Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Puede ser que la batalla de Basora haya prácticamente terminado. Pero nadie habla de la batalla invisible de Mosul.
El «momento definidor» en Iraq autodescrito por el presidente George W Bush viene a ser lo siguiente: El general Qassem Suleimani, jefe de la Fuerza Quds del Cuerpo de los Guardias Revolucionarios Iraníes (IRGC), medió en un acuerdo en Qom, Irán, entre enviados del clérigo chií Muqtada al-Sadr y Hadi al-Amri, jefe de la Organización Badr y número dos de Adbul Aziz al-Hakim, jefe del Consejo Supremo Islámico Iraquí (SIIC) y un actor clave del gobierno en Bagdad. Así se selló el fin de la batalla de Basora.
El IRGC fue calificado de organización terrorista el año pasado por Washington. Por lo tanto «terroristas» iraníes mediaron en un acuerdo de paz entre los dos mayores partidos chiíes en Iraq – terminando una ofensiva del gobierno de Bagdad que fue plenamente autorizada, y apoyada mediante su poder aéreo, por Washington, según el Consejero Nacional de Seguridad de Bush, Steven Hadley. Incluso según la lógica de Bush, «los terroristas» ganaron, e Irán ganó, una vez más.
El juego de la anexión
Mientras tanto, en el norte de Iraq, los kurdos están rigurosamente involucrados en una anexión de facto de la crucial provincia Tamin, rica en petróleo, cuya capital es Kirkuk, con reservas de hasta 15.000 millones de barriles. Árabes suníes y turcomanos chiíes temen esa posibilidad – y se oponen radicalmente al referendo postergado de Kirkuk, que debiera haber sido realizado en diciembre de 2007. El gobierno del primer ministro Nuri al-Maliki en Bagdad sabía perfectamente que perdería esa votación y por lo tanto vería a Kirkuk convertido en parte de un Kurdistán iraquí autónomo. Así que con la excusa de «problemas administrativos,» simplemente postergó el referendo.
Es verdad que Sadam Husein «arabizó» Kirkuk librándose de los kurdos y llevando a árabes suníes. En teoría, ahora se trata de restaurar el equilibrio de la población de Kirkuk al mismo nivel previo a la arabización forzada de Sadam. Los kurdos están enfurecidos por la postergación del referendo y en esta situación cualquier chispa podría convertirse en otra guerra civil hecha y derecha.
Este año, una variedad de partidos políticos suníes y chiíes se unieron para calificar la plataforma kurda de «demasiado amplia e irracional» – entre ellos Muqtada y el ex primer ministro Iyad Allawi. Tal como están las cosas, si no hay un referendo en Kirkuk, el gobernador provincial y la legislatura dominada por kurdos podrían llamar unilateralmente a una votación.
Es un impasse total. Los árabes suníes en Irak jamás perdonarían a algún gobierno en Bagdad por entregar Kirkuk a los kurdos. Y los kurdos lucharán hasta la muerte por Kirkuk. Los árabes suníes denuncian continuamente la «kurdificación» regional acelerada – traducida como monopolio kurdo del consejo provincial y de los puestos en la política y el servicio público. Esto ha llevado a la formación de «consejos del despertar» árabe suní – como en el cinturón suní – también financiada y armada por los estadounidenses.
El periodista kurdo Rebwar Fatah insiste en que los kurdos jamás renunciarán a Kirkuk – a menos que sobrevenga el caso muy poco probable de que la población de la ciudad rechace la anexión en el interminablemente postergado referendo de Kirkuk. Y no importa cómo se sesgue la explosiva situación, la población de Kirkuk siempre querrá beneficiarse directamente de la riqueza petrolífera circundante.
«Despejad, mantened, y construid»
Pero todo el problema va mucho más allá de Kirkuk. Los kurdos también reivindican la mitad de Mosul, aunque Mosul nunca ha sido kurda. Actualmente, Mosul este es kurda y Mosul oeste es árabe suní. El río Tigris parte la ciudad en dos.
Mosul, la segunda ciudad por su tamaño en Irak y capital de la provincia Ninevah, es (silenciosamente) presentada en Washington como si estuviera en la primera línea de la «guerra contra el terror» – con más precisión, la guerra contra al Qaeda en la Tierra de los Dos Ríos. El arzobispo caldeo católico de Mosul, Paulos Faraj Rahho, fue víctima de un secuestro. El desempleo asciende a un colosal 70% – aproximadamente igual a Bagdad. Los secuestros son una industria próspera. Los servicios públicos están sumidos en el caos.
