Un informe en el que trabajaron cuatrocientos científicos, recurriendo a las pruebas y evaluaciones de miles de expertos de todo el mundo, exhorta a un cambio radical de la agricultura mundial como forma de resolver las crisis alimentarias y los aumentos de precios de los alimentos, que son causa de conflictos en numerosos países. Debe […]
Un informe en el que trabajaron cuatrocientos científicos, recurriendo a las pruebas y evaluaciones de miles de expertos de todo el mundo, exhorta a un cambio radical de la agricultura mundial como forma de resolver las crisis alimentarias y los aumentos de precios de los alimentos, que son causa de conflictos en numerosos países. Debe haber un cambio en la forma en que se producen los alimentos, basada en productos químicos, hacia métodos sustentables como la agricultura orgánica y también en el injusto sistema del comercio agrícola. Además, la ayuda debe concentrarse en los pequeños agricultores y no en los grandes propietarios.
Estas propuestas surgen de un informe de 2.500 páginas adoptado por más de cincuenta gobiernos y que se presentó a la prensa la semana pasada en numerosas capitales del mundo. Fue producido, después de un proceso de tres años, por la Evaluación Internacional de las Ciencias y Tecnología de Agricultura para el Desarrollo (IAASTD).
El proceso lo iniciaron algunos gobiernos y contó con el auspicio de organismos de las Naciones Unidas (FAO, PNUD, PNUMA, UNESCO y OMS) y el Banco Mundial.
A lo largo de tres años, el IAASTD realizó una evaluación del potencial del conocimiento, la ciencia y las técnicas agrícolas para reducir el hambre y la pobreza, mejorando los medios de vida rurales y trabajando por un desarrollo ambiental, social y económicamente sustentables. Apunta a impulsar la agenda agrícola para los próximos cincuenta años.
«Más de lo mismo no es una opción», declaró Robert Watson, director de la IAASTD y científico del Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales de Gran Bretaña, quien añadió que se había prestado escasa atención a los recursos naturales y la seguridad alimentaria.
«Continuar con las tendencias actuales profundizará aún más la división entre ricos y pobres»
Watson cobró celebridad como primer presidente del Panel Intergubernamental del Cambio Climático. La metodología de trabajo de la IAASTD es similar.
Según una de las principales autoras del informe, la ambientalista malasia Lim Li Ching, investigadora de Third World Network (TWN), «ya no es viable el escenario en el cual continúe incambiada la agricultura industrial, que hace una utilización intensiva de los insumos y la energía, y ha marginado a los agricultores a pequeña escala».
La IAASTD concluyó que el pasado énfasis en la producción y los rendimientos proporcionó algunos beneficios, pero fue a costa del ambiente y la equidad social, comentó Lim. «Además, reconoce que la excesiva liberalización del comercio puede tener efectos negativos para la seguridad alimentaria, la mitigación de la pobreza y el medio ambiente».
El informe exhorta a los gobiernos y organismos a redirigir la inversión, el financiamiento, la investigación y el foco de las políticas a las necesidades de los pequeños agricultores. Es necesario poner más énfasis en la protección de los recursos naturales y las prácticas agroecológicas, y aprovechar el conocimiento tradicional de los agricultores. Su principal mensaje es que la agricultura sustentable, basada en la diversidad biológica y que incluye a la agroecología y la agricultura orgánica, trae beneficios a los agricultores pobres y necesita ser apoyada por políticas públicas.
El Informe de Síntesis, acordado después de una reunión de una semana en Johannesburgo (Sudáfrica), se centra en ocho temas: bioenergía, biotecnología, cambio climático, salud humana, gestión de los recursos naturales, conocimiento tradicional, comercio y mercados, y la mujer en la agricultura.
Un aspecto importante del informe fue el relativo escepticismo hacia los cultivos modificados genéticamente. Después de analizar las evidencias, guarda significativo silencio sobre los beneficios reivindicados por los cultivos transgénicos, resaltando en cambio las dudas e incertidumbres que los rodean. «La breve respuesta a la pregunta de si los cultivos transgénicos pueden alimentar al mundo es ‘no’. Debemos comprender sus costos y beneficios», dijo Watson en un documento. El informe dice: «La evaluación de la tecnología queda rezagada con respecto a su desarrollo, la información es anecdótica y contradictoria, y es inevitable que exista incertidumbre sobre los posibles beneficios y daños».
También critica la premura por cambiar la utilización de la tierra de cultivos alimentarios a cultivos para agrocombustibles: «El cambio de los cultivos para su destino a combustible puede elevar los precios de los alimentos y reducir nuestra capacidad de mitigar el hambre».
«Este informe abre una nueva era para la agricultura», sostiene una declaración de ocho organizaciones no gubernamentales, entre las que se encuentran Greenpeace, Amigos de la Tierra, TWN y Practical Action. «ésta es una crónica del fracaso de la agricultura industrial que da que pensar. Refleja un creciente consenso entre científicos y gobiernos de que el viejo paradigma de la agricultura industrial, con consumo intensivo de energía y tóxica es un concepto del pasado. Y los agricultores a pequeña escala y los métodos agroecológicos ofrecen el camino para impedir la actual crisis alimentaria».
«La evidencia científica ofrece un apoyo inequívoco a la agricultura orgánica, como una solución creíble para el siglo XXI», comentó Parva Mahale, de la Federación Internacional de los Movimientos Agrícolas Orgánicos.
Lim declaró que «este informe demuestra claramente que los agricultores a pequeña escala y el medio ambiente pierden con la liberalización del comercio. Los países en desarrollo deben ejercer su derecho a detener la inundación de productos baratos, subsidiados por el Norte».
«Esto marca el inicio de una nueva y verdadera Revolución Verde», expresó Benny Haerlin, de Greenpeace. «La forma moderna de la agricultura es biodiversa y hace una utilización intensiva de la mano de obra, y trabaja con la naturaleza, no en su contra».
Patrick Mulvany, de Practical Action, añadió que «la IAASTD brinda la prueba de que el único camino posible es la intensificación de la agricultura biológica controlada localmente».
Y Juan López, de Amigos de la Tierra Internacional, concluyó: «Es alentador ver que los científicos refutaron la propaganda habitual sobre los cultivos transgénicos. Se centraron en los problemas reales, y en sus soluciones los cultivos transgénicos no tuvieron gran cabida».