Mientras el peruano Allan Wagner, secretario general de la Comunidad Andina de Naciones, disertaba en Bruselas sobre las bondades de una asociación entre ese bloque y la Unión Europea (UE), recibió la noticia de que el presidente de turno de la CAN la declaraba como prácticamente extinguida. «¿Cuál Comunidad Andina? Se acabó, no existe», afirmó […]
Mientras el peruano Allan Wagner, secretario general de la Comunidad Andina de Naciones, disertaba en Bruselas sobre las bondades de una asociación entre ese bloque y la Unión Europea (UE), recibió la noticia de que el presidente de turno de la CAN la declaraba como prácticamente extinguida.
«¿Cuál Comunidad Andina? Se acabó, no existe», afirmó en su programa de radio y TV el gobernante venezolano Hugo Chávez, presidente de turno del grupo creado hace 36 años y que integran Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela.
Las firmas de Colombia y Perú de un tratado de libre comercio con Estados Unidos «son sendas puñaladas para la Comunidad Andina, que por cierto presido», señaló Chávez.
Por eso «no tengo ganas de convocar a la próxima cumbre» del bloque este semestre, una vez que Bogotá, Lima y posiblemente Quito suscriban pactos que son «mutaciones del ALCA», Área de Libre Comercio de las Américas que impulsa Washington y de la que abomina el mandatario izquierdista de Venezuela.
En Bruselas, Wagner confió el lunes en que Caracas no obstaculizaría la apertura de negociaciones para un posible acuerdo de asociación comercial con la UE, que podría pactarse durante la cumbre UE-América Latina y el Caribe, el 12 de mayo en Viena.
«Esperemos que no sea así», manifestó, y para disminuir la importancia de los dichos de Chávez, anticipó que la próxima reunión de la comisión ministerial de la CAN, el 6 y el 7 de abril en Lima, «permitirá a todos los países andinos tener una mejor percepción de lo que significan los tratados de libre comercio».
Para Wagner, Chávez «se siente frustrado por como interpreta» los tratados con Washington, y recordó que el Consejo Andino de Cancilleres resolvió, en julio de 2004 en Quito, la negociación de «acuerdos comerciales con terceros países».
A fines de 2005, el bloque andino vivió un «noviembre negro», después que Chávez proclamó que su país «no tiene nada qué buscar en la actual CAN», pues «nuestro rumbo es el Mercosur (Mercado Común del Sur), donde está el eje de la liberación: Caracas-Brasilia-Montevideo-Buenos Aires».
Wagner había dicho entonces a IPS que el mandatario venezolano «recoge nuestras insatisfacciones con esta CAN, la actual, porque tenemos muy claro que una cosa son los acuerdos comerciales y otra la integración, política, económica y social».
«Si nos vamos a integrar para comerciar nada más –dijo Wagner en sintonía con la crítica de Caracas– no vale la pena seguir trabajando, porque nos ganarán mercados que son más grandes, como Estados Unidos y la Unión Europea».
En diciembre, los fundadores del Mercosur, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, aceptaron como miembro pleno a Venezuela, aunque sin derecho a voto hasta que se complete un largo proceso de adhesión.
En paralelo, los 12 Estados sudamericanos intentan avanzar hacia una Comunidad Sudamericana de Naciones, animada por Brasilia y basada en la asociación de la CAN y del Mercosur.
La UE tiene acuerdos de libre comercio con Chile y México, negocia otro hace 10 años con el Mercosur y estudia iniciar procesos similares con América Central y la CAN.
La comisionada de Relaciones Exteriores de la UE, Benita Ferrero-Waldner, dijo el lunes que «la posibilidad de negociar un acuerdo de libre comercio entre la UE y la CAN depende de la voluntad política» del grupo andino.
«Si estos países quieren, podemos ir hacia adelante. Estamos completamente a favor, pero depende también de ellos», dijo Ferrero-Waldner. La UE intenta iniciar el proceso en Viena «pero soy consciente de que hay algunos obstáculos», declaró a la prensa.
Un acuerdo recogería cuestiones comerciales, de diálogo político y de cooperación en asuntos sociales, como el tema de las migraciones. «Quisiéramos incluir compromisos para garantizar la protección de los derechos de miles de trabajadores inmigrantes que se enfrentan a grandes dificultades en los países de la UE», dijo Wagner.
Del lado de los trabajadores hubo críticas a Chávez en su país: el sindicalista opositor Froilán Barrios, secretario de la socialdemócrata Confederación de Trabajadores de Venezuela, dijo a IPS que «se trató de declaraciones irresponsables. Resulta triste que bajo su presidencia del grupo, él mismo declare que está muerto».
«No compartimos la suscripción de los tratados de libre comercio andinos con Washington», dijo Barrios, «pero Chávez también tiene culpa, porque huyó por la puerta trasera hacia el Mercosur, sin que supiéramos cuántos empleos se ganarán o perderán. La CAN provee 100.000 empleos a Venezuela y 460.000 al conjunto exportador de sus países».
Por su parte, el canciller ecuatoriano Francisco Carrión negó que los tratados andinos con Estados Unidos fueran una puñalada a la CAN pues «están contemplados en la propia carta constitutiva de la Comunidad Andina».