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Entrevista a Lars von Trier

«Hace falta cierto nivel de cinismo para sobrevivir»

Fuentes: revista chc/DDOOSS

¿Puede hablarnos de la segunda parte de su trilogía acerca de Estados Unidos y de la nueva Grace que encontramos en Manderlay? Es obvio que la actriz que interpreta a Grace influye en el personaje. Escribí el guión pensando en Nicole Kidman. Al no estar ella, el personaje tuvo que cambiar con la actriz. Por […]

¿Puede hablarnos de la segunda parte de su trilogía acerca de Estados Unidos y de la nueva Grace que encontramos en Manderlay?
Es obvio que la actriz que interpreta a Grace influye en el personaje. Escribí el guión pensando en Nicole Kidman. Al no estar ella, el personaje tuvo que cambiar con la actriz. Por ejemplo, me parece genial que sea tan joven porque la testarudez del personaje es más creíble, también su ingenuidad, aunque todas mis heroínas son unas ingenuas.

¿Además de decididas?
Desde luego, eso no es nada nuevo.

Es una fábula…
Sí, lo es.

Grace lleva el mismo traje de noche en «Manderlay» que en «Dogville», ¿significa eso que quiere que veamos a la misma Grace a pesar de que Nicole Kidman y Bryce Dallas Howard no se parecen en nada?
Sí, es la misma Grace, aunque su «gestalt» sea diferente. Es otra versión de la misma Grace.

La Grace de «Manderlay» no tiene las mismas reacciones, es mucho más activa. En «Dogville», Grace lo anotaba todo, pero no intervenía hasta el final.
Sí, pero puedo seguir el desarrollo de la primera Grace en ésta. Mi idea es hacer una trilogía con un desarrollo continuo basado en el personaje de Grace. Al final de «Dogville», tiene cierto poder y anuncia que lo utilizará para hacer del mundo un sitio mejor.

¿Eso hace en «Manderlay»?
Bueno, ninguno de mis personajes ha conseguido mejorar algo. Pero lo intenta y cree sinceramente en lo que hace.

Si comparo a la Grace de «Manderlay» con George W. Bush y la invasión de Irak, tienen un común denominador: si la democracia no llega por sí sola, más vale implantarla a la fuerza, ¿qué me dice?
Sí, está claro, la comparación es factible. Se pueden decir muchas cosas de Bush, ¿pero no cree que es sincero y que cree en lo que hace? ¿Por qué iba a engañarnos Bush? Está convencido de que así todo irá mejor. No me cabe la menor duda de que lo cree. Grace también lo cree, desde luego.

¿Qué mensaje quiere transmitir con «Manderlay»?
No sé, siempre es la misma historia. Para mí hay una novedad en «Manderlay», otras razas, y eso me gusta. En Dinamarca siempre decimos que no hay problemas de racismo, pero no había negros cuando yo era niño, excepto algún músico de jazz. Desde entonces, el racismo ha alzado su fea cara y es posible que «Manderlay» también se refiera a la Dinamarca actual.

La trama se basa en dos cosas. En el prefacio de un autor francés para La historia de O acerca de unos esclavos liberados que se morían de hambre y querían volver con su amo porque al menos comerían algo. Cuando él se negó, le mataron. Esta alegre historieta me fascinó. Y también me inspiré en las fotos y conferencias de Jacob Holdt acerca de Estados Unidos.

¿No tuvo ganas de…?
¿Enseñar algo al espectador? No lo sé. Puede describirse como una comedia moral, desde luego. Pero también espero que sea ambigua, sobre todo el final. Siempre puedo cubrirme las espaldas con la ambigüedad.

¿Por qué no hay nadie realmente bueno en «Manderlay»? No hay ni héroes ni heroínas.
La única sería Mam, en todo caso. Hacia el final, casi se convierte en heroína, ¿no cree? Grace debería serlo, pero lo estropea todo siendo tan estúpida e idealista. Le falta pragmatismo político, sólo es estúpida e idealista. Y demasiado emocional. No se puede ser así en la vida política, no se llega a ninguna parte.

