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La verdadera razón de la guerra de Iraq

Fuentes: Counterpunch

Traducido por Guillermo F. Parodi

El gobierno de Bush empantanó a los EE UU en un sexto año de guerra en Afganistán e Irak, sin ningún final a la vista. El coste de estas guerras de agresión es enorme. Las pérdidas oficiales estadounidenses en los combates se sitúan en 4.538 muertos. Oficialmente, se reconocen 29.780 soldados usamericanos heridos en Irak. Expertos sostienen que se trata de cifras subestimadas. Sin embargo, estas cifras no son más que la parte visible del iceberg.

El 17 de abril de 2008, AP News informó de que un nuevo estudio publicado por el RAND Corporation llegó a la conclusión que «aproximadamente 300.000 soldados usamericanos padecen de una depresión grave o de estrés post traumático después de su servicio en las guerras en Irak y Afganistán, y que 320.000 sufrieron daños cerebrales».

El 21 de abril de 2008, OpEdNews divulgó un e-mail interno de General. Michael J. Kussman -subsecretario para la salud en la Administración de los Veteranos-, a Ira Katz, jefa de salud mental en la Administración de los Veteranos, que confirma un informe del periódico de McClatchy, según el cuál 126 veteranos, de las actuales guerras, se suicidan por semana. En la medida de que estos suicidios sean atribuibles a las guerras, más de 500 muertes se deberían añadirse cada mes a las pérdidas en combate.

En relación con las pérdidas iraquíes, los estudios de expertos dan una cifra que llega hasta 1,2 millones de iraquíes muertos, casi todos civiles. Dos millones de iraquíes huyeron de su país y otros dos millones se desplazaron dentro de Irak. Las pérdidas afganas son desconocidas.

Afganistán e Irak sufrieron enormes pérdidas de civiles y daños en las viviendas, en infraestructura yl medio ambiente. Irak está afectado por el uranio empobrecido y sistemas sanitarios (cloacas) destruídos.

Además, existe el coste económico para los Estados Unidos. El Premio Nobel de economía José Stiglitz considera que el coste total de esta invasión y la tentativa de ocupación de Irak se sitúa entre 3 y 5 billones de dólares (1 billón = 1 millón de millones = 10^12). El precio del petróleo y la gasolina en dólares se triplicó, y el dólar perdió del valor contra las otras divisas, cayendo incluso espectacularmente contra el débil baht tailandés. Antes de que Bush lanzase sus guerras de agresión, un dólar valía 45 bahts. En la actualidad, el dólar ya no vale más que 30 bahts.

Los Estados Unidos no pueden permitirse de tales costes. Antes de su dimisión el mes pasado, el Presidente de Tribunal de Cuentas de los Estados Unidos, David Walker, informó de que las deudas no cubiertas con el Gobierno de los Estados Unidos ascendían en un total de 53 billones de dólares (1 billón = 1 millón de millones = 10^12) (¡alrededor de 34 billones de euros!). El Gobierno de los EE UU es incapaz de cubrir estas deudas. El Régimen de Bush hasta debe pedir prestado dinero en el extranjero para pagar sus guerras en Irak y Afganistán. No hay ningún medio más seguro de poner el país en quiebra y de desalojar el dólar como divisa de reserva mundial.

Los costes morales son quizás los más elevados. Todas esas muertes, todos esos heridos y todos esos costes económicos para los Estados Unidos y sus víctimas, enteramente se deben a las descaradas mentiras del Presidente y el Vicepresidente de Estados Unidos, del Secretario a la Defensa, de la Consejera a la Seguridad Nacional y, por supuesto, de los medios de comunicación, incluido el «liberal» New York Times. Esas mentiras se propagaron por medio de un plan no declarado. «Nuestro» gobierno aún no nos ha explicado a «nosotros, el pueblo» las verdaderas razones por las que «nuestro» gobierno invadió Afganistán e Irak.

En lugar de reaccionar, el pueblo estadounidense ha aceptado como dóciles corderitos una serie de mentiras evidentes: armas de destrucción masiva, la conexión de al Qaeda con los atentados del 9/11, el derrocamiento de un dictador y «llevar la democracia» los iraquíes.

El «moralista» gran pueblo estadounidense prefiere creer las mentiras del gobierno a reconocer los crímenes del gobierno y hacerlo responsable de sus acciones.

Para un pueblo con verdadera moral, existen numerosas formas eficaces para protestar. Consideremos por ejemplo a los inversores. Claramente que Halliburton y los proveedores del ejército están estafando al Fisco. Los inversores compran masivamente sus acciones para apropiarse de parte de los inflados beneficios. ¿Pero qué haría un pueblo con un verdadero sentido moral? ¿No boicotearía las acciones de esas empresas que se benefician con los crímenes de guerra del gobierno de Bush?

