Ante la crisis económica a la que asistimos, los bancos centrales han optado por inyectar miles de millones de euros en los bancos estadounidenses y europeos. Pero este dinero, que es público, ha sido puesto a disposición de los bancos sin poner límite a sus operaciones especulativas.
-Se sabe claramente a qué se debe la crisis económica que estamos padeciendo?
-Es difícil saber «claramente» lo que ocurre en los mercados financieros porque son muy opacos. Pero lo que parece ya evidente es lo que ha pasado esta vez: los agentes financieros tienden a especular con productos muy rentables pero muy, muy arriesgados (en este caso, las llamadas «hipotecas basura») que van vendiéndose y comprándose sucesivamente para sacarles el máximo rendimiento. En Estados Unidos se produjo una acumulación de impagados y de riesgo en estas hipotecas y eso provocó en cadena una crisis desde los primeros bancos tenedores de esas hipotecas hacia arriba, hacia los que habían ido especulando con esos títulos. Dada la gran interrelación mundial que hay en las finanzas, eso ha hecho que la crisis se extienda globalmente.
-¿Por qué desde los bancos centrales se ofrecen millones de dólares a los bancos que han provocado esta crisis, sin exigirles que cambien sus políticas especulativas? ¿A quién favorece este sistema?
-Al producirse la crisis inicial y a medida que se extiende se va reduciendo el valor de los activos especulativos que habían ido adquiriendo los bancos y entonces sus balances comienzan a no cuadrar. Y, al mismo tiempo, cuando la crisis se consolida, el capital tiende a retirarse. Esas dos circunstancias hacen que los bancos necesiten liquidez, para ajustar mediante la ingeniería financiera los desajustes de sus cuentas y para poder seguir operando en los mercados.
¿Que a quién ha beneficiado? Me temo que siempre ganan los mismos: los bancos tienen siempre el colchón de las autoridades monetarias. Los bancos centrales han dejado hacer para que los agentes financieros ganen y ganen dinero y cuando les sale mal la jugada les resuelven el problema. Están al servicio de los grandes financieros. Eso es todo. Son su instrumento político.
-¿De dónde procede todo ese dinero que cada determinado tiempo se está inyectando en los bancos?
-Son las reservas de los bancos. En realidad se informa porque se puede ver en los balances de los bancos. De lo que no se habla es de su utilización y del por qué. No hay debate social, no hay democracia en ese campo.
-¿Qué sería necesario poner en funcionamiento para que los bancos centrales se sometiesen a control público?
-Yo creo que la independencia de los bancos centrales es el mayor atentado que se ha cometido contra el Estado de Derecho. Creo que sería bueno que, como otras agencias estatales, tengan independencia a la hora de aplicar las normas pero lo que no se puede permitir, creo yo, es que haya una institución que toma decisiones políticas que afectan a la distribución de la renta entre los diferentes grupos sociales sin que haya debate social sobre eso, sin que los ciudadanos puedan expresar sus preferencias al respecto.
Cada vez que el banco central sube un poquito el tipo de interés lo que sucede es que miles de millones de euros pasan directamente del bolsillo de familias que pagan hipotecas, por ejemplo, al bolsillo de los banqueros. No digo, por supuesto, que no haya que subir los tipos en alguna ocasión, pero es evidente que se trata de una medida que afecta a la riqueza de todos y lo que es incomprensible es que se acepte que eso lo haga una institución sin control social. Bueno, es perfectamente comprensible si se plantea como un problema de poder, del diferente poder que tenemos los distintos grupos sociales.
-¿Cómo puede entenderse que se hayan facilitado 60.000 millones de dólares a los bancos y sea tan difícil obtener fondos para temas mundiales como el hambre o las enfermedades?
-Porque los banqueros no pasan hambre y porque pueden pagarse la atención que precisen. Es un problema, supongo, de convicciones morales. Ellos, que viven tan a gusto, piensan que el mundo funciona mejor así. E incluso estarán convencidos de que gracias a su generosidad las cosas se irán arreglando. Pero la realidad es otra. Son los ricos y las políticas que pueden imponer a los gobiernos los que empobrecen a la inmensa mayoría de la sociedad.