Traducción Horacio J. Garetto
La Humanidad, en la era de la post Guerra Fría, está marchando hacia una crisis económica y social de una escala sin precedentes que está conduciendo hacia un rápido empobrecimiento a amplios sectores de la población mundial. Hay economías nacionales colapsando, hay desempleo rampante. Hay erupciones de hambre en el Africa Subsahariana, en el sur de Asia, y en parte de América Latina. Esta «globalización de la pobreza», que ha tenido por consecuencia una dramática reversión de los logros conseguidos durante el período de la descolonización de después del fin de la segunda guerra mundial, comenzó con la crisis de la deuda, a principios de 1980 y con la imposición de las letales reformas económicas del Fondo Monetario Internacional.
El Nuevo Orden Mundial se alimenta de pobreza humana y de destrucción del medio ambiente. Genera apartheid social, alienta el racismo y las discordias étnicas, socava los derechos de las mujeres y a menudo hunde los países en confrontaciones destructivas entre distintos nacionalismos que los integran. Desde 1990 extendió su alcance a todas las grandes regiones del mundo, incluyendo Norteamérica, Europa Occidental, los países del antiguo bloque soviético y los nuevos países industrializaos (NICs por las siglas en ingles) del sudeste asiático y del Lejano Oriente.
Esta crisis mundial es más devastadora que la gran Depresión de los años 30′. Tiene muchas más implicaciones geopolíticas; dislocaciones económicas han acompañado el inicio de guerras regionales, la fractura de sociedades nacionales y en algunos casos la destrucción de países enteros. Esta es, por lejos, la crisis económica más seria de la historia moderna (Michel Chossudovsky, The Globalization of Poverty, First Edition, 1997) Introducción El hambre es resultado de las reestructuraciones en favor del «libre Mercado» de la economía global proceso que tiene sus raíces en la crisis de la deuda de comienzos de 1980. No es un fenómeno reciente como pretenden sugerirlo muchos informes de la prensa occidental.
Pobreza y desnutrición crónica son condiciones preexistentes. Los aumentos recientes en los precios de la alimentación han exacerbado y agravado la crisis alimentaria. Golpean muy duro en las poblaciones empobrecidas que apenas si tienen los medios para supervivir.
Los problemas han irrumpido casi simultáneamente en todas partes:
«El precio de los alimentos en Haití subieron un promedio de más 40% en menos de un año, con los de primera necesidad como el arroz, duplicándose…. En Bangladesh (a fines de abril 2008) unos 20 mil trabajadores textiles tomaron las calles para denunciar el aumento de los precios de los alimentos y para demandar aumento de salarios. El precio del arroz se duplicó en el último año, amenazando a los trabajadores, que ganan salarios de solo 25 dólares. En Egipto las protestas terminaron con dos muertos, cientos de arrestados, policías en las fábricas…. Los alimentos subieron un 40%. A principios de año en Costa de Marfil, miles de personas marcharon hacia la casa del presidente Laurent Gbagbo cantando «tenemos hambre» y «la vida es demasiado cara, nos están matando».
Demostraciones similares, huelgas y enfrentamientos tuvieron lugar en Bolivia, Perú, Mexico, Indonesia, Filipinas, Pakistan, Uzbekistan, Tailandia, Yemen, Etiopia, y a través de la mayor parte del Africa sub-Sahariana (Bill Van Auken, Amid mounting food crisis, governments fear revolution of the hungry, Global Research, April 2008)
«Eliminando los pobres»
Con amplios sectores de la población mundial que ya están por debajo de la línea de pobreza los recientes feroces aumentos de los precios de los alimentos de primera necesidad son devastadores. Millones de personas alrededor del mundo son incapaces de adquirir los alimentos para su supervivencia. Estos aumentos hacen su contribución, de verdad, al proceso de «eliminación de los pobres» a través de muertes masivas por hambre. En palabras de Henry Kisinguer: «Controla el petróleo y controlarás a los países. Controla los alimentos y controlarás la gente».