El Pentágono sigue con su actitud estándar en la contrainsurgencia – ««Despejad, mantened, y construid» – construir un muro de barro y tierra alrededor del perímetro de la ciudad para impedir el contrabando de armas así como innumerables puntos de control para las fuerzas estadounidenses e «iraquíes.» El problema es que esas fuerzas «iraquíes» están todas compuestas por peshmergas kurdos.
A fines de enero, Maliki inventó el éxito de una «batalla decisiva» contra al Qaeda en Mosul. No fue gran cosa. Este mes, la policía, el ejército y los guardafronteras iraquíes serán todos vinculados con los estadounidenses, exactamente como en Bagdad. La diferencia es que a diferencia de Bagdad, virtualmente todos son kurdos.
Es verdad que unos pocos cientos de yihadistas de al Qaeda, más unos pocos miles de guerrilleros suníes árabes, huyeron al área de Mosul durante la «oleada». Pero eso no justifica lo que sucede en realidad: 12.000 soldados kurdos iraquíes, más 9.000 policías en su mayoría kurdos están utilizando a los estadounidenses para que realicen su limpieza étnica a cámara lenta de árabes suníes mientras los estadounidenses – con sólo 1.900 soldados en el terreno – la presentan como un éxito en la «guerra contra el terror.» Y eso todavía deja sitio para que los kurdos se quejen amargamente por la falta de camiones, armas y munición.
¿Dónde, entonces, está la frontera kurdo-árabe?
Más de un 90% de los kurdos iraquíes quieren la independencia. Kirkuk y Mosul como parte de una entidad kurda significará la expansión de un proceso que ya incluye negociaciones y acuerdos directos con compañías petroleras como Hunt Oil (dejando totalmente de lado a Bagdad), la firma de contratos con por lo menos 30 inversionistas internacionales, y el desarrollo de una nueva constitución kurda que contradice totalmente la constitución de Iraq – la que fue aprobada en 2005 después de una intensa presión de EE.UU.
Mosul es una ciudad multicultural. No forma parte de Kurdistán. La única respuesta al acertijo de Kirkuk, sería transformarla en una especie de Bruselas – una región autónoma especial, independiente del Kurdistán iraquí. Entonces árabes suníes, kurdos, turcomanos, cristianos y caldeos podrían coexistir sin fricciones. La propuesta – de Pawzi Akram, turcomano – fue presentada al parlamento iraquí. Fue implacablemente derribada por los árabes suníes y los kurdos.
La batalla por Kirkuk y Mosul contiene su propio acertijo, su resultado determinará si un Iraq fuera de combate termina por perecer, dividido entre árabes suníes, chiíes y kurdos.
¿Quién se beneficiará? Ayman el-Amir, escribiendo el año pasado en al-Ahram Weekly de Egipto, llegó a una conclusión tan buena como cualquiera. El ganador, opina, será Israel. La guerra civil de baja intensidad ya comenzó – de hecho se multiplica en la guerra civil chií contra chií, como en Basora, o en la guerra civil árabe de suní contra kurdo, como en la batalla por Kirkuk y Mosul.
Nada le gustaría más a Israel que una guerra por encargo en Iraq que coloque a Irán y sus aliados árabes contra los árabes suníes, aliados de EE.UU… Mientras tanto, escribe al-Amir, «Israel edificaría una alianza político-militar-económica con un gobierno regional de Kurdistán semi-independiente, con riqueza petrolera que sería considerablemente reforzada por la perspectiva de la apropiación de Kirkuk árabe y Mosul.» Los intereses israelíes – para no mencionar el espionaje estratégico, ya están profundamente afianzados en el Kurdistán iraquí. Los dirigentes kurdos ya han mostrado una extraordinaria movilidad para cerrar siempre acuerdos con el postor mejor colocado – o con cualquier actor capaz de impulsar el máximo sueño kurdo: la independencia. En cuando a una gran alianza EE.UU.-Israel-Kurdistán, podría todavía ser el camino de Washington para lograr su propio sueño de un nuevo, gran Oriente Próximo. Si esos molestos, furiosos, realistas, suníes y chiíes nacionalistas iraquíes no se colocan en el camino.
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Pepe Escobar es autor de «Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War «(Nimble Books, 2007) y «Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge.» Para contactos escriba a: [email protected].
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