Las principales consultoras coincidieron en que el presidente accedería a otro período de Gobierno sin mayores sobresaltos. Aunque algunos piensan que las distancias finales serán amplias, no faltan los que pronostican una segunda vuelta. En medio de un clima electoral que, definitivamente ganó las calles, el electorado brasileño se prepara para elegir un Presidente, los […]
Las principales consultoras coincidieron en que el presidente accedería a otro período de Gobierno sin mayores sobresaltos. Aunque algunos piensan que las distancias finales serán amplias, no faltan los que pronostican una segunda vuelta.
En medio de un clima electoral que, definitivamente ganó las calles, el electorado brasileño se prepara para elegir un Presidente, los Gobernadores de los 27 Estados, Senadores y Diputados nacionales. Las principales consultoras de intención de voto coinciden que Luiz Inacio Lula Da Silva será reconfirmado en su cargo en primera vuelta, relegando al candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), Geraldo Alckmin.
Según los sondeos realizados por los institutos estadísticos Datafolha e Ibope, Lula Da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT), aparece con el 49 por ciento de intención de voto. Esas cifras, corresponderían, en promedio al 53 por ciento de los votos validos -sin contar blanco ni nulos-, lo que le estaría dando al Presidente la mayoría simple y la victoria en primera vuelta.
En tanto, Datafolha trasmitió que Alckmin llega al 33 por ciento, Heloisa Helena, del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), al 8 y Cristovam Buarque al 2. Para los mismos postulantes, Ibope sólo disintió en otorgarle 32 por ciento al abanderado del PSDB.
El reverso de estos datos, inalterables si tiene en cuenta la inminencia de la definición, es la actitud de oposición explícita que han tomado los principales medios gráficos del país. El paquete incluye diarios y revistas.
Cuando la semana pasado, el PT pudo salir indemne de una serie de acusaciones sobre compra ilegal de información privada sobre el PSDB, la prensa no realizó una autocrítica sino que profundizó su postura acusadora. La revista Veja sostuvo que «una vez más, petistas muy próximos al presidente Lula se envuelven en actos criminosos».
Sobre esa situación, los analistas políticos y los principales editores gráficos dividen sus opiniones entre quienes creen que ese escenarios será mucho más favorable a Lula Da Silva; y aquellos que aseguran que será necesaria una segunda vuelta.
En cuanto a las acciones de campaña en este tramo final, miles de militantes salieron a las calles para convencer a los indecisos de que no tiren ese voto a la basura y se lo den alguien que lo use.
Los del PT se lanzaron vestidos con las ya clásicas remeras rojas con la estrella blanca a agitar banderas y a desplegar pancartas con el nombre de Lula Da Silva.
Los del PSDB eligieron el color amarillo y la abundancia de folletería y calcomanías para hacerse ver. El método era conversar con la gente y entregarle todo el material proselitista en la mano. Los partidos más pequeños o que no llevan nombres a las disputas de los cargos ejecutivos, simplificaron la cuestión empapelando una camioneta 4×4.
Por otra parte, el escenario que se le presenta un tanto complicado a Lula Da Silva, con vistas a un posible segundo mandato, es el de la elección a Gobernador. El PT no gana en los colegios electorales más grandes.
En San Pablo, el PSDB, con José Serra como propuesta, aventaja al petista Aloizio Mercadante por el 51 por ciento al 21, según Datafolha.
Serra, a quien Lula Da Silva venció en la segunda vuelta del 27 de octubre del 2002, dejó la alcaldía de la ciudad de San Pablo -el estado más poblado del país- para dedicarse de lleno a la campaña; pero hasta último momento compitió con Alckmin para ver cuál de los dos sería el presidenciable de la fuerza.
Por eso, no son poco los que opinan que Serra hubiese resultado una oposición mucho más fuerte. Él, a diferencia de Alckmin, es conocido en todo el país y tiene un perfil más carismático.