Con el alza del precio del crudo hasta 127 dólares por barril y los pronósticos de la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP) y de Goldman Sachs, el banco de inversiones más grande del mundo de que muy pronto la cifra se elevaría a 200 dólares, muchos se preguntan ¿cómo se parará y qué […]
Con el alza del precio del crudo hasta 127 dólares por barril y los pronósticos de la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP) y de Goldman Sachs, el banco de inversiones más grande del mundo de que muy pronto la cifra se elevaría a 200 dólares, muchos se preguntan ¿cómo se parará y qué será de las naciones subdesarrolladas que no tienen recursos para afrontar esos gastos?
Ese pronóstico había sido hecho seis meses atrás por el dirigente cubano Fidel Castro en uno de sus artículos denominados Reflexiones, y retomado por el presidente de Venezuela Hugo Chávez, durante una Cumbre de PETROCARIBE, quienes alertaron los graves riesgos que se corrían por esta desenfrenada carrera de precios y la necesidad de tomar medidas para ahorrar el combustible.
En los últimos tiempos el mercado del crudo se ha convertido en una verdadera espada de Damocles para gobiernos y ciudadanos que al amanecer de cada mañana se encuentran con que cualquier motivo, el más grave o el más intrascendente puede provocar subidas en los precios.
Para no atiborrar sobre los diversos motivos, citemos solo algunos: Invasión y ocupación de Iraq por Estados Unidos; sabotajes a instalaciones petroleras en Kenia; ataque contra una planta química en Arabia Saudita; dificultades en los yacimientos de Noruega; amenazas de guerra norteamericana contra Irán; huracanes en México; poca producción de las naciones de la OPEP; pérdida de valor del dólar; tensiones en Venezuela; mayores consumos de China e India; inestabilidad política en Pakistán, etc.
Hasta situaciones que otrora provocaron cierta estabilidad en el mercado mundial como un reciente informe oficial de Estados Unidos que muestra un incremento en las reservas de crudo, en esta ocasión no ha sido óbice para que el llamado oro negro dejara de subir.
En solo cuatro meses, los precios del petróleo se han incrementado en un 25% ayudado mayormente por la especulación de las compañías comercializadoras e intermediarias que aupan los temores relacionados al abastecimiento y la depreciación del dólar (moneda en que comercia la mayoría de los exportadores).
El primer gran aumento tuvo como motivo la guerra árabe-israelí de 1973 cuando las naciones árabes impusieron un embargo petrolero a los gobiernos que ayudaban al régimen sionista, y el precio se elevó de 2,5 dólares por barril (dpb) en enero de ese año a 11,5 dpb en 1974.
Cuando en 1979 el pueblo iraní, encabezado por el ayatollah Khomeini, puso fin al régimen pro occidental de Mohamed Reza Pahlevi, se produjo otro incremento que alcanzó en 1980 a los 36 dólares por barril.
Estas situaciones indujeron a los países capitalistas industrializados a elevar las producciones en otras áreas como la del Mar del Norte, que unidas a los altos precios del combustible y una recesión global existente en las décadas de 1970 y 1980 motivaron excesos en las existencias de esa fuente energética.
Pequeñas altas y bajas en los precios caracterizaron los finales de los 80 con un promedio de 15 dpb pero tras la invasión estadounidense-británica contra Iraq se dispararon a 41.90 dpb en octubre de 1991.
Nuevas recesiones económicas globales con bajas demandas y aumentos de producción petrolera ocasionaron la caída de los precios, y en 1993 los 12 miembros de la OPEP (Ecuador se desvinculó del grupo en 1992) acordaron un sistema de cuotas fijas para tratar de incrementarlos.
De todas formas continúo la depresión y para 1998 el crudo costaba menos de 10 dpb. La OPEP junto a importantes productores no miembros como México y Noruega, convinieron recortes en las producciones, al que siguieron otros dos en 1999 que detuvieron la caída.
Desde entonces el mercado comenzó a calentarse, la OPEP decretó incrementos de extracción que no dieron resultados y si en el 2000 llegó a 30 dpb, después de la invasión a Iraq no se ha detenido, cruzó la barrera de los 100 dólares y todo hace indicar que por el momento no parará.
Aunque parezcan inconcebibles, los siguientes datos son puntuales: en 35 años el precio del petróleo pasó de 2,5 dólares por barril en 1973, a 126 dpb en 2008 y del 2001 a la fecha subió en un 400%.
¿Qué nación, de las más de un centenar que no cuentan con ese recurso energético, puede sostener tamaños gastos? A esto se une un mundo globalizado donde la concepción que prevalece es la del libre comercio neoliberal y las privatizaciones que discriminan a las grandes masas poblacionales.
En contraposición a esas políticas, surgió otra cuya característica es la solidaria llevada a cabo por el presidente venezolano Hugo Chávez, que ha posibilitado a muchas naciones latinoamericanas paliar la grave situación económica.
Venezuela, en aras de la colaboración y de la integración de los pueblos de América Latina, ofrece a numerosos gobiernos de la región, convenios que le permiten adquirir combustible a menores precios y a largos plazos. De esos beneficios ya disfrutan Brasil, Argentina, Uruguay, Nicaragua, Honduras, Guatemala y varias naciones del Caribe, por citar algunas.
En sentido general, las compañías intermediarias y la especulación financiera siempre tendrán algún motivo (real o fabricado) para seguir enriqueciéndose con este pingüe negocio.
Pero lo cierto es que para la gran mayoría del mundo, se hace cada día más difícil sufragar el costo del preciado combustible, y por tanto se hace necesario buscar fuentes alternativas de energía y a la par disminuir los consumos como ha realizado Cuba en los últimos años y cuyo ejemplo siguen hoy otros pueblos del planeta.