Un encuentro con residentes argentinos en España marcó este viernes el fin de la visita a este país del presidente Néstor Kirchner, en la que se constató una gran mejoría en las relaciones políticas, económicas y comerciales de las dos naciones. El presidente de la Cámara Argentina de Comercio, Carlos de la Vega, sintetizó ese […]
Un encuentro con residentes argentinos en España marcó este viernes el fin de la visita a este país del presidente Néstor Kirchner, en la que se constató una gran mejoría en las relaciones políticas, económicas y comerciales de las dos naciones.
El presidente de la Cámara Argentina de Comercio, Carlos de la Vega, sintetizó ese clima positivo señalando que entre los empresarios españoles y argentinos había la sensación de que en esta visita se lograron mejores resultados que en las dos anteriores «tanto en el contenido como en el tono de las conversaciones».
En su primer viaje en 2003 Kirchner acusó a los empresarios españoles de «hipócritas» pues «cualquiera sabía lo que podía ocurrir en la Argentina» antes de que se produjera la crisis económica y social de fines de 2001. También afirmó entonces que la transnacional petrolera española Repsol-YPF extorsionó a su país al anunciar que revisaría sus inversiones en ese territorio a consecuencia de las medidas dispuestas por su gobierno.
Las duras palabras pronunciadas en una reunión con empresarios llevaron a que José María Cuevas, presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales, le respondiera: «Usted nos ha puesto a parir, señor presidente».
El clima ha cambiado. Una prueba fue el anuncio de la petrolera Repsol-YPF. Su presidente, Antonio Brufau, y el ministro de Planificación de Argentina, Julio de Vido, dejaron la comida que compartían con el jefe del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero y con Kirchner y, en improvisado encuentro con periodistas, hicieron un anuncio trascendente.
Entre 2007 y 2009 Repsol-YPF invertirá en Argentina 4.600 millones de dólares, que sumados a las inversiones previstas para 2005 y el año en curso elevan los montos totales a 9.000 millones en cuatro años, unos 2.000 millones más de los previamente comprometidos.
Brufau afirmó luego en un comunicado que «la economía argentina ha superado ya los devastadores efectos de la última crisis económica, lo que constituye un éxito de la gestión del presidente» Kirchner.
El comunicado es muy optimista, pues subraya que «la recuperación de la economía argentina, el mejor clima de confianza en los negocios y el aumento de la inversión a partir del ahorro interno consolidan una perspectiva de crecimiento sostenido para los próximos años».
Las nuevas relaciones se reflejaron en sonrisas y gestos amistosos entre los mandatarios, así como en sus reuniones con empresarios y con residentes argentinos.
Por iniciativa de Kirchner, esta vez no se realizó la recepción oficial que los mandatarios visitantes ofrecen en el Palacio de El Pardo –su residencia durante la visita–, pues a la hora en que estaba prevista, la selección argentina de fútbol jugaba un partido en la Copa Mundial de la FIFA 2006, que se celebra en Alemania.
Kirchner y Zapatero cenaron juntos y miraron la competencia por televisión.
En rueda de prensa, el mandatario argentino obsequió a Zapatero con una camiseta de la selección de su país.
Kirchner propuso a Madrid un mayor respaldo a las negociaciones de integración comercial entre su país y la Unión Europea, ya que en América, «quien tendría que cumplir ese rol de integración no lo cumple», pues «Estados Unidos nos ofrece procesos de integración que no son beneficiosos para nuestros pueblos».
Zapatero también mostró optimismo. «La Argentina ha vuelto, nosotros la esperábamos». Ambos gobernantes resolvieron la firma de un Plan de Asociación Estratégica, similar al que España ha suscrito con Chile, México, Brasil y China, que no determina acciones específicas, sino el compromiso de consultas y acuerdos políticos al más alto nivel.
Pero empresarios españoles que no quisieron dar sus nombres afirman que todavía hay reticencias del gobierno español a colaborar con Argentina, a la espera de que se revisen los contratos con firmas de este país europeo que fueron suspendidos cuando la crisis económica llevó a la devaluación del peso argentino y al fin de paridad entre éste y el dólar.
Por entonces, las autoridades argentinas congelaron las tarifas de los servicios públicos, muchos de ellos en manos de compañías españolas.
En rueda de prensa en la que se permitieron solo dos preguntas a cada mandatario, Kirchner sostuvo que «no hay empresario que no reclame aumento de tarifas, pero es una discusión de intereses que lleva tiempo. Hay que avanzar paso por paso, con racionalidad».
Horas antes, en el Congreso de los Diputados, el mandatario había dicho que no se estaba discutiendo de tarifas «sino de renegociación de contratos y de cumplimiento de inversiones». En todo caso, las empresas españolas siguen ganando dinero y pueden crecer mucho más, pero adaptando sus urgencias a las necesidades de Argentina, agregó.
Más entusiasta se mostró Zapatero, quien afirmó que las empresas españolas «van a seguir comprometidas con Argentina», pues «España está segura del progreso económico y social de ese país. El camino de la recuperación no tiene vuelta atrás».