA DEUDA INTERNA La Deuda Interna, sana y sabiamente administrada, tiene papel preponderante que jugar en la administración de los equilibrios en juego en toda economía moderna. La regulación de la masa monetaria en circulación es esencial para poder tener algún control sobre las tendencias de las tasas de interés y la inflación. Pero en nuestro medio no nació por esas razones, sino por otras también asignables a nuestra a nuestra picaresca, sobre las que nació, creció, creció… y sigue engordando a sus auspiciadotes, una selecta coalición cohechores públicos y privados en mutuo y solidario beneficio a costa de la solidaridad social.

Los tan poco santos mecanismos de «financiamiento» de la banca al sector público son tan «vox populi» que ni repetirlos es necesario. Nuestra Deuda Pública Interna nació y evolucionó desde prácticamente cero en 1995, hasta los actuales Bs.34.4Billones al cierre del 2005. Durante el período 1999-2005, creció de Bs.2.3B a Bs.34.4B., equivalentes a la tasa oficial de Bs.2.160/US$, a US$15.5MM. La mayor cantidad de Deuda Pública Interna se concentra en Bonos de la Deuda Pública Nacional – DPN -, una cantidad de los cuales, desde la época del Ministro Nóbrega, han venido siendo emitidos con doble denominación, lo que permite a sus tenedores – bancos nacionales – redimirlos, a su mejor opción, en Bolívares o divisas, lo que introduce en tal Deuda una extraña condición que en buena medida desnaturaliza su razón de ser al, de hecho, externalizarla, ya que es razonable el anticipar que los bancos siempre preferirán recibir dólares al precio oficial… sin pasar por CADIVI…

Cuando se emite Deuda de esta naturaleza y con tales características, si bien esta puede cumplir con su función reguladora del circulante, se está estimulando con ella la fuga de nuestro ahorro que el Sistema nacional de Administración de Divisas – CADIVI – se propone evitar. Tal práctica es un residuo del trato ventajista que el Proceso, desde su inicio, le viene otorgando al sector bancario en detrimento de las actividades económicas productivas. No sabemos, ni MinFinanzas informa, sobre cuanta de tal Deuda Interna de Bs.34.4B, está denominada de tal forma. Es de esperar que el BCV sí lo sepa, al objeto de poder programar sus necesidades de divisas, ya que su nueva Ley hace más difícil el prever cuantas divisas le ingresarán, lo que ahora determinarán sucesiva y prioritariamente PDVSA y FONDEN, y contemporáneamente, la Reestructuración de la Deuda anunciada por Finanzas, se propone priorizar y enfatizar el uso de la Deuda Interna, la que previstamente crecerá en forma substancial hasta el 2015 (De acuerdo a la programación publicada por MinFinanzas).

DEUDA ARGENTINA («No llores por mi…») Durante 2005 hemos adquirido de Argentina títulos de su Deuda denominados BODEN 12 por un monto de US$1.990MM y, según declaraciones oficiales, hay intención de seguirlos comprando. En defensa de tales transacciones el principal argumento que el Ministro Merentes usa es el beneficio que nos producen. Tal argumento, además bastante artificioso como veremos, es el último que los buenos revolucionarios debiéramos de usar. Si consideramos que la primera compra anunciada era supuestamente para ayudar a Argentina a liberarse de la perniciosa tutela del FMI, parecía haber allí un paliativo o atenuante circunstancial que también resultó ser falso, tal como lo denunciaron Adolfo Pérez Esquivel, Nora Cortiñas, Jubileo Sur, CADTM, EDI, etc. Tal pago se llevó a cabo violando acuerdos previos con las fuerzas sociales y procedimientos legales de rigor. Nuestra ayuda ayudó…

Otra consideración que nos hacíamos era que tal proceder inauguraba una experiencia concreta hacia el Banco de Sur u otras realidades potenciales de integración monetaria y financiera deseables… Otro paliativo bastante dudoso… Tales argumentos no parecen haber pasado por el cacumen de nuestros gobernantes; lo que el Ministro Merentes enfatiza, tanto para la calle (UN 2.03.06) como ante la AN (UN 9.03.06), es que «Venezuela se metió un billete con los bonos argentinos» (grosero titular de UN del 2.03), lo que es sencillamente falso, además provocar el reinicio a una práctica financiera del pasado marcadamente perniciosa, como comentamos abajo. La República (RBV) realizará, o no, un beneficio sobre esos bonos argentinos, cuando – si algún día – se los venda a terceros. De momento lo que ha hecho ha sido el «enchufárselos» a su propia red de bancos oficiales (Bandes, Banco Industrial) en condiciones y a precios que las respectivas Directivas de tales bancos difícilmente pueden discutirle al Señor Ministro de Finanzas, por lo que, de momento, la República ha obtenido un beneficio artificial y «no realizado» mediante un traspaso a otros entes de su misma propiedad… (Pagó y se dio el vuelto, pero no cobró… aún). Otra «viveza» característica de nuestra ya mentada y rica «picaresca criolla»…