A este respecto Kisinguer, en efecto, en el contexto del Memorándum de Seguridad Nacional, número 200 del año 1974, titulado «Implicaciones del Crecimiento de la Población Mundial para la Seguridad Nacional» que la ocurrencia de hambrunas puede constituir un instrumento de control de la población. De acuerdo con la FAO el precio de los granos de primera necesidad se incrementó un 88% desde marzo de 2007. El precio del trigo se incrementó un 181% en tres años. El precio del arroz un 50% en los últimos tres meses. (Véase el art. de See Ian Angus, Food Crisis: «The greatest demonstration of the historical failure of the capitalist model», Global Research, April 2008):
«El arroz más popular de Tailandia se vendía hace 5 años a 198 la tonelada, 323 hace un año. En abril de 2008 llegó a 1000 USS la tonelada. Esos incrementos son todavía peores en los mercados locales. En Haití la bolsa de 50 kilos se duplicó en valor en una semana a fines de marzo de 2008. Estos incrementos son catastróficos para los 2600 millones de personas que viven con menos de 2 dólares por día y que gastan entre un 60 a un 80% de sus ingresos en comida. Cientos de millones no tienen para comprarse el alimento».
Dos dimensiones relacionadas Este proceso por el cual poblaciones enteras están entrando en una crisis alimentaria tiene dos aspectos relacionados:
Primero, que hay todo un proceso histórico que viene desde hace varios décadas que ha hundido los niveles de vida tanto en los países desarrollados como en los no desarrollados Segundamente, que estas preexistentes condiciones históricas de pobreza de masas fueron exacerbadas y agravadas por el reciente aumento en los precios de los granos, lo que ha llevado en varios casos a una duplicación de los precios de venta al consumidor final de los alimentos de primera necesidad. Estos aumentos son, en una amplia proporción, resultado de movimientos especulativos. Causas especulativas en los aumentos de los granos
Los medios de comunicación han en gran parte engañado a la opinión pública respecto de las causas de estos aumentos, enfocándose casi exclusivamente en el aspecto de los costos de producción, climáticos y otros que han redundado en una reducción de la oferta y que pueden haber contribuido a alentar los aumentos de los precios. Si bien pueden haber concurrido son de relevancia limitada a la hora de explicar la índole impresionante y dramática de esos aumentos.
Esos aumentos en espiral que estamos contemplando con estupor son en gran parte el resultado de manipulaciones de los mercados. Son en gran parte atribuibles a juegos especulativos. Los precios de los granos hacia el alza son empujados en esa dirección por operaciones especulativas en el Chicago Board of Trade a su vez fusionado (en el 2007) con el Chicago Mercantile Exchange lo cual dio por resultado la entidad comercial más grande del mundo en las tratativas de compraventa de commodities lo cual incluye un amplio menú de opciones, contratos sobre precios futuros, index funds, etc .
Las especulaciones con trigo, con arroz o con maíz pueden hacerse sin necesidad de que la transacción «suceda en el mundo real». Los que participan de estos juegos no necesariamente están implicados en la venta o entrega de los granos. Las transacciones pueden usar commodity index funds que son apuestas o al alza o la baja de los precios. Una «put option» es una apuesta a la suba de los precios y una «call option» es una apuesta a la baja. Proponiéndoselo, los «traders» (los operadores del mercado) y las grandes instituciones financieras pueden llevar los precios para arriba en general o también en particular el de algún grano.
La especulación genera volatitilidad en los mercados. A su turno la inestabilidad resultante alienta y estimula las actividades especulativas.
Se tienen ganancias normales cuando los precios suben. Pero si un especulador está vendido «en corto» (short-selling) también pueden ganar apostando a que los precios colapsen.
Este conjunto de aumentos especulativos recientes en los precios de los alimentos condujeron a una ola de hambre mundial que no tiene precedentes por su escala.
La ausencia de medidas de regulación desencadena el hambre
Estas operaciones especulativas no se proponen per se desencadenar el hambre. Lo que desencadena el hambre es la ausencia de regulaciones en estos mercados especulativos (de opciones, opciones sobre futuros, fondos de inversión en commodities). En el actual contexto, un congelamiento de la especulación en los mercados de alimentos de primera necesidad, tomado como una imperativa decisión política, contribuiría inmediatamente a bajar los precios de los alimentos. Nada impide hacerlo pero nada hace prever que se esté pensando en un prudente cuidadoso conjunto de medidas como este.
Por lo que se ve esto no es lo que está siendo propuesto por el Banco Mundial y por el Fondo Monetario Internacional
El rol del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial
El Banco Mundial y el FMI han presentado un plan de emergencia, teóricamente con la idea de alentar la agricultura, en respuesta a la «crisis de los alimentos». Pero las causas verdaderas de la situación no son enfocadas. El presidente del Banco Mundial, Robert B. Zoellick describe su iniciativa como un Nuevo Trato, como un plan de acción de largo plazo destinado a alentar la producción, que consistiría, entre otras cosas, en duplicar los préstamos a los agricultores africanos.