¿No debemos ser así en la vida real?
¿Emocionales? Sí, claro. Pero tampoco lleva a ninguna parte, no funciona.

¿Significa que debemos hacer uso del cinismo?
Sí, si somos humanos pensantes. Hace falta cierto nivel de cinismo para sobrevivir. Estoy en plena terapia contra la ansiedad. La teoría es que el cerebro filtra las sensaciones sensoriales porque no son muy importantes.

Hay un reducido grupo de personas, compuesto por desquiciados y por medios desquiciados con tendencias artísticas, cuyo filtro no funciona del todo bien. En otras palabras, su filtro no retiene todo lo que carece de interés para la vida humana. A menudo interesan a la gente que tiene buenos filtros porque les abren los ojos a cosas que no ven. Pero estos artistas, en general, no son personas felices. Si el filtro no funciona bien, no es posible existir correctamente como ser humano.

¿Cómo se sintió durante el rodaje?
La ansiedad me comía durante el rodaje, pero es verdad que no era el mismo reto profesional que en «Dogville». En parte porque fue increíblemente fácil trabajar con Bryce. También lo fue con Nicole porque es una gran profesional y trabaja duro. Pero Bryce también trabaja duro, y aunque no era su primer largo, era su «semi estreno».

¿Obtuvo otro tipo de reacción con Nicole Kidman?
Sí, desde luego. Las reacciones de Nicole proceden de la experiencia. Bryce aún no tiene experiencia, pero ya sabía lo que era. Trabajé con Emily Watson al principio de su carrera. Es agradable. Y si no se consigue la misma reacción que con alguien experimentado, hay que generarla como sea para acabar el trabajo.

Además, no se preocupe, seguiré alzando el listón como siempre. Si no lo alzo para algo, lo haré para otra cosa. Lo alzaré hasta el mismo cielo. Siempre lo alzo, pero no siempre se nota en la película. A veces, lo alzo para temas personales, otras, para temas profesionales. Pero siempre está muy arriba, eso seguro.

No creo que haya estado desocupado. Quizá lo estuve un poco con «Manderlay» porque el guión estaba más comprimido y muy bien cortado. «Dogville» se estiraba más. Esta historia es más compacta, ¿verdad?

La trama de «Manderlay» es más dramática y provocativa, pero en «Dogville» se pasaba del cariño a la mayor maldad en una décima de segundo; una mirada de Nicole Kidman contenía diez capas de emociones y, siempre, justo debajo de la superficie, se notaba el dolor, la ambigüedad y la inseguridad.
Supongo que sí. Sé a lo que se refiere, pero me cuesta analizar cómo lo conseguí. Es posible que rodar «Manderlay» fuera menos doloroso. Pero una película con un rodaje muy doloroso fue «Bailar en la oscuridad». Allí había más de una persona poniendo el listón muy alto, ¿no cree?

Todavía me conmueve recordar la interpretación de Björk.
A mí también, aunque quizá no por las mismas razones. Reconozco que he tenido mucha suerte con los actores que he escogido. Todos me dieron mucho. Bryce también, muchísimo. Tiene talento, desde luego. Todos han sido muy, muy generosos. Björk, durante el rodaje, fue el colmo de la generosidad. Y Nicole… No, no puedo quejarme, mis actores siempre han sido generosos.

Danny Glover dice que una de sus reservas, cuando leyó el guión, era el hecho de que estaba escrito desde el punto de vista de un hombre blanco.
Tiene razón. Lo está, en el sentido de que soy blanco, aunque empecé a sentirme cada vez más negro durante el rodaje porque me lo pasé muy bien con los actores británicos negros. Sí, Danny tiene razón. Es la visión de un blanco. Por otra parte, eso es bueno, ¿no? Nadie dice que ésta sea la única verdad.

