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Oxfam denuncia que la política comercial de EEUU y de la UE condena a la pobreza a los países del Sur

Fuentes: Rebelión

El informe «Nuestro futuro por la borda» alerta que la falta de oportunidades económicas produce fuga de cerebros en los países pobres Los tratados comerciales bilaterales que los EEUU y la Unión Europea están negociando con los países pobres amenazan seriamente las economías nacionales de estos países, entre los que se encuentran algunos de los […]

El informe «Nuestro futuro por la borda» alerta que la falta de oportunidades económicas produce fuga de cerebros en los países pobres

Los tratados comerciales bilaterales que los EEUU y la Unión Europea están negociando con los países pobres amenazan seriamente las economías nacionales de estos países, entre los que se encuentran algunos de los más pobres del mundo. De hecho, los países ricos aprovechan estos tratados para obtener concesiones que no habrían podido conseguir en el contexto multilateral de la Organización Mundial del Comercio. Esta es una de las principales conclusiones que se desprende del informe «Nuestro futuro por la borda», que Oxfam Internacional ha hecho público hoy.

Los tratados establecen una relación asimétrica e injusta: fuerzan la apertura de los mercados de los países del Sur a las mercancías, servicios e inversiones del Norte casi sin gravarles aranceles. Ariane Arpa, directora general de Intermón Oxfam (Oxfam Internacional en España), ha denunciado que los acuerdos «permiten a los países ricos mantener los subsidios a sus productos agrícolas, hacer dumping y a la vez dificultar a los países pobres el acceso a los mercados del Norte, lo que es muy injusto.»

Unos cálculos de impacto recientemente publicados por la Comisión Europea estiman que la liberalización en África Occidental en el marco de estos tratados llevará a un repentino aumento de las importaciones: 16% de cebollas, 15% de patatas, 17% de vacuno y 18% de carne de ave. Puesto que el 70% de la población más pobre del mundo vive en zonas rurales y depende en gran medida de la producción agrícola para su subsistencia, estos tratados amenazan con empobrecerles aún más, circunstancia que puede hacer incrementar los flujos migratorios hacia el Norte.

Según Paloma Escudero, responsable de la campaña Comercio con Justicia, estos acuerdos «exigen una liberalización mucho más rápida y reglas de la propiedad intelectual más estrictas que en la OMC. Les quitan a los países en desarrollo el derecho a dirigir sus economías y amenazan su capacidad de proteger a la población más pobre y sacarla de la pobreza.»

Sin medicamentos en Perú

En los acuerdos se contempla la aprobación de reglas sobre propiedad intelectual que reducen el acceso de los pobres a los genéricos, los fármacos más baratos. En Perú se espera que como consecuencia de los acuerdos unas 900.000 personas se queden sin acceso a medicamentos. Además se aumenta el precio de las semillas y de otros bienes agrarios poniéndolos fuera del alcance de los pequeños productores. En otro orden de cosas se dificulta el acceso de las empresas de los países en desarrollo a las nuevas tecnologías, puesto que estas dependen de materiales protegidos por las reglas de propiedad intelectual.

En el capítulo de servicios, los acuerdos abogan por la liberalización completa, lo que en la práctica deja fuera de juego a las empresas locales, reduce la competitividad y aumenta el poder de monopolio de las grandes compañías. Por lo que los intereses de los inversores extranjeros acaban pasando por delante del interés público.

Bancos en México

En México el sector financiero fue liberalizado en 1993. Siete años más tarde en el sector bancario la propiedad extranjera había aumentado hasta el 85%, y en el mismo período los préstamos a empresas mexicanas habían caído en picado, del 10% del PIB en 1994 a un mero 0,3% en el 2000. En Bolivia se otorgó la gestión del sistema público del agua a un consorcio de inversores extranjeros, quienes aumentaron las tarifas tanto que en el 2000 las familias pobres bolivianas tenían que gastar una cuarta parte de sus ingresos para pagar el recibo del agua. Y en Brasil la entrada de grandes supermercados y la consolidación de la cadena de suministro provocó que 60.000 pequeños productores de leche tuvieran que abandonar el negocio.

Por último, las nuevas reglas sobre inversiones de muchos de estos acuerdos impiden que los gobiernos de los países en desarrollo puedan exigir a las empresas extranjeras que transfieran tecnología, formen a los trabajadores locales o adquieran los bienes de producción localmente. Bajo estas condiciones, las inversiones extranjeras no establecen vínculos en el país, ni generan empleo de calidad, ni mejoran los salarios, por lo que se intensifican en cambio las desigualdades.

Los países en desarrollo firman estos acuerdos con la esperanza de que aumente la inversión extranjera directa pero no necesariamente es así. Brasil, por ejemplo, es uno de los mayores receptores de inversión directa extranjera sin haber ratificado ni un solo acuerdo de inversión bilateral. Y por el contrario, los países africanos han firmado más de 1.000 acuerdos bilaterales, pero reciben menos del 4% de la inversión directa extranjera global.

Las remesas de los inmigrantes

Las remesas que los inmigrantes envían a sus países de origen superan en muchos casos de largo la inversión directa extranjera. Sin embargo, debe regularse el proceso migratorio puesto que puede producirse una fuga de cerebros, situación especialmente alarmante en el caso de los profesionales de la salud y de la educación, ya que su ausencia mina el desarrollo económico y social.

Además, los inmigrantes siguen llegando a los países desarrollados a través de vías no oficiales, lo que limita la posibilidad de los países emisores de gestionar el flujo. La situación de irregularidad en la que se encuentran los trabajadores inmigrantes hace que no se respeten sus derechos laborales y que trabajen bajo condiciones deplorables.

Más información:
http://www.oxfam.org/es/programs/campaigns/fairtrade/index.htm