Recomiendo:
0

Neutralizar la tiranía mediática

¿Están completos los medios oficiales?

Fuentes: Rebelión

Desde el arribo del presidente Hugo Chávez a Miraflores se ha especulado que un diario de circulación nacional está a punto de salir para ofrecer información equilibrada, que la participación del gobierno está presente en un par de televisoras que pertenecían a la empresa privada y hasta que las acciones de un reconocido periódico fueron […]

Desde el arribo del presidente Hugo Chávez a Miraflores se ha especulado que un diario de circulación nacional está a punto de salir para ofrecer información equilibrada, que la participación del gobierno está presente en un par de televisoras que pertenecían a la empresa privada y hasta que las acciones de un reconocido periódico fueron reforzadas por empresarios cercanos al gobierno. A estas alturas no deben quedar dudas de que todo pertenece al mundo de la fantasía o al deseo efervescente de una gran cantidad de lectores que no consiguen representatividad en los medios existentes.

Lo extraño es que a estas alturas, obviamente, no haya ocurrido nada de lo mencionado. Basta seguir día a día los titulares de la prensa nacional y los noticiarios de la «huésped alienante» para así pensarlo. Es cierto que se han aumentado emisoras y publicaciones locales. No ha sido suficiente o su funcionamiento llama a otras reflexiones. Sigue habiendo una población flotante que probablemente no va a sentirse obligada por varios años más a pertenecer a consejos comunales o a inscribirse en determinado partido político, por falta de estímulo, por miedo a que las fantasías noticiosas sembradas por décadas sobre el socialismo aún están vivas o por aún no poder apartar el concepto de clientelismo asociado por décadas a los partidos políticos de antaño. Esa millonaria porción queda una vez más a expensas de los medios más agresivos. Lo cual está hartamente demostrado. A menos que se piense ingenuamente que de verdad los medios de comunicación en el resto del mundo no tienen relación con el poder político.

Pensando en esa necesidad se hace imprescindible, así mismo, redefinir a VTV como canal de noticias. Resulta desesperante intentar hacer seguimiento a lo que acontece en el país en momentos claves, como el día posterior al referéndun cuando se escucha por Radio Nacional de Venezuela o YVKE, que una multitud se empieza a congregar alrededor de Miraflores y en el Canal 8 se están transmitiendo programas de corte infantil o educativo. Respetuosos, limpiamente producidos y agradables a cualquier audiencia, pero prescindibles en ese momento político.

El cambio de canal, durante esas horas, hacia la pantalla de las matrices de opinión y tergiversaciones no tuvo competencia.

Con respecto a la información que sale al exterior, nada ha cambiado desde 1999. Mientras escribo este artículo puedo leer en un semanario con circulación en las ciudades de mayor población hispana de EEUU un titular de portada que dice «¿ Estará loco?», junto a una foto del presidente Hugo Chávez. Adentro se despliega un reportaje a tres páginas con fotos a color sobre pacientes humildes acostados en camillas, un grupo familiar bajo el título «La miseria extrema» y una imagen sonriente del estudiante Yon Goicochea bajo el temerario título «Nada lo frena».

Constantemente la desinformación ataca en todos los idiomas y medios y al parecer no se ha conseguido como neutralizarla. Durante el inicio del segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez hubo un intento que probablemente valdría la pena revisar. Un grupo de periodistas fue reclutado y enviado a diferentes embajadas y consulados. Desde Washington hasta Guyana estuvieron cubiertos por soldados de la política comunicacional. Lo que ocurrió luego con ese gobierno, ya es historia. Pero la idea sobre la importancia de fortalecer la política informativa no tiene por que ser descartable. Probablemente no sea totalmente necesario contratar licenciados en el ramo, pero habría que estudiar como se llena ese vacío comunicacional presente en los medios extranjeros aunque sea con boletines informativos hechos en Venezuela y enviados vía e-mail a la prensa del mundo.

Quizá sean estos funcionarios los llamados a internacionalizar el material noticioso de la Agencia Bolivariana de Noticias y demás medios oficiales que con seguridad conseguirán algún periódico, emisora o televisora nacional o comunitaria dispuestos a ofrecer aunque sea un pequeño espacio de información veraz y gratuita relacionada con Venezuela.

La mejor prueba de que ello pudiera ser posible es que artículos de opinión o noticias publicadas en páginas web como Rebelión, Aporrea, Adital o In-Surgente rápidamente son copiadas por otras páginas en diferentes continentes, por periódicos y en algunos casos traducidas a otros idiomas.

Por supuesto, en este artículo apenas se pretende hurgar en la política comunicacional del Estado. Ya la población en general maneja otras referencias con respecto a impunidad, burocracia o lealtad de gobernaciones o alcaldías. Y es de imaginarse que aún quedan páginas al respecto por llenar.