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Mafia de jueces en Miami contra cinco antiterroristas

Fuentes: Rebelión

En innumerables ocasiones se ha afirmado que los cinco luchadores antiterroristas cubanos presos en cárceles norteamericanas fueron sentenciados por un tribunal que los juzgó por sus ideales políticos y no por sus actos los cuales ayudaban a librarse de acciones terroristas no solo a Cuba sino también a Estados Unidos. René González, Antonio Guerrero, Gerardo […]

En innumerables ocasiones se ha afirmado que los cinco luchadores antiterroristas cubanos presos en cárceles norteamericanas fueron sentenciados por un tribunal que los juzgó por sus ideales políticos y no por sus actos los cuales ayudaban a librarse de acciones terroristas no solo a Cuba sino también a Estados Unidos.

René González, Antonio Guerrero, Gerardo Hernández, Ramón Labañino y Fernando González, como se conoce, se infiltraron en grupos derechistas cubanoamericanos, que entre otras muchas acciones enviaron a mercenarios pagados para que pusieran bombas en hoteles turísticos cubanos, una de las cuales provocó la muerte del joven italiano Paulo Di Selmo.

Esos grupos, que han estados activos dentro de Estados Unidos a los largo de las últimas cuatro décadas por el apoyo y la benevolencia de las administraciones norteamericanas, se han vuelto cada vez más agresivos y en su accionar tienen a su haber hechos tan deleznables como la voladura en pleno vuelo de un avión de Cubana de Aviación que costo la vida a sus 73 pasajeros y tripulantes, o el asesinato del ex canciller chileno Orlando Letelier en una céntrica avenida de Washington.

Los cinco luchadores antiterroristas cubanos fueron detenidos en 1998 y durante arbitrarios procesos realizados en Miami con jueces amenazados o pagados por la mafia cubanoamericano fueron sentenciados a largos años y enviados a prisiones de alta seguridad donde son objeto de innumerables maltratos.

Durante una extensa investigación que realicé en Estados Unidos para conocer los verdaderos métodos mediante los cuales un grupo de cubanoamericanos se había convertido en millonarios de la noche a la mañana y cuyo resultado fue el libro «Miami, Dinero Sucio», hallé una entrevista en la revista Réplica donde, en temprana época, ya se hablaba de una mafia en Miami.

El 30 de mayo de 1973, el cubano de más alto cargo en la administración de Richard Nixon (1968-1974), Manuel Giberga que laboraba como asesor hispano del director federal del Buró de Narcóticos fue enviado desde Washington a Miami para realizar investigaciones sobre el trafico de estupefacientes.

Giberga expresó a Réplica: «Se esta formando en Miami una especie de mafia cubana que tiene por objetivo controlar la ciudad, al estilo de cómo se hizo por los gángsters de Chicago en la época de Al Capone. El hecho es tan grande que se está convirtiendo en un escándalo».

Y a continuación agregó: «Según las informaciones recogidas por mí en Washington antes de venir a Miami a hacer mis propias averiguaciones, los que están detrás de ese plan intentan controlar la ciudad desde el punto de vista económico y político. Es decir, mandar aquí sobre todo el mundo, imponiendo una especie de terror con la anuencia de algunos agentes de la autoridad».

El tiempo le dio la razón a Giberga pues esa mafia se adueñó económica y políticamente de todo Miami-Dade y no hay nada que suceda allí, sin que detrás se encuentre la mano de esa mafia. Por cierto, Réplica se vio obligada a cerrar porque fue objeto de varios atentados contra sus oficinas.

Como es de suponer, las extensas manos de esta mafia alcanzan a los nombramientos de jueces y fiscales dentro del Condado, que para lograr un puesto público tienen que tener grandes amistades dentro del aparato político-administrativo o pagarle a un cabildero o «consultor político» para que los ponga en el ruedo.

Jueces con enorme experiencia y un historial inmaculado se presentan a las elecciones en el Condado, pero si no contratan a un cabildero o «consultor político» (como se hacen llamar) pueden perder el puesto ante un contrincante menos experimentado.

Este fue el caso del conocido juez del Condado Harvey Goldstein, que con 25 años de trabajo en las cortes judiciales contaba con un aval de honestidad y justeza reconocidos por la población. Él tuvo que enfrentar a un joven contendiente con solo un año de magistrado en la Corte de Tráfico pero que estaba representado y calzado por los «consultores políticos».

Goldstein, en un artículo publicado el 8 de agosto de 2000 en el periódico Miami Daily Business Review relató que cuando decidió iniciar la campaña para las elecciones, sin contar con el apoyo de un «consultor», un amigo le aconsejó: «Crece y deja de actuar como un niño y contrata a Armando Gutiérrez, porque si no tu vida y la de tu familia se convertirán en un verdadero infierno».

Vale recordar la situación que se dio con la jueza Rosa Rodríguez, en el caso del niño balsero Elián González y las consecuencia que provocó el conflicto de intereses desatado al conocerse que había sido Armando Gutiérrez quien dirigió su campaña.

En aquella ocasión la jueza cubanoamericana tomó por su cuenta la decisión de que el guardián o custodio del niño fuera su tío lejano que vivía en Miami, Lázaro González, en contra de lo dispuesto por una Corte Federal y el Servicio de Naturalización e Inmigración. Al día siguiente de esa decisión, se conoció que esta jueza, con solo trece meses en el cargo, tenía relaciones estrechas con Armando Gutiérrez, que representaba también a los parientes de Elián en Miami. Ella había pagado a Gutiérrez 65 000 dólares por consultas y apoyo para su campaña judicial en 1998; además, había estado bajo investigación por posible violación de las finanzas de campaña desde su elección en septiembre de 1998.

Gutiérrez, que orquestó el llamado «Truman Show» de Elián González esta en la cima de los «consultores políticos» en el área y fue descrito por El Nuevo Herald como «amo de la investigación de oposición con reputación para las tácticas severas».

Este problema, que ha llegado a ser una fórmula obligatoria para todos los que aspiran a un cargo público, lo enfrentan los más de 40 candidatos judiciales que van a las elecciones para jueces de circuito cada dos o cuatro años.

Los jueces ya conocen la «influencia» que ostentan los cabilderos o «consultores políticos» y por tanto están prácticamente obligados a contratarlos o consultarlos porque sus consejos son como cohetes dirigidos al poder político.

En un artículo del periodista Mario Fontela en el quincenario Qué pasa…Miami, de septiembre de 2000 bajo el título «¿Quieres ser juez? Tienes que contar conmigo», se afirma: «Es conocido que el publicista Armando Gutiérrez se jacta en ocasiones diciendo: «No hay juez ni fiscal en el Condado que no me deba un favor».

Bajo estas condiciones de corrupción, prebendas y presiones políticas de la derecha cubanoamericana en Miami resulta imposible realizar un juicio justo a los cinco luchadores antiterroristas cubanos detenidos en cárceles norteamericanas. He ahí la verdadera razón del por qué aun se hallan sufriendo prisión René, Antonio, Gerardo, Fernando y Ramón, con el beneplácito y el consentimiento del gobierno de Estados Unidos.