El Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz respaldó hoy la nacionalización de los hidrocarburos de Bolivia y la comparó con la recuperación de un bien que fue robado. En una concurrida conferencia de prensa en la Cancillería, el economista norteamericano señaló que la medida del gobierno boliviano era necesaria porque la legislación anterior en la […]
El Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz respaldó hoy la nacionalización de los hidrocarburos de Bolivia y la comparó con la recuperación de un bien que fue robado.
En una concurrida conferencia de prensa en la Cancillería, el economista norteamericano señaló que la medida del gobierno boliviano era necesaria porque la legislación anterior en la materia era inconveniente para el país. Agregó en forma reiterada que la nacionalización, decretada el 1 de mayo, se justifica porque Bolivia necesita una retribución justa por sus recursos naturales, que no la estaba recibiendo en la situación anterior. Citó discusiones sobre el carácter de nacionalización del decreto boliviano, y señaló que si a uno le roban una pintura y después la recupera, no está nacionalizándola, sino restituyendo su patrimonio. Explicó que el gobierno no le ha quitado propiedad ni derecho alguno a las empresas afectadas, pues los contratos que las cobijaban no eran legales, en vista de no haber sido aprobados por el Congreso.
Stiglitz, quien llegó ayer a La Paz, fue declarado hoy Doctor Honoris Causa por las universidades estatales de San Andrés de La Paz y del vecino municipio de El Alto.
Ante otras preguntas, sugirió al Ejecutivo boliviano avanzar con sus políticas en otras áreas económicas como la minería; atender los temas sociales, como la educación y la salud, y hacer transparentes los ingresos de los hidrocarburos, para que el pueblo sepa en qué se utilizan.
El economista estadounidense fue consultado también sobre las posibilidades de éxito del proceso de transformaciones que desarrolla el presidente Evo Morales, quien lo recibió ayer en su despacho y le dispensa un trato de alto nivel.
Señaló que el modelo económico (neoliberal) anterior ha fracasado aquí, pese a que Bolivia fue uno de los mejores alumnos del esquema dictado por el Consenso de Washington, considerado un proyecto hegemónico wen los órdenes económico e ideológico.
Añadio que este país aplicó todas las recomendaciones que le hicieron, sufrió todos los dolores de esas medidas, pero no recibió ningún beneficio, lo que hace evidente la necesidad de cambiar el modelo.
En ese contexto, añadió Stiglitz, el gobierno de Morales enfrenta los problemas y plantea soluciones, como la nacionalización, la cual, insistió, se justifica por la necesidad de una justa retribución por los hidrocarburos.
Sobre los tratados de libre comercio (TLC) que promueve Estados Unidos, dijo que la mayoría de los economistas académicos considera que tienen efectos negativos y no son justos para los países latinoamericanos.
Refirió haber conocido por ex negociadores de esos acuerdos, que no son negociados, sino impuestos a las naciones de la región, pues la otra parte (Estados Unidos), establece los términos y las naciones latinoamericanas tienen que aceptar. Los TLC, prosiguió, tienen además costos sociales elevados, como la pérdida del acceso de la población a los medicamentos, sujetos a normas de propiedad intelectual impuestas por los tratados.
Muchos países firman los TLC con la esperanza de mejorar su comercio y recibir más inversiones, lo que no ha sucedido, por ejemplo, con el TLC entre México, Estados Unidos y Canadá, pues el desnivel entre el primero y los otros dos socios es ahora más grande.
Se refirió por otra parte a la crisis del Fondo Monetario Internacional (FMI), expresada en el fracaso de sus políticas en diversas regiones del mundo y en el creciente número de países que, mediante el pago de sus deudas, buscan dejar de depender de ese organismo.