Carlo Frabetti nace en Bolonia en 1945, pero lleva viviendo en nuestro país desde los ocho años de edad. Escritor y matemático, tiene publicados más de cincuenta libros. Fue creador y guionista del emblemático programa de TVE «La Bola de Cristal», además de otros muchos programas de televisión. Ha recibido el premio Jaén de Narrativa Infantil y Juvenil por su libro El gran juego en 1998, y acaba de recibir este año el Premio El Barco de Vapor por su libro Calvina. Está traducido a una veintena de idiomas. Es también miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York, presidente de la Asociación Contra la Tortura y miembro fundador de la Alianza de Intelectuales Antiimperialista.
¿Te sientes a gusto escribiendo para la gente menuda? ¿Por qué?
La narrativa misma es un género ligado a la infancia (de las personas y de las sociedades), una primera forma de conocimiento; por eso, cuando se me ocurre una historia, tiendo a contársela preferentemente a los niños y niñas que hoy tienen la edad que yo tenía cuando descubrí el fascinante mundo de los libros y empecé a crecer gracias a ellos. Se podría decir que escribo para los hombres y mujeres de mañana desde el niño de ayer.
¿Qué te preguntan los niños habitualmente cuando visitas los colegios?
Los niños (y sobre todo las niñas, que suelen ser más curiosas e imaginativas) lo preguntan todo, desde lo más previsible a lo más insólito. Pueden preguntarte de pronto, sin venir a cuento, cosas tales como «¿Tienes una gallina?» o «¿Te enrollarías con la mujer de un amigo?». Pero la mayoría de las preguntas giran alrededor del oficio de escribir y de los libros concretos que han leído: de dónde vienen las ideas, cómo se desarrollan, por qué tal o cual personaje hace esto y no lo otro…
¿Son conscientes de que leyendo tus libros tienen que pensar y reflexionar y de que eso es francamente divertido?
En general, a los niños y niñas de 10-12 años les encantan (en el doble sentido del término) las paradojas y los acertijos lógicos. La clave está, creo, en no proponerles tareas y obstáculos, sino juegos y enigmas.
¿Crees realmente que enseñándoles a pensar a través de la literatura, los niños y los jóvenes podrán defenderse mejor del rodillo mediático?
Sin lugar a dudas. La literatura (incluso el mero hecho de leer) estimula la imaginación y ejercita el pensamiento abstracto, nos fortalece frente a la arrolladora corriente embrutecedora del discurso dominante.
¿Cómo combinas la imaginación con la lógica o la fantasía con la ética?
La imaginación y la lógica, en contra de lo que muchos creen, son complementarias, se combinan solas. Y, en cierto modo, la fantasía y la ética también. Construimos otros mundos porque no estamos contentos con este, e imaginar alternativas a la situación actual puede ser un primer paso (aunque no siempre: a veces es pura evasión) hacia la reflexión ética.
¿Se puede considerar el libro como un arma? ¿También los que van dirigidos expresamente a los niños y jóvenes? ¿Pueden ser armas de doble filo?
Los libros son armas cargadas de futuro, como decía Gabriel Celaya de la poesía, y especialmente los dirigidos a los niños, que tienen todo el futuro ante sí. Pueden ser armas de doble filo, por supuesto; pero incluso los libros malos (en ambos sentidos del término) nos obligan, cuando menos, a realizar el fortalecedor ejercicio de la lectura (que para los más jóvenes es especialmente importante).
¿Has tenido algún problema con padres o profesores por tu visión del mundo? Dicho de otra manera, ¿no te han dicho nunca que tus libros no son «políticamente correctos»?
En general, no, aunque algunos han sido calificados de «escabrosos» (pero no por mi visión del mundo, sino por ciertos detalles eróticos o macabros). Se da la paradoja de que estoy en la lista de honor de la Comisión Católica para la Infancia, y algunos de mis libros se han vendido especialmente bien en los colegios religiosos. Y eso se debe, creo, a que me esfuerzo por eludir cualquier forma de indoctrinación o moralina, y los únicos valores que les propongo a los niños son la solidaridad, el diálogo y el respeto a los demás. Y en eso, al menos en teoría, cristianos y marxistas estamos básicamente de acuerdo.
Ya sabes que me leo todo lo que escribes, sean libros para niños, para adultos, o estrictamente políticos, y siempre he valorado tu vocación divulgativa como hombre de ciencias y de letras. En todo lo que escribes se nota tu formación matemática, pero en la literatura que haces para la gente menuda resulta espectacular por todo lo que plantea de misterio y de juego. ¿Cómo consigues hacer atractiva una clase de lógica?
Creo que más bien habría que preguntarse lo contrario: cómo consiguen algunos que una clase de lógica (o de matemáticas) sea aburrida, cuando es lo más divertido del mundo. Supongo que la clave está en que yo mismo me divierto como un enano (nunca mejor dicho).
Hay otro aspecto muy curioso y entrañable en tus personajes: Ulrico es enano pero es grande en sabiduría; el vampiro vegetariano es vampiro pero no se alimenta de sangre; los grumos pueden tener un aspecto raro pero son entrañables; las niñas suelen ser más listas que los niños, y, por último, Calvina ¿es una niña o es un niño?
No lo sé. Soy muy respetuoso con mis personajes, y no les hago ese tipo de preguntas.
Ha llegado el momento de que confieses tus referentes infantiles y de que nos cuentes cómo te han ayudado éstos en tu faceta de escritor.
Mis referentes infantiles son bastante obvios: Alicia, Dorothy (la de El mago de Oz), Campanilla, la pequeña Lulú, Pinocho, Guillermo Brown… Sobre todo Alicia y Lulú, que son los modelos recurrentes de mis protagonistas femeninas. ¿Cómo me han ayudado? Diría que viviendo (o reviviendo) dentro de mí, pasando a formar parte de mi propia personalidad.
Ya se que todos tus personajes tienen algo de ti, pero me gustaría que eligieras el más representativo de tu personalidad. ¿Podría ser el enano Ulrico? Y del libro premiado este año, ¿con cuál te quedarías?
En la medida en que las novelas (tanto para quien las escribe como para quien las lee) son como juegos de rol, yo suelo identificarme, efectivamente, con el enano Ulrico, que aparece en la mayoría de mis libros (también en Calvina), aunque a menudo de incógnito.
Hasta hace poco, casi todos tus libros estaban en Alfaguara, pero últimamente publicas sobre todo en SM los infantiles y en Lengua de Trapo los de adultos. ¿A qué se debe este cambio?
Se da la paradoja de que, siendo el autor con más libros publicados por las editoriales del grupo Prisa (más de veinte títulos entre Alfaguara, Altea y Santillana), he dejado de existir para ese grupo, tanto a nivel mediático como editorial. La razón es obvia, aunque nadie me la haya comunicado oficialmente: mi apoyo a Cuba y a la revolución bolivariana de Venezuela, y, sobre todo, mi denuncia de las vergonzosas campañas contra esos países orquestadas por Prisa y por la pandilla de escritorzuelos apesebrados en su «cuadra» (nunca mejor dicho). Por eso este premio es tan importante para mí en estos momentos, pues Alfaguara constituía mi principal fuente de ingresos y los medios de comunicación de Prisa eran mi vía de promoción, y al «enfriarse» nuestras relaciones me había vuelto casi invisible.