Dos ‘contratos del siglo’ en México han sido el mejor bálsamo para las grandes corporaciones energéticas de La Caixa -Repsol y Gas Natural- contra el fracaso en la oferta pública de adquisición de acciones (opa) sobre Endesa. Repsol YPF y su filial Gas Natural -en la que controla el 24,2% del capital según datos del […]
Dos ‘contratos del siglo’ en México han sido el mejor bálsamo para las grandes corporaciones energéticas de La Caixa -Repsol y Gas Natural- contra el fracaso en la oferta pública de adquisición de acciones (opa) sobre Endesa. Repsol YPF y su filial Gas Natural -en la que controla el 24,2% del capital según datos del regulador de Bolsa, CNMV- se han convertido en dos de los mayores activos españoles en un país que es la antesala del mercado norteamericano.
Fue el 19 de septiembre de 2007 cuando el presidente de México, Felipe Calderón, anunció que se había adjudicado a la «empresa peruana» Repsol el contrato de suministro de gas natural licuado para la planta regasificadora de Manzanillo, en la costa del pacífico, por 15.000 millones de dólares. Que calificara a Repsol de peruana no fue un ‘lapsus linguae’, sino la constatación de que la empresa abastecerá a México a través de su explotación de Camisea, en el sur del Perú. El contrato prevé que el grupo español abastezca durante 15 años a la república mexicana con hasta 500 millones de pies cúbicos de gas licuado a través de un gasoducto, una planta y una terminal de carga que estarán operativas en 2010.
El acuerdo parece ser la culminación de una operación que se inició en agosto de 2005, cuando la empresa española firmó un acuerdo con la petrolera norteamericana Hunt Oil para el desarrollo de Gas de Perú LNG (en este proyecto, Repsol YPF obtuvo un 20% de la planta de licuación) y el yacimiento de Camisea, en el que la sociedad española obtuvo el 10% de los bloques 85 y 56. El propósito era vender el gas «en la costa oeste de Estados Unidos y México», según información de la propia compañía.
Aunque el objetivo de vender el gas en el país azteca estaba marcado desde hacía tiempo, la concesión se produjo tras un luctuoso suceso. Poco antes, el Ejército Popular Revolucionario -un grupo armado inactivo desde hacía varios años- dinamitaba los principales gaseoductos de la empresa estatal mexicana Pemex, que abastecen el corredor industrial del centro del país, provocando cortes de fluido que obligaron a parar a pequeñas y grandes empresas y sumió a la zona en un colapso sin precedentes.
Cumbre
La consecuencia inmediata fue acelerar la licitación por parte del Ejecutivo mexicano. En una cumbre de negocios en Nueva Zelanda, el presidente en persona dio al mundo la mejor noticia para Repsol YPF tras una larga temporada en los infiernos por la ‘nacionalización’ de parte de sus negocios en Bolivia y el aumento de impuestos que quiere imponer Ecuador.
El Gobierno de Rafael Correa quiere aumentar del 50% al 99% el llamado ‘beneficio extraordinario’ que según el Ejecutivo peruano obtienen Repsol YPF y otras compañías petroleras.
Más recientemente llegaba el turno de Gas Natural. Salvador Gabarró, presidente de la gasista española, anunciaba «la más importante adquisición de activos en toda la historia de la compañía»: 1.448 millones de dólares destinados a la compra de cuatro centrales de ciclo combinado y un gasoducto propiedad de EDF y otra central y un gasoducto, ambos propiedad de Mitsubishi.
En realidad, los proyectos de las dos empresas van unidos de la mano. Gas Natural y Repsol YPF sellaron un acuerdo estratégico para la explotación, transporte y comercialización del gas natural licuado (GNL) al 50 % que ahora, en clave méxicana, adquiere toda su dimensión. La flota de barcos metaneros de Gas Natural será, previsiblemente, la que transporte el gas licuado de Repsol a la planta regasificadora de Manzanillo.
De esta forma, la gasista española también obtiene una bocanada de aire tras la cancelación por parte del Gobierno argelino del contrato de explotación del yacimiento Gassi Touil. La empresa argelina Sonatrach rompió el contrato suscrito en 2004 para la puesta en marcha del yacimiento en 2009 por supuestos retrasos en la obra. Sin embargo, la firma española no está de acuerdo y ha solicitado un arbitraje internacional. a las puertas de EE.UU.
Gracias al nuevo contrato de México, Gas Natural se convierte en el segundo generador privado de energía eléctrica de este país, con cinco centrales próximas a la frontera con Estados Unidos, una potencia instalada de 2.233 megavatios (MW) y una posición importante en la distribución de gas natural licuado, sobretodo en la ciudad de México y diez municipios más.
Por otro lado, gana posiciones ante Iberdrola, que goza en México de una posición de fuerza. En 2006, la eléctrica presidida por Ignacio Sánchez-Galán inauguró Altamira V, su quinta central de ciclo combinado en tierras aztecas y se mantiene como el primer operador eléctrico del país, seguido por Gas Natural -que pasa a ser el segundo proveedor- y por Unión Fenosa, la eléctrica participada por la constructora ACS.
De esta forma, las tres firmas españolas producen el 65% de la electricidad que se consume en México.