Una de las cosas que planteó Rafael Ramírez, ministro de Energía y Petróleo y presidente de Petróleos de Venezuela S.A., al comentar el video que sacó a la luz pública el dirigente opositor Gerardo Blyde, en el que el propio Ramírez rompe lanzas a favor del presidente Chávez, es que el proceso electoral del próximo […]
Una de las cosas que planteó Rafael Ramírez, ministro de Energía y Petróleo y presidente de Petróleos de Venezuela S.A., al comentar el video que sacó a la luz pública el dirigente opositor Gerardo Blyde, en el que el propio Ramírez rompe lanzas a favor del presidente Chávez, es que el proceso electoral del próximo 3 de diciembre no es una «contienda más». En las urnas se están jugando muchas cosas, «regresar este país a lo que era antes de todos estos acontecimientos es una ilusión que solamente podría llevarse a cabo dándole un baño de sangre a nuestro pueblo». La cosa es de vida o muerte.
La respuesta política que dio el Gobierno después de la derrota del paro petrolero, que dejó como secuela a más de 20.000 petroleros fuera de la industria y fortaleció al Estado como principal agente económico de Venezuela, tiene ahora continuidad, tres años después y en medio de una campaña.
¿Por qué razón? «Es que eso no está resuelto. En primera instancia hay una cantidad de juicios penales pendientes por 14.700 millones de dólares que esta empresa perdió; hay una cantidad de juicios en curso y hay una situación que está muy fresca todavía. Y el hecho de que a partir del momento en que tomamos el control de Pdvsa hemos podido ejecutar una política soberana que está en desarrollo: la única razón por la cual pudimos resolver los convenios operativos, los ajustes de las regalías y el hecho de que podamos finiquitar el tema de la Faja, es porque tenemos una empresa estatal que trabaja al lado del Estado».
La polarización política estalló como una reacción en cadena, pero más allá de lo que pase el 3 de diciembre, de la suerte que se eche a las urnas, Venezuela tiene desafíos y dilemas que enfrentar como uno de los principales países exportadores de petróleo. El fin de la energía fósil como combustible de la economía mundial está a la vuelta de la esquina y el acertijo que tenemos entre manos podría resumirse en el planteamiento que ha hecho el economista Asdrúbal Baptista:
«El petróleo no nos va a desarrollar, pero sin el petróleo no vamos a alcanzar el desarrollo».
¿Un impulso no basta, propiciaremos nuevos y diferentes impulsos?
En 2012 no habrá forma en el mundo de reponer reservas a una tasa superior a las que exhibe el consumo. Habrá petróleo, sin duda, pero a partir de ese año empezará el declive de un recurso no renovable.
¿Pdvsa ha evaluado ese escenario?
Nosotros tenemos un plan de negocios (Siembra Petrolera) que va del 2006 al 2012, que tiene como objetivo garantizar que demos una respuesta al alcance de nuestras posibilidades y participación en el seno de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep) a esa coyuntura.
Se estima que para ese momento habrá una demanda de más de cien millones de barriles de petróleo al día. No creemos que vayan a surgir tecnologías sustitutivas del petróleo en el corto plazo sino que habrá un mercado más asimétrico, en el sentido de que las grandes economías van a consumir más y a capturar todo el petróleo que hay en el mercado, abriendo un abismo cada vez más importante entre los países pobres del planeta y el llamado primer mundo. No hay manera, por ejemplo, de que un buque se desvíe de su ruta hacia Estados Unidos, cuya economía consume 20 millones de barriles día para colocar 500 barriles en un país del Caribe. Nosotros creemos que las grandes economías de los países industrializados tienen un modelo de consumo que es suicida.
Es el caso de Estados Unidos, que está actuando militarmente para hacerse con un recurso que se sabe va a escasear. La guerra de Irak no es más que una conquista petrolera y la agresión contra Venezuela tiene que ver con esa estrategia. Nosotros tenemos un plan de inversiones de 60 mil millones de dólares; que además involucra, en costos y gastos, 70 mil millones de dólares. Vamos a elevar la producción a 5,8 millones de barriles de petróleo y nuestra capacidad de refinación de 3,3 millones a cuatro millones de barriles.