«Tenemos que poner el dinero dónde hoy es urgente, en las bocas de los hambrientos» (Robert Zoellick, World Bank presidente, citado por la BBC, 2 Mayo 2008) Pero la «medicina económica» del Fondo Monetario y del Banco Mundial no son la solución sino en una importante medida la «causa» del problema. Más préstamos del FMI/BM para alentar la agricultura aumentará el endeudamiento y exacerbará más que aliviará la pobreza.
Los préstamos del Banco Mundial son otorgados con la condición de que los países se comporten según el manual neoliberal el cual desde principios de 1980 condujo a un colapso de las agriculturas locales.
Los programas de estabilización y de ajuste estructural impuestos por el FMI/BM a los países en desarrollo como condición para la renegociación de sus deudas externas por el contrario condujeron al empobrecimiento de centenares de millones de personas.
Lo decisivo es que las severas, ásperas realidades económicas y sociales que están por debajo de las intervenciones del FMI son los aumentos de precios de los alimentos, hambres, despidos masivos de trabajadores urbanos y destrucción de programas sociales. El poder interno de compra ha colapsado, las clínicas de salud para las mujeres y escuelas para los chicos fueron cerradas. Hay centenares de millones de chicos que tienen denegado el derecho a la educación primaria.
Los tratamientos de shock del FMI
Históricamente hablando los procesos de espiralización de los precios de los alimentos en el nivel del comercio minorista, fueron desencadenados por feroces devaluaciones de las monedas, que a menudo se convertían en hiperinflaciones. En Perú, por ej. en agosto de 1990, por órdenes del FMI, el precio de los combustibles se incrementó, de la noche a la mañana, en 30 veces. El del pan 20.
«A través de todo el Tercer Mundo la situación es de desesperación social y de desesperanza de las poblaciones empobrecidas por la interacción de las fuerzas del mercado. Anti-SAP y levantamientos populares son brutalmente reprimidos: Caracas, 1989. El presidente Carlos Andres Perez después de denunciar retóricamente al FMI de practicar «una economía totalitaria que mata no con balas pero sí con hambre» declaró el estado de emergencia y envió unidades de infantería y marines a los barriadas humildes en las colinas que rodean a la capital a reprimir las manifestaciones tras que el pan aumente un 200 por ciento. Se abrió fuego indiscriminadamente, la morgue de Caracas reportó 200 muertos, cuentas no oficiales se habla de más de mil muertos. Enero de 1984: conflictos sociales en Túnez motivadas por el desempleo joven y protestas por el alza en el precio de los alimentos; Nigeria, 1989, idem por el cierre de 6 universidades; Marruecos, 1990, huelga y levantamiento general contra las reformas del gobierno exigidas por el FMI (Michel Chossudovsky, op cit.)
La desregulación de los mercados de granos
Desde los años 80’los mercados de granos, impulsados por las políticas del Banco Mundial, se desregularon y los excedentes de la Unión Europea y de Estados Unidos fueron usados sistemáticamente para destrozar el campesinado y para desestabilizar los sistemas nacionales de agricultura. A este respecto los préstamos del Banco Mundial requerían el levantamiento de barreras comerciales a la importación de bienes agriculturiles, todo lo cual con frecuencia conducía a dumping (N. del T. se denomina así a vender en el exterior por debajo del precio al que uno vende en el mercado del que el vendedor proviene) por parte de los Estados Unidos y la Unión Europea con sus excedentes de granos en los mercados locales. Esto llevaba a los agricultores locales a la quiebra.
El «libre mercado» aplicado a la agricultura, impuesto por el FMI y el Banco Mundial destruye las producciones campesinas y socava la «seguridad alimentaria». Malawi y Zimbabwe eran en algún momento países prósperos con una producción de granos excedentaria respecto del nivel de consumo de su gente. Ruanda era virtualmente autosuficiente en alimentos hasta 1990 cuando las políticas del FMI le hicieron abrir los mercados a los granos subsidiados, con políticas inmorales de dumping que llevaron a todos sus pequeños productores a la ruina. En los años 91/92 el hambre golpeó Kenia, el país más exitoso del este de Africa en lo que respecta a producción de trigo. Pero claro, poco antes a su gobierno lo habían puesto en la lista negra por no querer someterse a las condiciones del Fondo. Porque la desregulación y apertura a las importaciones de granos era una condición puesta para renovar y reprogramar la deuda externa con sus acreedores del Club de París (Michel Chossudovsky, The Globalization of Poverty and the New World Order, Second Edition, Montreal 2003) El patrón que se repite todo a lo largo de Africa, sudeste de Asia y América Latina es el de que todas las políticas promovidas por las instituciones de Breton Woods llevan siempre a perder la «seguridad alimentaria». El hambre en la era de la globalización es el resultado de una política. El hambre no es la consecuencia de la escasez de alimentos sino al revés: los excedentes de alimentos fueron utilizados para desestabilizar las producciones de los países en desarrollo.