¿Nunca se sintió tentado, aunque fuera para ser políticamente correcto, en convertir a uno de los personajes negros en un héroe?
No, nunca he dejado que uno de mis personajes fuera mejor de lo que es, excepto en «Bailar en la oscuridad», quizá. Es una pena que los actores negros sólo puedan hacer papeles de héroes, no se les permite ser humanos. Luchan para obtener eso, «los papeles blancos». Mientras no se les dé papeles blancos, no podrán ser más que héroes y presidentes. Los héroes negros son muy populares en el cine americano.

¿Fue fácil encontrar actores negros en Estados Unidos que accedieran a trabajar en «Manderlay»?
Sí, lo fue. Hablamos con varios. Pensaban que era bueno rodar esta película, pero no se atrevían a aceptar el papel porque sería demasiado explosivo para Estados Unidos. Sobre todo porque la película va más lejos y los negros no sólo hacen papeles de…

¿Típicos papeles estilo Denzel Washington?
Exacto. Descubrimos que Inglaterra y Estados Unidos eran totalmente diferentes en eso. No preocupaba en absoluto a los actores ingleses, hacían chistes, me decían «Sí, bwana» cada mañana. Se lo pasaban muy bien.

Los estadounidenses se lo toman mucho más en serio. La esclavitud es una enorme herida abierta en el flanco de Estados Unidos. Danny tuvo mucho valor al aceptar el papel. Pero no debería ser así. Mi madre era una feminista muy activa, pero estaba en contra de la proporcionalidad. Era de la opinión que ninguna mujer debía ser acusada de haber alcanzado un puesto por su sexo, sino por sus méritos.

Debe ser muy aburrido para un actor hacer siempre el papel de héroe sólo porque es afroamericano. Desde este punto de vista, los papeles en «Manderlay» van un poco más lejos. Además, siempre trato a mis personajes así, no iba a tratar a los negros de forma diferente de los blancos.

La actriz inglesa Llewella Gideon (Victoria) dice que, en su calidad de mujer negra, le pareció problemático que Victoria fuese tan agresiva, y más con sus hijos.
Creo que es problemático para cualquiera ser agresivo con sus hijos, pero es un papel. No deben olvidarlo. Me acerco mucho a los actores. Al trabajar con ellos como trabajo, algunas cosas son más difíciles y otras más fáciles.

Está claro que es más difícil interpretar lo que no está tan bien. El hecho de que azote a sus hijos tiene que ver con la estructura de la película. No quiero revelar más de lo debido, pero me pareció un detalle significativo.

Ya sé que lo pensó mucho, pero, ¿no le da un poco de pena que los ex esclavos escojan la pena de muerte, la solución más primitiva, cuando se les presenta la oportunidad de juzgar a una persona democráticamente?
Sí, pero, ¿no cree que sería así? La democracia debe empezar en alguna parte. Por eso es tan difícil imponer la democracia por la fuerza. Cualquier otro sistema de gobierno puede ser impuesto, ¿verdad?

La democracia es difícil. Lo sabemos por Irak, entre otros. Los pueblos y los países deben aprender a ser democráticos. Es posible que luego pasen a sistemas que aún desconocemos. De momento, creo que la democracia es el sistema que mayor educación requiere por parte del individuo, tanto por parte de los padres como de la sociedad.

También es verdad que mis personajes siempre son un poco más estúpidos que en la vida real. Son tontos aunque están convencidos de que son listos. Da igual que sean blancos o negros, son más tontos que en la realidad. Ya lo sé, debería estar prohibido, pero es la puerta de entrada de la comedia, de la estilización, ¿no?

¿El padre de Grace tiene razón al decirle que no interfiera, que deje a los esclavos vérselas solos con la liberación? ¿O tiene Grace razón al intervenir porque los blancos son culpables, «Les convertimos en lo que son»?
No cabe duda de que los blancos son los opresores. Es curioso que cualquier ciudad de cierta importancia en Estados Unidos tenga un museo del Holocausto, pero que ninguna tenga un museo de la opresión racial que tuvo lugar en el país mismo. Sin embargo, la esclavitud es tan terrible y tan cruel como el Holocausto.

