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Brasil

Gobierno cambia deuda externa por interna: ¿buen negocio?

Fuentes: Choike

Desde finales de 2005, el gobierno de Brasil comenzó a pagar en forma anticipada parte de la deuda externa. En diciembre de 2005, pagó U$S 15.500 millones al FMI, al inicio de 2006 también eliminó la deuda con el Club de París (asociación de los gobiernos acreedores) pagando U$S 1.800 millones, además pagó U$S 6.640 […]

Desde finales de 2005, el gobierno de Brasil comenzó a pagar en forma anticipada parte de la deuda externa. En diciembre de 2005, pagó U$S 15.500 millones al FMI, al inicio de 2006 también eliminó la deuda con el Club de París (asociación de los gobiernos acreedores) pagando U$S 1.800 millones, además pagó U$S 6.640 millones por el rescate anticipado de títulos «Brady». Recientemente, el gobierno anunció que pagará en forma anticipada más títulos de deuda externa, operaciones estas que sumarán U$S 20.000 millones en 2006.

El gobierno ha hecho estos pagos anticipados para publicitar que nuestra vulnerabilidad externa estaría terminada. Pero la realidad está bien lejos de este anuncio. En primer lugar, estos pagos anticipados constituyen una pequeña parte de la deuda externa.

En segundo luhar, el gobierno continua emitiendo títulos de deuda externa, y a tasas de interés más altas que los títulos pagados anticipadamente. Mientras que los intereses del FMI eran de cerca de 4 por ciento al año, y los de los «Bradies» 5.7 por ciento, los intereses de los U$S 14.300 millones de títulos emitidos desde enero de 2005 tenían en promedio intereses de 8.5 por ciento al año.

Agravando la situación, todos los nuevos títulos de la deuda externa emitidos a partir de 2003 traen consigo la «Cláusula de Acción Colectiva» (CAC). Esta cláusula transfiere para el Foro de Nueva York la resolución de cualquier controversia sobre la deuda, lo que representa una renuncia a la soberanía nacional. La CAC también permite que sólo los mayores acreedores (que detentan el 85 por ciento de la deuda) impongan su voluntad en una eventual renegociación de la deuda, lo que concentra el poder en pocos acreedores.

En tercer lugar, estos pagos anticipados representan, en verdad, un cambio de deuda externa por deuda «interna», que posee los intereses más altos del mundo y plazos muy cortos. Para disponer de dólares para pagar anticipadamente la deuda externa, el Banco Central (BC) ha comprado dólares en el mercado. Pero cuando el BC compra dólares, inyecta reales (moneda local) en la economía, lo que, en la visión del gobierno, genera inflación. De esta manera, para retirar este exceso de reales de la economía, el gobierno emite títulos de deuda «interna», por igual valor. Desde octubre de 2005 a julio de 2006, el Banco Central compró U$S 30.000 millones, lo que significó una emisión de cerca de R$ 66.000 millones de títulos de deuda interna (considerando un tipo de cambio de R$ 2,2 por dólar). Es por esto que la deuda interna presenta un crecimiento explosivo, habiendo crecido R$ 107.000 millones sólo en los primeros siete meses de 2006.

Considerando que estos R$ 66.000 millones de títulos son pagados a una tasa de interés Selic, estas operaciones significan un costo anual de cerca de R$ 10.000 millones, es decir, dos veces y media todo el gasto de la reforma agraria en 2005.

Otro artificio oneroso que el gobierno ha utilizado para publicitar una supuesta reducción de vulnerabilidad externa es la llamada «operación de canje inverso», hecha por el Banco Central. El nombre de la operación es complicado, pero el prinicipio de ella es bastante simple. Con estas operaciones, el gobierno cambia deuda interna indexada al dólar por deuda interna indexada al interés más alto del mundo. Es todo lo que los inversores extranjeros quieren, pues en estas operaciones, si el dólar cae, ellos ganan la variación del dólar, más los intereses! Como el dólar ha caido (como resultado de la especulación financiera internacional para ganar los intereses brasileros) esas operaciones son el paraíso de los especuladores. ¿Y quién paga?

La respuesta a esta pregunta puede ser encontrada en perjuicio del Banco Central en el primer semestre de 2006: nada menos que R$ 12.500 millones, es decir, más del doble de los gastos federales en educación en el mismo período! Contribuirán para este perjuicio las operaciones de canje, que actualmente suman más de R$ 30.000 millones. Todos estos perjuicios causados a los cofres públicos merecen una profunda auditoría.

En suma: el argumento del gobierno de reducción de la vulnerabilidad externa no se sustenta. Esto porque la deuda «interna» produce hasta más vulnerabilidad que la deuda externa. Con la participación diaria de inversores extranjeros en el mercado de deuda «interna» (para ganar fácil con los mayores intereses del mundo), cualquier crisis internacional de estos inversores provocan fugas de capitales y grandes oscilaciones en el tipo de cambio como se observó en el episodio de suba de intereses norteamericanos en mayo.

En suma: no es posible hablar del «fin de la vulnerabilidad externa» sin el establecimiento de controles sobre el flujo de capitales, sea de deuda externa, interna o cualquier tipo de inversión.

Este artículo fue publicado originalmente por la Auditoría Ciudadana de la Deuda – Brasil, Red Jubileo Sur Brasil, Boletín Nº15 (en portugués)