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Una ecuación injusta

Libre comercio acá, discriminación allá

Fuentes: APM

La «directiva retorno» estipula penas de entre seis y dieciocho meses de prisión para los indocumentados en Europa. Evo Morales encabeza la oposición a esta medida que criminaliza la inmigración.

Como ha demostrado la historia, el sistema capitalista, que hoy transita una fase que podríamos denominar como Imperio Global Privatizado (IGP), esta repleto de incoherencias.

Ya en el siglo XIX, Karl Marx denunciaba que el modelo capitalista funcionaba a través de la explotación del hombre por el hombre. Otra irracionalidad del sistema radica en el hecho que aunque cada vez hay más personas en el mundo, la riqueza se amontona en muy pocas manos.

Un documento de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), titulado «La encrucijada de la desigualdad», sostiene que los países desarrollados acaparan el 80 por ciento de la riqueza mundial. A este dato hay que sumarle que en las últimas cuatro décadas la renta pér capita de los países más poderosos casi se triplicó, por su parte este índice en los países en vías de desarrollo sólo creció un 25,94 por ciento.

En Latinoamérica también tenemos varios ejemplos de estas desigualdades inherentes al capitalismo.

A lo largo varios siglos el continente sudamericano albergó a una gran cantidad de inmigrantes europeos: italianos, españoles, ingleses, entre otros. Ya sea, porque escapaban de las guerras que ocurrían en Europa. O porque el sistema los expulsaba, o sólo porque querían probar suerte en un territorio poco explorado, los migrantes llegaron en masa a los puertos. Lo que ellos consideraban como «América», finalmente les brindó la posibilidad de desarrollar todos sus emprendimientos: tanto personales, como familiares.

Ya en el siglo XXI, la situación cambió. Debido a los efectos de la globalización, ahora fueron los latinoamericanos los que emigraron en masa hacia el continente europeo.

Pero la Unión Europea (UE) no parece tener muchas ganas de mostrar generosidad ante la difícil situación que viven hoy en día miles de bolivianos, peruanos, ecuatorianos, entre otros más, muchos de los cuales se encuentran hoy en una situación migratoria irregular. Según estimaciones existen actualmente alrededor de ocho millones de inmigrantes ilegales en toda Europa.

Aprovechando que existe un conjunto de actividades laborales que los europeos no parecen dispuestos a realizar, miles de personas trabajan día a día fuertemente para poder así enviar algo de dinero a sus familiares en su país de origen.

No obstante que los inmigrantes representan una fuerza de trabajo necesaria para las economías desarrolladas del viejo continente, los gobiernos de la UE pretenden implementar una medida denominada «directiva de retorno», que de alguno u otro modo criminaliza a la inmigración.

La misma estipula que las autoridades podrán encarcelar a los inmigrantes ilegales durante un período de seis meses, el cual se puede ampliar hasta un año y medio, antes de que se materialice la deportación a los respectivos países de origen.

El primero en criticar abiertamente la «directiva retorno» fue el Presidente de Bolivia, Evo Morales Aima. A través de una carta abierta dirigida a los mandatarios de la UE, Morales señaló: «Nosotros estamos bajo intensa presión de la Comisión Europea para aceptar condiciones de profunda liberalización para el comercio. A título de la protección jurídica se nos presiona por el proceso de nacionalización del agua, el gas y telecomunicaciones (…) Pregunto, en ese caso, ¿dónde está la ‘seguridad jurídica’ para nuestras mujeres, adolescentes, niños y trabajadores que buscan mejores horizontes en Europa?».

De acuerdo al Jefe de Estado, es una incoherencia promover la libertad de circulación de mercancías y finanzas, mientras en «frente vemos encarcelamiento sin juicio para nuestros hermanos».

Evo Morales anunció que de aprobarse la «iniciativa retorno» en el Parlamento Europeo, él mismo la va a tratar a mediados de la semana que viene donde habría que reveer la posible aprobación del Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y la Comunidad Andina de Naciones (CAN).

Por último, en caso que la directiva retorno llegue a aprobarse el mandatario se comprometió a normar «con los ciudadanos europeos las mismas obligaciones de visa que nos imponen a los bolivianos».

En el marco del simposio «Hacia una gobernabilidad migratoria», el secretario general de la CAN, Freddy Ehlers, hizo un llamamiento a otros gobiernos del mundo para que se pronuncien en contra de la política migratoria abusiva que intenta implementar el Parlamento Europeo.

El funcionario recordó que los países andinos han venido insistiendo en este último tiempo para que «la cuestión migratoria esté en el marco de la negociación CAN-UE para un Acuerdo de Asociación, y que se incluya tanto en el pilar político como en el tema de la cooperación».

«Eso se va a tratar en la próxima ronda de negociación en Bruselas, es uno de los temas fundamentales», enfatizó Ehlers.

Desde el gobierno ecuatoriano de Rafael Correa, también se escucharon voces críticas hacia la «directiva retorno». Lorena Escudero, Secretaria del Migrante de Ecuador consideró que la iniciativa «esconde una tendencia a criminalizar la movilidad humana».

De acuerdo a su percepción es importante que «se gestione entre los países de origen y destino una migración ordenada, que responda a las necesidades mutuas, que reconozca el aporte de los migrantes y la necesidad de una integración amable y respetuosa».

Lo más alarmante de que la próxima sesión del Parlamento Europeo, que va a tener lugar entre el 16 y 19 de Junio, es que se apruebe la normativa regulatoria de la inmigración en Europa. Dado que podría desatarse una verdadera «cacería de brujas» sobre cientos de miles de inmigrantes latinoamericanos. Los cuales, ya diariamente tienen que soportar los agravios xenófobos de ciertos sectores ultra nacionalistas, que ven a los inmigrantes como un «peligro latente» para sus naciones.

A su vez los gobiernos de Sudamérica también van a sentir el golpe, no sólo porque van a tener ver planificar como van reinsertar en el aparato económico a las miles de persona deportadas.

Por otra parte también van a perder una fuente importante de ingresos, las remesas. Por ejemplo en el caso de Bolivia, las mismas representan alrededor del 10 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) del país, o sea casi un tercio de las exportaciones anuales de gas.

Para concluir podemos decir que Europa -en política inmigratoria- parece estar siguiendo la postura del gobierno estadounidense de George W. Bush. Quien a pesar de necesitar de la fuerza de trabajo inmigrante para motorizar su economía, creó un conjunto de normativas que criminalizan a la inmigración.

El mejor ejemplo de esta política discriminatoria es el muro que la Casa Blanca esta construyendo en la frontera con México.

Como se dijo al principio de esta nota, el sistema capitalista esta plagado de incoherencias, de sinrazones. Hasta el punto que no es descabellado pensar que, si las posiciones xenofóbicas siguen ganando terreno el viejo continente, en un futuro no muy lejano talvez se pueda llegar a construir un muro parecido al estadounidense, para así evitar que los inmigrantes pisen terreno europeo