Ni productora ni distribuidora, Imágenes Contra el Olvido (www.imagenescontraelolvido.com) es un colectivo de directores europeos y americanos. Un año después de su creación -gestada tras la proyección de algunos de sus trabajos documentales sobre la Guerra Civil en el cine La Enana Marrón, de Madrid-, cuenta ya con 20 cineastas en sus filas, 13 documentales […]
Ni productora ni distribuidora, Imágenes Contra el Olvido (www.imagenescontraelolvido.com) es un colectivo de directores europeos y americanos. Un año después de su creación -gestada tras la proyección de algunos de sus trabajos documentales sobre la Guerra Civil en el cine La Enana Marrón, de Madrid-, cuenta ya con 20 cineastas en sus filas, 13 documentales en su cartel y varias asociaciones y ONG entre sus colaboradores. Su objetivo sigue siendo el mismo: difundir la memoria silenciada de las víctimas de la Guerra Civil y el franquismo. «Pensamos que si nos uníamos y creábamos un ciclo cerrado podríamos mejorar la difusión de los trabajos, con motivo del 70º aniversario del golpe franquista y el 75º de la proclamación de la República», explicó ayer el director austriaco Günter Schwaiger en la Filmoteca Española.
Esta institución acoge desde ayer y hasta el 30 de junio la proyección de los 13 documentales que serán presentados por sus directores. El convoy de los 927, de Montse Armengou y Ricard Belis, se exhibió ayer. Presos del silencio, de Mariana Aguado y Eduardo Montero, y Muerte en el valle, de Christina Hardt, serán proyectados hoy y mañana, respectivamente, en el cine Doré. La semana próxima les llegará el turno a Los héroes nunca mueren, de Jan Arnold (miércoles); Los alzados de La Palma, de David Buete y Cirilo Leal (jueves); Una inmensa prisión, de Carlos Ceacero y Guillermo Carnero (jueves); La columna de los ocho mil, de Ángel Hernández García, Antonio Navarro, Fernando Ramos y Francisco Freire (viernes); La mala muerte, de Fidel Cordero y José Manuel Martín (sábado), y Los niños perdidos del franquismo, de Montse Armengou y Ricard Belis (domingo). El director Javier Corcuera inaugurará la última semana del ciclo el martes 27 con La guerrilla de la memoria, a la que seguirán Santa Cruz, por ejemplo, de Günter Schwaiger y Hermann Peseckas (miércoles 28 de junio); La memoria es vaga, de Katie Halper (29 de junio); y España, última esperanza. Apuntes de una odisea, de Karim Helm y Hermann Peseckas.
El ciclo ha visitado ciudades españolas como Santiago de Compostela, Valladolid, Bilbao o Torrejón y ha sido proyectado en universidades como la Complutense de Madrid o San Luis en Argentina. México DF, León, Barcelona, Nueva York o Los Ángeles se cuentan entre las próximas paradas de estos documentales.
El carácter internacional del colectivo es uno de los rasgos que Schwaiger destacó: «Esto, de alguna manera, subraya la relevancia internacional que tuvo y sigue teniendo la Guerra Civil española. El reconocimiento pendiente a las víctimas que han sufrido el olvido es también un clamor internacional».
Imágenes contra el olvido aspira a que estos documentales sean proyectados por la televisión pública, y pretende promover además otra importante iniciativa: la creación de un archivo audiovisual por parte del Gobierno sobre la historia reciente de España. «Es necesario un fondo documental accesible, porque esta memoria se está perdiendo», reclamó Ricard Belis.
De momento, y para predicar con el ejemplo, el colectivo tiene planeado crear este archivo abierto en la Red. «Quisiéramos abrir el ciclo a más películas y convertirlo en un gran archivo en Internet en el que todo el mundo pueda entrar y montarse sus propios ciclos a partir de las películas», apuntó Schwaiger.
Los directores rechazan el término moda aplicado a la recuperación de la memoria. «Esto es algo que no se puede parar. Vengo de una familia de exiliados. En el documental me enfrento y busco al asesino de mi abuelo. Quiero la verdad con dignidad y justicia, sin venganzas ni odio. Esto no tiene que ver con política sino con derechos humanos. Es un movimiento, no una moda», explicó Christina Hardt.
Para Javier Corcuera, se trata de recomponer de alguna manera «el álbum de fotos» que España ha negado. «Este movimiento tiene que ver con la urgencia de las circunstancias. El silencio ha sido tremendo. Mi documental trata sobre los guerrilleros que continuaron la lucha, uno de los colectivos más olvidados. Aquella experiencia fue muy especial. Esa gente no conoce la palabra derrota».