Hace tres años, el gobierno brasileño creó el Día Nacional de la Caatinga. Presente en grande parte del Nordeste, la caatinga es un bioma exclusivo de Brasil. Aún así, sólo 0,4% de su extensión está dentro de áreas de protección ambiental. Con pocos ríos para generar electricidad, la leña y el carbón vegetal corresponden a […]
Hace tres años, el gobierno brasileño creó el Día Nacional de la Caatinga. Presente en grande parte del Nordeste, la caatinga es un bioma exclusivo de Brasil. Aún así, sólo 0,4% de su extensión está dentro de áreas de protección ambiental.
Con pocos ríos para generar electricidad, la leña y el carbón vegetal corresponden a 30% de energía usada por las industrias. Ambientalistas apuntan al gobierno como culpable de la degradación por no reglamentar la actividad industrial en la región.
El Instituto Brasileño de Medio Ambiente (Ibama) estima que la leña usada para abastecer la demanda energética sólo del estado de Pernambuco, en el nordeste del país, llenaría 265 mil camiones al año. Eso es el equivalente a la deforestación de 65 mil hectáreas. «Si seguimos en ese ritmo, en 2010, tendremos menos de 30% del área original de la caatinga», afirma el superintendente do Ibama de Pernambuco, João Arnaldo Novaes.
Para combatir la degradación, el Ministerio de Medio Ambiente (MMA) ha lanzado un proyecto de manejo sustentable. Con más de 6 millones de dólares del Fundo Global para el Medio Ambiente hasta 2007, el proyecto engloba pesquisas en 160 ciudades en el semi-árido. Su objetivo es promover el manejo equilibrado e integrado de los recursos naturales y recuperar áreas degradadas.
Sobre la extracción de leña, el proyecto prevé la demarcación de reservas legales, con planes de manejo y manutención de la retirada de la madera. Actualmente, el Ibama estima que sólo 3% de la extracción de la leña es hecha de forma sustentable, y sólo 10% es legalizada, pero sin régimen sustentable.