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Entrevista con James Petras, participante del Congreso Nacional de Trabajadores

Conlutas: una fundación histórica

Fuentes: Correspondencia de Prensa

Traducción de Ernesto Herrera

El intelectual marxista y sociólogo norteamericano James Petras, fue una de las principales presencias en el Congreso Nacional de Trabajadores (CONAT) que culminó con la fundación de Conlutas. En la siguiente entrevista que resumimos para Correspondencia de Prensa*, Petras opina sobre la importancia política de la reorganización de los trabajadores en una perspectiva clasista y analiza la degeneración del gobierno Lula y el PT.


¿Cuáles son sus espectativas sobre el Congreso Nacional de Trabajadores? ¿Usted cree que expresa históricamente un proceso de reorganización de masas?

Petras – Esta es una fundación histórica porque está creando un polo de organización para oponerse al «neo-coronelismo» neoliberal, frente a la decadencia de otros referenciales como la CUT y la UNE y demás organizaciones que apoyan a Lula. Después de la dispersión de fuerzas y las luchas electorales ya se pasó a un universo superior. Con la masificación de Conlutas, me parece que ahora las fuerzas críticas y disidentes tienen un punto de referencia para enfrentar al gobierno Lula. Creo que eso es muy importante, porque en un primer momento de ese gobierno, las fuerzas opositoras no tenían capacidad de organizar una resistencia frontal con algunas consecuencias – salvo alguna excepción aquí o allá – pero creo que ahora tenemos desde la base una oposición social y un espacio para abrir la discusión sobre una oposición política. Eso podría adelantar la lucha y llenar un gran vacío entre la derecha, Lula y los partidos del Parlamento, y la gan masa que exige reivindicaciones y luchas soclaes.

Quiero enfatizar esto. Entre la izquierda revolucionaria aquí presente, que es muy consecuente pero pequeña, y la derecha gubernamental, hay una masa de 70% de la población que reivindica cambios, no necesariamente revolucionarios. Perderán su referencia, pero tampoco están dispuestos a ir hacia una izquierda revolucionaria. Y, en ese espacio, es importante el papel que cumple Conlutas.

¿ Cómo analiza la degeneración del gobierno Lula y el PT?

Petras – Es un proceso. En primer lugar, remonta a toda la trayectoria del PT a partir del final de los años 80, una orientación electoral-institucional. Con los avances electorales, ocupando cargos en el gobierno, profundizó las alianzas con los partidos burgueses y comienzan a negociar con los sectores económicos dominantes. Frente a eso, se mantienen pendulando entre su apoyo popular, de los trabajadores urbanos y rurales, y las negociaciones que articulan los partidos y fracciones burguesas.

Ese proceso de intentar equlibrar las dos cosas tiene como resultado políticas socialdemócratas con un discurso radical. Esta correlación de fuerzas se quebró en la preparación de la campaña de 2002. Ya era evidente que el PT era solamente un partido de la pequeña burguesía, financiado por los banqueros. Para mi no hubo ninguna sorpresa con lo acontecido luego de 2002. A partir de allí, el gobierno rompe esa composición socialdemócrata y pasa a hacer una política liberal pro-imperialista, descartando muchos secores de la pequeña burguesía, empleados, pequeños empresarios y, más que nada del campo, los sin tierra. En particular hizo un abandono del sector público, de los funcionarios públicos.

La nueva configuración del poder es un gobierno de derecha, pero con respaldo obrero. No es algo raro. En Inglaterra tenemos la historia de los llamados «laboristas rojos». En Alemania, los demócratas-cristianos controlan sectores importantes de los trabajadores católicos. En Italia es lo mismo. Entonces, hablar de partido de los trabajadores pasa a equivaler a hablar de un partido burgués. No se define ninguna dirección, porque la política asistencialista es común a los gobiernos de derecha. Hace muchos años que los demócratas-cristianos mantienen una clientela en el sur de Italia: en Sicilia, Calabria y todos los lugares agrarios del sur.

En esto discrepo con el PSTU cuando caracteriza a este gobierno de frente popular. No es frente popular. No es por tener apoyo obrero lo que define a un gobierno de frente popular. Es un gobierno burgés y pro-imperialista, en composición, en financiamiento, en trayectoria. En tal sentido, creo que va a profundizar, todavía más, la política derechista en las próximas elecciones. Después del sector público, va a atacar al sector privado: en la previsión social, en los salarios, en los programas sociales. Pienso en la imágen de como se corta un salame: primero el sector público, después otro y otro, y otro. En este contexto, debemos clasificar al gobierno Lula como una gran victoria del imperialismo, cooptanto a los principales organizaciones de masas y reconvirtiendolas en brazos para profundizar las privatizaciones y fortalecer al sector financiero y exportador. Entonces, estamos en esta situación con el gobierno Lula: la reconversión de un partido de izquierda, socialdemócrata en un gobierno de derecha dura.

Conlutas propone una crítica a la estructura sindical brasilera y, al contrario de las estructuras sindicales tradicionales, integra a sin tierra, desempleados, sin techo, jubilados, etc. Incorpora a lo que hoy es la clase trabajadora. ¿Cómo ve usted la posibilidad de una alternativa propiamente política?

Petras – Primero, hay una enorme masa de trabajadores en pequeñas empresas, de menos de 20 obreros, que serán severamente golpeados por la nueva ley laboral de Lula, de excluir todos los beneficios de ese sector de la pequeña burguesía empresarial, «liberarlos» de todas esas obligaciones. Esto va a afectar una masa que ocupa casi el 50% de mano de obra del país. A pesar de que no cuenta tanto en el PIB.

La tarea de Conlutas es organizar a esa gran masa. Tenemos mucha experiencia sobre la capacidad de lucha de ese sector (informales) ahora en Estados Unidos. Es el sector más combativo y avanzado que identifican con los latonoamericanos, pero que no son solamente latinoamericanos, sino obreros e inmigrantes que están excluidos de los sindicatos, excluidos de la política, pero que están en la vanguardia de las grandes marchas, boicots, huelgas, etc. En Francia, el amplio sector de la juventud sin empleo está encabezando los más contundentes combates. Y ocurre igual en Italia, en el sur, con los desempleados que se movilizan, también los piqueteros en Argentina. Lo que falta es organizar a todos esos sectores en Brasil. Dicen que es difícil, que son dispersos, que se organizan en otros lugares. Creo que son apenas justificaciones.

Segundo, extenderse a los sectores metalúrgicos, sindicatos que están en luchas internas, contestarias. Creo que es la gran oportunidad cuando Lula comienza a atacar la Previsión Social del sector privado, es el momento de luchar contra los mega-pelegos (burócratas, amarillos) de ese sector.

Tercero, profundizar la conciencia de clase en conjunto y, principalmente, en el sector público, para que tenga una visión más de clase y menos corporativa. Formar escuelas para una formación sindical y clasista. Que no son exactamente la misma cosa. Son esas las perspectivas con la ampliación de la lucha. Construyendo y fortaleciendo el bloque social se puede abrir, en este contexto, una discusión política. Es prematuro ahora lanzar consignas de orden político-práctico, frente al gran desafío de la organización de la lucha y movilización de masas. Está el riesgo de caer en el debate entre pequeños sectores, sin tener una base social involucrada en la movilización.

* Correspondencia de Prensa: Boletín informativo y Red solidaria de la izquierda radical ([email protected])