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Millones de personas atrapadas en su propio país

Fuentes: IPS

Al menos cinco millones de iraquíes huyeron de sus hogares debido a la violencia existente bajo la ocupación liderada por Estados Unidos. Se estima que la mitad de ellos no pueden abandonar el país. Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), más de 4,4 millones de iraquíes han sido desplazados, […]

Al menos cinco millones de iraquíes huyeron de sus hogares debido a la violencia existente bajo la ocupación liderada por Estados Unidos. Se estima que la mitad de ellos no pueden abandonar el país. Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), más de 4,4 millones de iraquíes han sido desplazados, estimación que muchos trabajadores entre los refugiados consideran conservadora.

Acnur anunció la semana pasada que 2.000 iraquíes escapan actualmente de sus hogares cada día. La mayoría de ellos recibieron amenazas directas de escuadrones de la muerte o de milicias.

Las provincias que sufrieron los mayores desplazamientos son las mayoritariamente sunitas Bagdad, Diyala, Al-Anbar y Salahadeen, en el centro de Iraq.

Algunos que quedaron varados junto con sus familias dijeron a IPS haberse quedado por no tener otra opción.

«No pudimos abandonar nuestra ciudad a pesar de la inseguridad porque no tenemos dinero para viajar ni para vivir fuera de Iraq», dijo a IPS Alí Muhsin, funcionario del Directorio General de Educación y padre de cinco hijos en Baquba, 40 kilómetros al nororiente de Bagdad.

«Durante más de un año recibimos nuestros salarios solamente cada 50 o 60 días, porque los insurgentes habían tomado la ciudad entera. Incluso controlaban los bancos, lo que impedía que nuestras oficinas recibieran el dinero», explicó.

Muhsin señaló que la mayoría de los trabajadores del sistema educativo de la provincia de Diyala –donde se encuentra Baquba– no están legalmente empleados, y, por lo tanto, no gozan de seguridad en sus salarios. Por otra parte, la violencia rampante impide que vayan a trabajar.

«Apenas pueden costearse la vida en Iraq, así que ¿cómo podrían afrontar el gasto de viajar y vivir en el exterior?», dijo a IPS Najmeldeen Alwan, almacenero radicado cerca de Baquba.

«Simplemente esperamos nuestro destino», agregó su esposa Suhir.

Los iraquíes de la zona dicen que la mayoría de quienes huyeron tenían los medios para hacerlo o la capacidad para adquirirlos.

«Setenta por ciento de quienes escaparon son ricos, y los restantes tenían varios recursos. Algunos vendieron sus propiedades, otros se gastaron sus ahorros para salvar las vidas de sus familiares», relató a IPS Abaid Nasir, un comerciante desempleado en Baquba.

Pero no es solamente el dinero lo que decide si una familia se queda o se va.

«Mi familia vive en una pequeña aldea que se las arregló para defenderse de delincuentes y pandillas. Nuestra gente la protege contra los insurgentes. Lo único que pueden hacer los rebeldes es bombardearla con morteros», dijo a IPS Ta’ama Aed.

Aed vive en un pequeño poblado en las afueras de Baquba. Pero la necesidad de seguridad llevó a la población, paradójicamente, a «no abandonar la aldea», sostuvo.

Otras familias hicieron acuerdos con milicias y grupos de la resistencia para garantizar su protección.

«Muchas personas se alinearon con los insurgentes por su seguridad. En esos casos, uno de los rebeldes garantiza a la familia que nadie los herirá, y habitualmente cumplen su palabra», señaló a IPS Mohammed Jabur.

En Iraq no hay campamentos de refugiados formales, patrocinados por el gobierno. Los campamentos improvisados son comunes en todo el país, pero la seguridad en ellos es pobre.

Una razón para mantener a muchos iraquíes alejados es la falta de seguridad en las autopistas. Las personas entrevistadas por IPS dijeron que evitaban viajar más de dos o tres kilómetros desde sus aldeas, pueblos o ciudades.

«Yo quise abandonar Iraq, pero no pude porque los insurgentes controlan las autopistas y todas las carreteras que salen de la ciudad hacia las fronteras», declaró a IPS Ahmed Salih, de la ciudad de Baquba.

El 1 de octubre, Siria decidió cerrar sus fronteras a los iraquíes, excepto las solicitadas por comerciantes y académicos. La medida separó a miles de personas de sus familiares.

Aproximadamente 10 por ciento de la población de Siria se constituye hoy por iraquíes, y el gobierno dijo que no puede absorber a más refugiados.

Estados Unidos es el país menos afectado por la crisis de los refugiados. Desde que invadió Iraq, el 20 de marzo de 2003, el gobierno estadounidense emitió menos de 2.000 visas a iraquíes.

«Desde octubre de 2006, el gobierno de Estados Unidos pasó de negar que grandes cantidades de vulnerables refugiados iraquíes incluso existieran, a hablar abiertamente de una crisis de refugiados iraquíes», señaló en una declaración escrita la organización Refugees International.

«Pero sus compromisos financieros reales no son proporcionales ni a la necesidad ni al rol de Estados Unidos en la creación de la crisis de desplazamientos. El presidente y su gabinete de guerra aún deben reconocer la tragedia humana que se ha cobrado la violencia entre civiles iraquíes y los países vecinos», añadió.