Está claro que «les convertimos en lo que son», pero la película plantea las opciones que tienen ex esclavos en una vida libre. Si la sociedad no está preparada para recibirlos con los brazos abiertos, quizá sea mejor inventar estados intermedios siempre y cuando éstos se desarrollen en la buena dirección.

Por desgracia, la actitud de los ex esclavos en «Manderlay» es muy egoísta. Sólo les importa tener lo mejor. Si todo el mundo piensa así, no se llega a ninguna parte. Es necesario que alguno entre ellos sea solidario y abandere la lucha.

Ahora sólo le queda la última parte de la trilogía, «Wasington».
Sí, estoy en ello, pero no es fácil. Quiero rodarla, tengo cosas que no están mal, ya veremos lo que pasa.

¿Traerá Grace las experiencias de «Manderlay» a «Wasington», tal como hizo de «Dogville» a «Manderlay»?
Ésa es la idea. Espero que acabemos con una Grace más madura. Creo que el personaje se habrá desarrollado.

¿Quizá vuelva a interpretarla Nicole Kidman?
Bueno, hemos hablado de eso. Pero lo más lógico es que las tres Grace sean interpretadas por tres actrices diferentes, ya veremos…

Lars von Trier (Director y guionista)

Nació en 1956, se licenció en la Escuela de Cine de Dinamarca en 1983. En 1991, con Peter Aalbaek, fundó Zentropa Entertainments, actualmente una de las primeras productoras escandinavas.

Su trabajo abarca una amplia gama de estilos que va desde lo más vanguardista a la reinterpretación del género más clásico. Sus primeros trabajos son exploraciones en el plano estilístico que giran alrededor de temas y símbolos que acabarían por tener un papel principal en sus largometrajes.

Puede decirse que es el espíritu que dio vida al reciente éxito de la industria cinematográfica danesa además de haber influido en toda una nueva generación de directores daneses y de muchos otros países, sobre todo por su papel clave en la fundación de Dogma 95.

Asentó su reputación en Dinamarca y en el resto del mundo con la «Trilogía europea». Esta trilogía saca a la luz los traumas de Europa en el futuro y se caracteriza por un estilo muy personal y experimental. Comprende las películas: «El elemento del crimen», «Epidemic» y «Europa (Zentropa)».

Después de rodar esta primera trilogía, dirigió dos producciones para televisión, «Medea» (1998), «El reino I» (1994) y «El reino II» (1997), esta última codirigida con Morten Arnfred. En esta última serie, creó un estilo técnico que permite concentrarse más en la historia y los actores, el primer paso hacia el concepto de Dogma. Está rodada con cámara en mano, ignorando las reglas de la iluminación, de la continuidad y del montaje, consiguiendo imágenes con mucho grano y colores desnaturalizados.

La serie fue todo un éxito de público. Gracias al interés suscitado por «El reino», tanto en Dinamarca como en el extranjero, Lars von Trier y sus dos productores, Peter Aalbaek Jensen y Vibeke Windelov consiguieron la financiación para el siguiente proyecto, «Rompiendo las olas», la primera película de las tres que compondrían la trilogía de «Los corazones rotos».

Esta trilogía se inspiró en una novela infantil muy sentimental que Lars leyó de niño, y cuya heroína siempre estaba dispuesta a sacrificarse por los demás. La trilogía comprende: «Rompiendo las olas», «Los idiotas» y «Bailar en la oscuridad».

En 1995, presentó el manifiesto Dogma 95 y su famoso «Voto de castidad». En 1998, estrenó la primera producción realizada según los mandamientos de Dogma, «Los idiotas».

Todas las películas de Lars von Trier han sido seleccionadas por el Festival de Cannes para la competición oficial. En total, se han llevado siete premios, entre los que destacaremos el Gran Premio del Jurado («Rompiendo las olas») y la Palma de Oro («Bailar en la oscuridad»).

Von Trier ha empezado una tercera trilogía, «América, país de las oportunidades». «Dogville» fue la primera entrega y la segunda es «Manderlay».