Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Paraguay y Venezuela resolvieron impulsar la creación de un banco de desarrollo y un fondo de estabilización para blindar financieramente a Sudamérica y reducir su dependencia de los organismos de crédito tradicionales. La resolución adoptada por los ministros de Economía y Hacienda de los seis países en Quito, marca un giro […]
La resolución adoptada por los ministros de Economía y Hacienda de los seis países en Quito, marca un giro frente a la propuesta de Venezuela de constituir una sola entidad, el Banco del Sur, que actúe como un ente facilitador del desarrollo y otorgador de créditos para sofocar crisis fiscales.
La nueva arquitectura financiera configurada para la región rompió el estancamiento de las negociaciones en torno a las atribuciones del Banco del Sur. Para desinflar las pugnas, los países inmersos en el proyecto definieron que el organismo actuará netamente como un banco de desarrollo.
La decisión de atenuar el peso del Banco del Sur, cuya acta sería suscrita hacia el 26 de junio en Venezuela, abrió las puertas para que Brasil se sumara como miembro pleno del proyecto, visto por algunos hasta ahora como un desafío a los organismos de crédito tradicionales con sede en Washington.
«Brasil será socio pleno del Banco del Sur», dijo el ministro de Hacienda, Guido Mantega, con lo que puso fin a meses de incertidumbre respecto a la participación de la mayor economía latinoamericana en la iniciativa.
Los aportes para la constitución del Banco del Sur, que operaría este año, provendrían de recursos fiscales y no de las reservas monetarias como inicialmente se discutió para evitar problemas operativos, confirmaron funcionarios ecuatorianos que participaron en el cónclave ministerial.
Además del Banco del Sur, los seis países sudamericanos resolvieron trabajar en la constitución del Fondo del Sur, que captaría parte de sus reservas monetarias internacionales y que se constituiría en una suerte de escudo de la región para defenderse de eventuales crisis financieras.
La primera opción que barajan los países es ampliar y consolidar el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) -organismo adscrito a la Comunidad Andina- como prestamista de la última instancia, en contraposición con el debilitamiento de la presencia del Fondo Monetario Internacional en la región.
En caso de que esta opción no prospere, los líderes de los equipos económicos de los seis países apostarían por integrar un nuevo fondo, que podría incluso desarrollar los mercados locales de deuda. Actualmente, el FLAR tiene como socios a Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Perú y Venezuela.
La integración del Fondo del Sur, cuya puesta en marcha no fue definida, permitiría avanzar en una integración monetaria que podría conducir al uso de una moneda única para las transacciones comerciales.
«Lo del Fondo del Sur va a irse definiendo simultáneamente con lo del Banco del Sur. Pero, la prioridad la tiene el Banco», dijo el ministro de Economía de Ecuador, Ricardo Patiño.
La definición de la hoja de ruta del Banco y el Fondo del Sur se produce en momentos que crece el número de economías latinoamericanas que buscan desvincularse del FMI y entes como el Banco Mundial, tradicionales fuentes de financiamiento de una región que requiere ingentes recursos para su crecimiento.