Estrechamente controlados por las transnacionales del agronegocio estos excedentes conducían en definitiva al estancamiento tanto de la producción como del consumo de alimentos esenciales y al empobrecimiento de campesinos todo a lo largo y ancho del mundo. Pero además, en la era de la globalización, los programas de ajuste estructural del FMI y del Banco Mundial son cosas que tienen una relación directa con el fenómeno del hambre en tanto y en cuánto que sistemáticamente socavaron todos los renglones de actividad, tanto urbanos como rurales.
Los ingresos de los agricultores tanto en los países ricos como pobres son estrujados por un puñado de grandes empresas globales agroindustriales que controlan los mercados de granos, los ingresos de los agricultores, las semillas y los alimentos procesados. Una firma gigante como Cargill que tiene más de 140 subsidiarias alrededor del mundo controla una parte bastante importante del comercio de granos. Desde 1950 es el principal contratista de EU para prestar el servicio de «ayuda alimentaria» (ley de 1954 número 480) La agricultura mundial tiene por primera vez en su historia la capacidad técnica de satisfacer los requerimientos de alimentos del planeta entero. A capacidad de producir alimentos es enorme, pero los niveles de consumo de alimentos se mantienen extraordinariamente bajos porque una enorme porción de la población mundial vive en condiciones de pobreza y privación extremas. Además, el proceso de «modernización» de agricultura llevó a la expoliación de los agricultores, aumentó la falta de tierras disponibles y la degradación ambiental. En otras palabras las mismas fuerzas que alientan la expansión de la producción global de alimentos están también empujando, antiéticamente, una contracción de los niveles de vida.
Semillas genéticamente modificadas
Coincidentemente con el establecimiento de la Organización Mundial de Comercio en 1995 (sucesora del GATT, General Agreement of trade and tariffs) otro importante cambio histórico ocurrió en la estructura de la agricultura mundial. Con esas reglas del juego los gigantes del agronegocio obtuvieron plena libertad para penetrar en los mercados de semillas de los países en desarrollo. La adquisición de los derechos de propiedad intelectual exclusivos sobre variedades de plantas también condujo a la destrucción de la biodiversidad. Actuando por cuenta de un puñado de conglomerados biotecnológicos les fueron dados a un montón de productores semillas genéticamente modificadas (GMO, siglas en inglés) inclusive muchas de esas veces disimuladas dentro de «paquetes de ayuda alimentaria». En Etiopia, por ejemplo, paquetes de semillas genéticamente modificadas les fueron dados a los campesinos en el medio de una ola de una devastadora sequía. Se plantó, se cosechó, pero al minuto después los campesinos se encontraron con que esas semillas no se podían volver a plantar sin pagarle regalías a Monsanto, a Arch Daniel Midland, y tutti quanti, etc. Y a continuación también descubrieron que las benditas semillas no se podían cosechar sino se utilizaban los insumos tales como los herbicidas, los insecticidas y los fertilizantes que también los producen y proveen y distribuyen los mismos de siempre: los gigantes biotecnológicos del agronegocio. Economía campesinas enteras fueron captadas por las redes de los grandes conglomerados del agronegocio. Ruptura del ciclo de la Agricultura
Con la adopción de semillas genéticamente modificadas un gran cambio ha ocurrido en la historia y la estructura de la agricultura desde que esta nació, estimativamente unos 10 mil años atrás.
La reproducción de semillas en viveros en los pueblos y ciudades fue discontinuada por el uso de semillas genéticamente modificadas. El ciclo tradicional, natural, de la agricultura, que permitía a los agricultores guardar sus semillas orgánicas y plantarlas y cosecharlas hasta que se vuelva a cumplir el ciclo fue roto. Este patrón destructivo -invariablemente productor de hambre- se reproduce en país tras país a todo lo largo y ancho del mundo conduciendo a la extinción de la economía campesina.