Si los Estados Unidos invadieron Irak por alguna de las razones que dio el gobierno de Bush, entonces ¿por qué los EE UU gastaron 750 millones de dólares en una «embajada» fortificada, con sistemas antimisiles, sus propios sistemas de generación de energía eléctrica y de aprovisionamiento de agua, sobre un terreno de 52 Hectáreas? Nadie ha visto o escuchado antes nada sobre tal embajada. Queda claro que se construyó a esta «embajada» como cuartel general de una potencia colonial ocupante.

La realidad es que Bush invadió Irak con la intención de transformar a ese país en una colonia estadounidense. El autodenominado gobierno de al-Maliki no existe fuera de la zona verde protegida, el cuartel general de la ocupación estadounidense. Maliki es solo un bien pagado testaferro del gobierno de Bush.

Si la dominación colonial no fuese la intención, los EE UU no harían todo lo posible para forzar a los 60.000 hombres de de la milicia de Sadr a combatir. Sadr es un chiita que es un verdadero dirigente iraquí, posiblemente el único que podría poner fin al conflicto sectario y restaurar un poco de unidad en Irak. Como tal, es considerado por la administración de Bush como un peligro para la marioneta usamericana que es Maliki. A menos que los Estados Unidos puedan comprar o falsear las próximas elecciones iraquíes, Sadr emergerá probablemente como un verdadero líder. Eso sería un evento altamente desfavorable para las esperanzas del gobierno de Bush de establecer su dominio colonial detrás de la falsa fachada democrática de Maliki. Más que trabajar con Sadr para salir del empantanamiento, los usamericanos harán todo lo posible para asesinarlo.

¿Por qué el régimen de Bush quiere gobernar Iraq? Algunos especulan que es una cuestión de «petróleo máximo». Los recursos petroleros están declinando y la demanda crece incluso por parte de países en desarrollo como China. De acuerdo con este argumento, los EE UU decidieron apropiarse de Irak para asegurar su propio aprovisionamiento de petróleo.

Esta explicación plantea inconvenientes. La mayor parte del petróleo estadounidense procede del Canadá, México y Venezuela. El mejor medio para los Estados Unidos de garantizar sus suministros de petróleo sería proteger el papel del dólar como divisa de reserva mundial. Además, de 3 a 5 billones de dólares de dólares hubieran permitido comprar una cantidad enorme de petróleo. Antes de las invasiones usamericanas, el monto de las importaciones de petróleo estaba por debajo de 100 mil millones de dólares por año. Incluso en 2006, las importaciones totales desde los países de la OPEP eran de 145 mil millones de dólares y el déficit de comercial con la OPEP ascendía a 106 mil millones de dólares. Con tres billones se hubieran pagado 30 años de importaciones de petróleo de los EE UU; cinco billones de dólares, lo hubieran hecho para medio siglo. Para eso sólo bastaba que el gobierno de Bush hubiera preservado el valor del dólar.

La explicación más probable de la invasión estadounidense de Irak es el compromiso del régimen neoconservador de Bush con la defensa de la expansión territorial israelí. No existe ningún neoconservador que no esté sea aliado de Israel. Israel desea apropiarse de toda Cisjordania y el sur de Líbano en su plan de expansión territorial. Un régimen colonial norteamericano en Irak no solo protege a Israel contra ataques, sino que también permite ejercer presión sobre Siria e Irán para que no sostengan a los palestinos y libaneses. La guerra de Irak es una guerra para la expansión territorial de Israel. Los soldados usamericanos mueren o quedan lisiados por Israel. La «guerra contra el terror» de Bush es una patraña que sirve para cubrir la intervención de Estados Unidos en Oriente Medio por la cuenta del «gran Israel».

Paul Craig Roberts fue Secretario Asistente del Tesoro durante el gobierno de Reagan. Fue editor asociado del Wall Street Journal y editor de la National Review. Recibió numerosos reconocimientos académicos. Le fue concedida la Legión de Honor de manos de François Mitterrand. Es autor del libro «Alienation and the Soviet Economy» (Alienación y la Economía Soviética), es coautor del libro «The Tyranny of Good Intentions» (La Tiranía de las Buenas Intenciones). Puede ser contactado en: [email protected]

Fuente: http://counterpunch.org/roberts04232008.html

Artículo original publicado el 14 de abril de 2008

Guillermo F. Parodi es miembro de Rebelión, Cubadebate y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y la fuente.