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Los 400 afortunados y el desafío de la segunda edad de oro

Fuentes: Sin Permiso

Hace un siglo, vivíamos en un momento de extrema desigualdad. Lo llamaban la Edad Dorada cuando las casas solariegas embellecidas con pan de oro crecieron sobre Newport, Rhode Island. El principal evento social de cada año de aquel momento fue una fiesta de gala ofrecida por la patricia Carolina Astor, conocida como «la 400», por […]

Hace un siglo, vivíamos en un momento de extrema desigualdad. Lo llamaban la Edad Dorada cuando las casas solariegas embellecidas con pan de oro crecieron sobre Newport, Rhode Island.

El principal evento social de cada año de aquel momento fue una fiesta de gala ofrecida por la patricia Carolina Astor, conocida como «la 400», por su lista exclusiva de invitados. Ricas familias pedían a gritos ser invitadas a la propiedad de Astor, y caerse de la lista de invitados equivalía al exilio.

Estamos ahora profundamente inmersos en nuestra Segunda Edad de Oro con nuestra propia lista de los 400 exclusivos. Es la publicación anual de los 400 de la revista Forbes, una clasificación de riqueza individual. Actualmente la lista es exclusivamente de mil millonarios que juntos suman un valor de 1,54 billones de dólares.

Ahora tenemos los 400 afortunados, un análisis del departamento del Tesoro de EEUU de los 400 más ricos del país. Este informe -que no da nombres- revela que esto 400 hogares suman conjuntamente 85,6 mil millones en el 2005, un promedio de renta de 231,9 millones cada uno (véase www.inequality.org).

En perspectiva, cuando en 1982 Forbes publicó su primera lista de 400, solamente incluía 91 millones de riqueza, no de renta. Los 400 afortunados se llevaron a casa un impresionante 1,15 por ciento de toda la renta ganada en EEUU en el 2005.

Todo ello ha estimulado la formación del Grupo de Trabajo sobre la Desigualdad Extrema, una red de organizaciones del trabajo, de los negocios, religiosas y cívicas que están centrando la atención en los efectos corrosivos de estos niveles de concentración de la riqueza y el poder.

Nuestro programa incluye propuestas para establecer una reforma impositiva progresiva sobre la propiedad, igualar las condiciones del sistema tributario, y eliminar incentivos para las abusivas indemnizaciones de los presidentes y ejecutivos de las corporaciones.

Para empezar, se podría gravar la renta de la riqueza al mismo tipo que las rentas del trabajo. El tipo impositivo medio federal sobre la renta de los 400 afortunados era del 18,23 por ciento, menor porque el 86 por ciento de su renta eran ganancias del capital a las que se les aplicaba un tipo del 15 por ciento. Si hubieran provenido de los salarios, deberían haber pagado impuestos sobre la renta cercanos a la tasa impositiva más alta de un 35 por ciento.

Chuck Collins es un experto en desigualdades económicas de los Estados Unidos y autor de distintos libros. Trabaja en el Instituto de Estudios Políticos (Institute for Policy Studies)