La reciente Asamblea Mundial de la Salud comenzó con la conmovedora noticia de la muerte del director general de la OMS, y continuó analizando problemas mundiales de salud, como la gripe aviar, los efectos de las patentes sobre la salud pública y la emigración de médicos de países pobres hacia los ricos. Ministros y altos […]
La reciente Asamblea Mundial de la Salud comenzó con la conmovedora noticia de la muerte del director general de la OMS, y continuó analizando problemas mundiales de salud, como la gripe aviar, los efectos de las patentes sobre la salud pública y la emigración de médicos de países pobres hacia los ricos.
Ministros y altos funcionarios de salud analizaron una amplia variedad de problemas sanitarios en la reciente Asamblea Mundial de la Salud, el órgano de gobierno de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que se reúne cada año en Ginebra. La Asamblea comenzó en tono solemne en la mañana del 22 de mayo, con la conmovedora noticia de que el director general de la OMS, Dr. Lee Jong Wook, había fallecido sólo dos horas antes, tras una intervención quirúrgica para extirparle un coágulo cerebral.
Lee, de nacionalidad coreana, era director general de la OMS desde julio de 2003 y había trabajado para la organización durante 23 años, incluso en su programa contra la tuberculosis. «Es una noticia muy triste», declaró la ministra de Salud española al comienzo de la Asamblea. «El Dr. Lee era una persona excepcional y un director general excepcional», agregó.
El proceso de elección de un nuevo director general comenzará pronto, y ya se están manejando nombres para la sustitución.
Cuando comenzó la Asamblea, funcionarios de la OMS informaron que la muerte de seis miembros de una familia en Indonesia pudo deberse a la transmisión de la gripe aviar entre humanos. Los funcionarios se mostraron cautelosos y dijeron que la transmisión de humano a humano no podía confirmarse, pero tampoco descartarse.
Los expertos temen una pandemia si se genera una cepa del virus transmisible entre humanos. Hasta ahora, las víctimas de la enfermedad la han contraído por contacto con aves de corral.
Las cuestiones discutidas en relación con la gripe aviar incluyeron el grado de preparación de los países para hacer frente a una epidemia, la falta de disponibilidad de vacunas, si la necesidad de acumular medicamentos ha sido exagerada o no y si el fármaco recomendado para tratar el virus realmente daba resultado.
Una gran preocupación de la Asamblea fue el efecto de las patentes sobre el costo de los medicamentos. En particular, muchos gobiernos manifestaron su oposición a las disposiciones de tratados comerciales bilaterales que les impiden poner fármacos genéricos a disposición del público mediante licencias obligatorias y el uso de datos de seguridad suministrados por empresas que producen medicamentos de marca.
La principal decisión de la Asamblea fue establecer un grupo de trabajo de la OMS para elaborar una estrategia y plan de acción mundiales a fin de realizar un seguimiento de las recomendaciones de una comisión de la OMS sobre propiedad intelectual y salud, cuyo informe fue lanzado recientemente.
La resolución que estableció el grupo de trabajo señaló que el sistema de patentes no contemplaba la necesidad de desarrollar nuevos fármacos para combatir enfermedades que afectan especialmente a países en desarrollo. El grupo propondrá formas de lograr recursos y las bases de investigación y desarrollo relativas a enfermedades que afectan a países en desarrollo.
Hoy en día, la mayor parte de la investigación se concentra en los fármacos que se venden en países industrializados, mientras que se destinan muy pocos fondos al desarrollo de nuevas vacunas, herramientas de diagnóstico y medicamentos como el sida, la malaria y la tuberculosis, que matan a millones de personas en el mundo en desarrollo.
El nuevo grupo de trabajo debe proponer un plan de acción para corregir esta situación, incluso sugiriendo cómo abordar los efectos de las patentes sobre los precios y la disponibilidad de productos de salud.
Otro asunto tratado fue qué hacer con las reservas del virus variólico conservadas en dos centros de Estados Unidos y Rusia, bajo supervisión de la OMS.
Hace varias décadas, cuando la viruela se declaró erradicada, la Asamblea Mundial de la Salud autorizó a ambos centros a mantener reservas del peligroso virus, con el plan de destruirlos por completo en pocos años.
Sin embargo, han vencido varios plazos para la destrucción de las reservas pero éstas permanecen, y recientemente Estados Unidos propuso ampliar las investigaciones, incluso con experimentos de ingeniería genética del virus. Esto generó preocupaciones de seguridad en muchos gobiernos.
En la reciente reunión, muchos países reclamaron un nuevo plazo para destruir las reservas, pero Estados Unidos y Rusia se opusieron. Las propuestas para limitar y controlar la investigación tampoco resultaron aceptables para Estados Unidos.
Como resultado, la Asamblea no pudo alcanzar un acuerdo sobre cómo abordar este asunto, y lo derivó a la junta de la OMS para mayores discusiones.
Muchos países, en especial de África, destacaron el problema de la emigración de médicos y enfermeros hacia países ricos, después de recibir una costosa formación en sus países de origen. Esto ha diezmado la fuerza de trabajadores de la salud en países en desarrollo y colocado una carga más pesada sobre el personal que queda y el sistema de salud en general.
Algunos países reclamaron una compensación de los países que reciben el personal médico, así como políticas éticas de contratación. Al final se adoptó una tibia resolución que exhorta a los países ricos a ayudar a financiar la formación de médicos en países en desarrollo, para que se puedan atender las necesidades de esos países y a la vez éstos puedan suministrar personal a otros.
Muchos consideraron que esta fue una solución inadecuada, porque sólo tiende a incrementar la formación de médicos y enfermeros en países pobres para que luego emigren hacia países ricos.
Pero otras medidas más directas, como impedir la emigración de personal médico o solicitar compensación a los países de origen que formaron ese personal a un alto costo, se consideran demasiado «delicadas».