¿Esa inversión se hará exclusivamente en los campos de Pdvsa o incluye las empresas mixtas?
Es un plan para la producción país, que contempla que al menos 70% se haga con recursos propios y el resto con recursos financiados. Tenemos dos tipos de áreas de crecimiento: nuestras áreas tradicionales (Zulia, Barinas y Oriente del país), donde estamos en un esquema de esfuerzo propio y empresas mixtas, después de las migraciones de los convenios operativos. Eso tiene sus propias características; Zulia, por ejemplo, hay que repensarlo todo. Su estructura de producción data de 60 años. Actualmente estamos cambiando hasta la manera de extraer el petróleo. Pero nuestra principal área de crecimiento va a ser la Faja del Orinoco y de ahí la importancia del proyecto Magna Reserva, para cuantificar los 313 mil millones de barriles que hay allí.
Eso lo vamos a hacer para generar una respuesta con empresas privadas. En la Faja haremos una inversión de 15 mil millones de dólares, de los cuales Pdvsa pondrá al menos el 51%.
Si el mecanismo que se va a emplear para extraer el petróleo y llevarlo al consumidor es la inversión, los socios que vengan a Venezuela querrán su tasa de retorno. ¿El Estado propicia el marco para que esa ganancia ocurra?
Creo que sí. En el negocio petrolero si no hay un piso de 30%, el retorno no va; no pasa algo similar con los proyectos de gas o de manufactura. Este negocio es grandes ligas, digamos. Aquí tenemos una gran ventaja en la Faja del Orinoco, donde se localizan las reservas más importantes del planeta y en la que se ha demostrado que se puede extraer petróleo a un costo de producción que no sobrepasa dos dólares el barril. Desde el punto de vista tecnológico, lo que tenemos allí es sumamente exitoso: pasar un crudo de 9 grados AP (petróleo extra pesado) a uno de 34 grados AP (petróleo liviano). Ahí tenemos una certeza exploratoria. No es que las empresas van a ir a mares profundos a ver qué consiguen.
Será un negocio dentro del marco del capitalismo…
Dentro del marco de la legislación venezolana, que es muy claro y establece empresas mixtas con mayoría accionaria de
Pdvsa; establece la regalía de 30%, el impuesto de extracción de 33,33% y el impuesto sobre la renta. Si al privado le conviene hacer negocios bajo ese régimen… bienvenido; si considera que es muy complicado, que se vaya a otro sitio. Estamos buscando socios que se quieran quedar en el país respetando nuestras reglas. Lo digo porque bajo la consideración de que explotar la Faja era muy difícil, aquí se hicieron cosas terribles. Se otorgaron concesiones donde el Estado perdió la mayoría y el antiguo Congreso prohibió que Pdvsa tuviese mayoría. Una cosa sin sentido.
¿Qué se va a hacer con el sector empresarial venezolano? ¿Con el capital nacional?
Hemos dicho que no queremos ser una empresa extractiva y minera. Queremos dar un salto cualitativo. Vamos a apalancar a Pdvsa directamente con las empresas que tienen tejido industrial. De eso siempre se ha hablado. Pero aquí lo vamos a hacer metiéndonos nosotros. ¿Por qué tenemos que seguir alquilando los taladros a las empresas de siempre? El 80% de nuestro presupuesto se va en esa actividad. Hemos firmado un acuerdo con los chinos para fabricar taladros en el país y estamos reservando un porcentaje para el sector privado nacional.
¿Cuántos privados de verdad?
Nosotros queremos que dejen de ser la franquicia de una empresa y se pongan a producir en el país. Pdvsa va a comprar 50 buques para manejar el transporte del 50% de la producción en 2012 y creamos un consorcio con empresas brasileñas; le hemos reservado un porcentaje a los privados nacionales. Les hemos dicho que queremos asociarnos para satisfacer la demanda de tubos (750 mil toneladas en el punto pico del plan); con una inversión de 30 o 40 millones de dólares pueden duplicar su capacidad actual. Vamos a trabajar con ellos si quieren integrarse a un esquema nacional.
Si algo quedó claro en el paro petrolero es que el agente económico más rico de Venezuela es el Estado.
¿No hay un gran desequilibrio entre el poder del Estado y la sociedad civil? ¿El Gobierno tiene un plan para resolver ese desequilibrio?