Pero con esa «jugada», además, se está provocando el restablecimiento de un pernicioso precedente pasado causante de desastrosa distorsión en las operaciones de nuestra banca: la tenencia – ahora, más que autorizada, solicitada – de divisas, valores y otros activos denominados en ellas, en sus balances, lo que hasta la fecha estaba específicamente limitado por normativas emanadas del BCV en los tiempos finales de Caldera II, a propósito del gran crack bancario. De volver a suceder – por obra de la «(re)creatividad financiera» del Ministro Merentes -, pronto volveremos ver a la banca acumulando activos en dólares, restringiendo su tímidamente renaciente intermediación y jugando a estimular nuevas devaluaciones…, con enorme ganancia parasitaria. ¡Bravo Dr. Merentes!

¡ÁNIMO PATRIOTAS REVOLUCIONARIOS! Cuando me toca exponer en cualquier parte, suelo comenzar diciendo lo antipático que resulta el tener que criticar al Proceso «Revolucionario» más estimado y con más simpatías aquí y en el mundo… ¿Cómo andará ese mundo que tanto admira un Proceso que así tiene que ser criticado? A su comienzo, los impenitentes militantes de la Red Venezolana Contra la Deuda teníamos una ambiciosa y animosa agenda de entuertos que deshacer, tales como lograr la declaración oficial de instituciones no gratas al FMI, el BM y la OMC; la declaración de la moratoria de nuestra Deuda y la promoción del Club NuestrAmericano de Deudores…(amén de la denuncia los Tratados – bilaterales – de Inversiones y Contra la Doble Tributación).

Todo ello en consonancia con las aspiraciones populares con que día a día convivíamos. La dura y fría praxis cotidiana se ocupó de ponernos la cruda realidad en su «correcta» perspectiva… política. Aprendimos que «lo cortés» sí quita lo valiente; que los políticos profesionales antes son corteses que valientes; que el poder cuida el poder; que los burócratas son los dueños del Estado; que el poder constituido guarda sus distancias del poder constituyente…, en fín, que nadie le va a regalar al pueblo ninguna revolución… porque sus Mesías…, o resultan falsos, o suelen morir crucificados. En el ámbito de nuestra militancia social concreta en torno a la Deuda, aprendimos que nada era necesario que le predicásemos al pueblo porque el pueblo ya estaba persuadido de lo mismo que nosotros; el problema estaba en otro lado… El alto gobierno también se expresaba en términos que nos hacían creer que estaba con nosotros; lo sigue haciendo, pero sus actitudes radicales frente al Capital y el Imperio resultan no ser sino retórica adormecedora de las grandes urgencias populares; Misiones, remiendos, improvisaciones, promesas grandilocuentes del un Alba dorado… y mucho dolo, corrupción, tapujo, impunidad y arrogancia reales…

En medio de todo este torbellino alucinante de necesidades expectantes y de posibilidades y potencialidades frustradas y/o en proceso de frustración acelerada, el problema de la Deuda no nos es ya sino uno entre los temas que se van apilando en la enorme cuenta de deudas revolucionarias que constituyen la Revolución Pendiente – o peor – que, como pueblo frustrado y embaucado, estamos en la obligación de retomar como si aquí nada hubiera pasado desde 1989! (El gran golpe bajo más reciente lo recibimos el pasado Diciembre en Hong Kong – Reunión Ministerial de la OMC -, cuando nuestras autoridades de Comercio Exterior – con nuestro Canciller a la cabeza – aceptaron sin discusión ni reparos el «paquete» de propuestas de la OMC – agricultura, servicios y patentes incluidos -, lo que no sólo equivale factualmente a puñalear a nuestra soberanía económica y al ALBA por la espalda, sino a defraudar a todo el Tercer Mundo, que observa y sigue ilusionado nuestras posiciones de supuesto liderazgo para «Otro Mundo Posible» frente a las «Multilaterales». Evidencias circunstanciales parecen indicar que, por haberse atrevido a protestar tal guiso anti-nacional – sin hacer pública su protesta -, fue destituida recientemente una respetable e irrespetada Ministra del sector económico).

Esa Revolución necesaria dicta la irrefragable necesidad de recomenzar desde cero el Proceso Constituyente dolosa e inocentemente interrumpido en 1999. (Y no se trata de «Revolución en la Revolución», sino en el «Proceso», porque aquella («canto tarda» – Farruco dixo, pro ¿lémbrase? -) sigue en gestación, sin acabar de parir). El justo punto de rearranque de tal Proceso Constituyente y Revolucionario nos lo acaba de servir una fundamental confrontación en curso entre el Poder Constituyente y el Poder Constituido, entre el Soberano y sus dedocráticos «representantes» en la Asamblea Nacional, entre los Movimientos Sociales y las mafias políticas. En fin, entre la Revolución y la farsa. Se llama: CONSEJOS COMUNALES.

¿Tendremos las metras?

Paulino Núñez, de la Red Venezolana Contra la Deuda