Casi seis millones de aspirantes se preparan hoy para iniciar el 21 de julio la segunda etapa de estructuración del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en reuniones de casi 19 mil agrupaciones de base.Los encuentros de los llamados «batallones» buscan definir cuantos de los aspirantes quedarán como militantes de la organización convocada por el […]
Casi seis millones de aspirantes se preparan hoy para iniciar el 21 de julio la segunda etapa de estructuración del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en reuniones de casi 19 mil agrupaciones de base.
Los encuentros de los llamados «batallones» buscan definir cuantos de los aspirantes quedarán como militantes de la organización convocada por el presidente del país, Hugo Chávez.
En su criterio, la unión de las fuerzas que respaldan el proceso de cambios en el país suramericano es una condición necesaria para cumplir el propósito de establecer el socialismo, como prometió en su campaña presidencial para el mandato 2007-2013.
Ante el llamado, la mayoría de las organizaciones de izquierda, incluyendo el Movimiento V República, de Chávez, anunciaron su disolución y dejaron a sus miembros en libertad de unirse al PSUV.
La decisión parte del criterio que el nuevo partido no puede ser la suma de las más de 20 organizaciones que apoyan a Chávez mediante un acuerdo de sus dirigencias, pues se trata de una nueva agrupación a ser conformada desde las bases.
Los debates en los «batallones» se realizarán durante tres fines de semana en todo el país y luego se convocará a elecciones para determinar los delegados al congreso fundacional.
Aunque en un inicio se proyecto iniciar el congreso en agosto, la avalancha de aspirantes obligó a posponer su comienzo para el 15 de septiembre próximo, con una duración estimada de tres meses.
Luego, los estatutos y autoridades provisionales deben ser aprobados por las bases del partido, que desde su nacimiento apunta a ser el más grande de la historia política venezolana.
La nueva organización, como es concebida por Chávez, debe convertirse en la garantía estructural de las transformaciones socialistas del país y asegurar un liderazgo colectivo.