El Estado venezolano no debe renunciar al control de la actividad económica. Nosotros estamos en la línea de construir el socialismo. Tenemos que ser capaces de planificar nuestra economía y tener los elementos para ello. La renta petrolera nos permite hacer eso. De lo que se trata, finalmente, es de cómo se distribuye la renta petrolera. No el desequilibrio. Creo que en lo fundamental en los últimos 60 o 70 años de explotación petrolera el tema ha sido, precisamente, cómo se distribuye la renta petrolera.
¿Usted diría que el Estado es un puente entre el petróleo y los venezolanos?
Es el único puente posible, porque el Estado representa un interés colectivo, no particular. Si le entregas el sector petrolero a los particulares no hay manera que hagas escuelas bolivarianas, él hará sus colegios privados; o que hagas Barrio Adentro, él hará sus clínicas privadas. No hay manera que un privado te construya un país equilibrado, porque hay cosas que no son rentables desde el punto de vista económico. El Estado venezolano es el único agente que no tiene esos criterios mercantiles.
Pdvsa no ha dado en el clavo para decirle a los venezolanos, a las diferentes audiencias que conforman el país, que la renta petrolera tiene un uso distinto, que tiene otra dirección y otro impulso. Eso es difícil de cuantificar.
No. Yo lo cuantifico. A partir de 2002, la nueva Ley de Hidrocarburos incrementó la regalía que recibíamos; en 2004 se llevó la regalía del 1% a 16 y 2/3 en los proyectos de la Faja; ese año se dio fin a los convenios operativos que no pagaban impuestos ni regalías. Este año se modificó la Ley de Hidrocarburos y se creó el impuesto de extracción y llevamos la faja a 33,3% como Pdvsa.
Restablecimos el ingreso fiscal petrolero.
Eso ha significado en 2002 ingresos adicionales de 26 mil millones de dólares para el Estado.
Si el presidente Chávez no hubiese hecho eso, esos recursos se hubiesen ido al exterior como ocurría en el pasado. No sólo se trataba de desmejorar el precio del petróleo, que era muy importante, sino de capturar el máximo de la renta. Queremos llevar la participación del Estado por cada barril de petróleo a 66% (actualmente es de 60%). Ese dinero se quedó en el Estado y ha sido la única manera en que hemos podido recapitalizar el país.
REGISTRO VERBAL
Pdvsa ha destinado, entre 2004 y 2005, 10 mil millones de dólares para apuntalar el sector productivo nacional no petrolero.
Se han creado mecanismos de financiamiento -el Fonden, entre otros- donde se han invertido $4.000 millones.
«El Metro a Los Teques, el tren a los Valles del Tuy, la autopista, todo eso ha salido de allí», sostiene Rafael Ramírez. De lo contrario, «hubiésemos tenido que llegar a un acuerdo con el FMI, pero ya advertimos que no aceptamos sus condiciones». ¿Que la gente ha percibido que la renta petrolera tiene otro destino?
«Yo puedo hablar», agrega Ramírez, «por 700 mil estudiantes de la Misión Ribas, por los 400 estudiantes graduados; por un país que está movilizado y ha recuperado su autoestima».
Felipe González, ex presidente del gobierno español, declaró que el gasoducto entre Venezuela y Argentina no tenía viabilidad económica y por tanto era un proyecto irrealizable. «A Felipe yo lo respeto mucho, pero no sabía que supiera de estos temas técnicos.
Nosotros tenemos el acompañamiento técnico de la empresa de gas rusa Gasprom, la más grande en el mundo y que hizo todos los gasoductos desde Siberia hasta Italia.
Si ves el mapa de Norteamérica ves gasoductos que van desde Canadá al Golfo de México.
Ahora, ¿quién dijo que íbamos a tener un tubo gigantesco fabricando tubos aquí?
Eso tiene sus etapas. Pensamos llegar primero a Fortaleza, allí empiezas a generar un ingreso, una actividad; luego vamos a Pernambuco y avanzamos progresivamente.
Lo más importante para estos proyectos, más que las dificultades técnicas o económicas, que no las veo, es el acuerdo político que se logró». Se trata de la irrigación energética del Mercosur.