En Venezuela se viven, en principio, dos realidades. Una, que podríamos decir que es muchas al mismo tiempo, de un país que vive un proceso de transformación y de participación de la población para lograr un cambio, no sólo en las relaciones sociales, políticas y económicas, sino en una verdadera independencia y otra, la que […]
En Venezuela se viven, en principio, dos realidades. Una, que podríamos decir que es muchas al mismo tiempo, de un país que vive un proceso de transformación y de participación de la población para lograr un cambio, no sólo en las relaciones sociales, políticas y económicas, sino en una verdadera independencia y otra, la que difunden los medios de comunicación privados.
Si una de las premisas que tiene el periodismo es que en una guerra la primera víctima es la verdad, en épocas de elecciones podemos asegurar que sucede de igual modo. En Venezuela, volveremos a presenciar una guerra mediática en los próximos meses hasta que se lleve a cabo el 23 de noviembre los comicios de gobernadores y alcaldes. Hace apenas menos de un año se consultó la Reforma Constitucional presentada por el presidente de la República, Hugo Chávez, y ésta tuvo una aprobación de 49,29% del electorado, que viene a ser un apoyo contundente a la gestión y propuestas del Presidente si tomamos en cuenta que en vísperas a la elección el gobierno se tuvo que enfrentar a un descomunal desabastecimiento, acompañado de una campaña que desvirtuaba la propuesta presidencial en los medios por parte de la oposición política.
En esta guerra mediática veremos enfrentados al gobierno tratando de mostrar con eficiencia los logros de nueve años de Revolución Bolivariana apoyado por los medios del Estado, mientras que por el otro, la oposición y los medios de comunicación privados tratará de empañar esos resultados de diferentes maneras, bien sea minimizándolos o desa pareciéndolos de sus pantallas, radio o páginas.
Entre los casos que más destacan los medios en favor de la oposición política venezolana, según los sondeos de opinión pública, son: la inseguridad; la carencia de vivienda y la inflación. A contrapelo hay una economía que ha mantenido una tasa de crecimiento de 9.7(1) en el periodo 2004-2007 y un cambio radical en la forma de hacer política al diversificar la relación comercial con países de Asia y estrechar relaciones de integración con las naciones latinoamericanas.
Mientras la oposición trata de recuperar espacios políticos en las próximas elecciones de gobernadores y alcaldes, el gobierno ha tenido una intensa labor para lograr independencia económica y tecnológica al establecer convenios con países como Rusia, China, Bielorrusia, Irán, Portugal, Brasil, Argentina. Ya el país no es la Venezuela del sultanato, que tenía como propósito proveer exclusivamente petróleo a los países industrializados, especialmente a Estados Unidos (EEUU), que fue favorecido con la venta de petróleo a un precio promedio de 2,94 US$ por barril durante las décadas 50 y 60 del siglo XX(2).
Venezuela ha invertido para tener un satélite, provisto por China, que será lanzado en noviembre de este año y tendrá una vida de 15 años y que beneficiará, además de a Uruguay que permitió la utilización de su órbita espacial, a Bolivia, Paraguay, Cuba, República Dominicana, Jamaica y Haití. Ha tenido que recurrir a Rusia y Bielorrusia para adquirir aviones, helicópteros, armas y municiones debido al bloqueo que le ha impuesto EE UU para no proveerle a Venezuela ningún tipo de tecnología para defensa. De Irán ha logrado transferencia tecnológica para el sector agroindustrial, automotriz y vivienda; con Portugal firmaron convenios bilaterales en materias energética, alimentaria y modernización de puertos, entre otros.
Venezuela no ha dejado en ningún momento de proveerle petróleo a EEUU pese a todos los tropiezos que le ha generado la Casa Blanca, desde apoyar el golpe de Estado en abril de 2002 hasta negarle la entrada a la comitiva venezolana que acompañaba al presidente Chávez al discurso de orden ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) en 2006. Pero en algo ha sido muy explícito el presidente Chávez, en enfrentar las políticas neoliberales que quieren imponer los organismos multilaterales que están alineados con el Imperio: el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En abril de 2007 Venezuela le dijo adiós al FMI y al Banco Mundial al liquidar la deuda que en 1998 ascendía a 3.300 millones de dólares con ambos organismos. Al pagar anticipadamente esta deuda que se vencía en 2012, la nación se ahorró 8 millones de dólares en intereses. Esta noticia la dio Chávez en la celebración del 14 de abril de 2007, fecha en que un lustro atrás regresó al poder después del golpe de Estado que lo separó por 48 horas de la presidencia.
«La deuda que manteníamos desde el año 1998, último de los gobiernos de la Cuarta República, observó una línea descendente que nos llevó a liquidar por completo este gran peso para el país. Nos sentimos orgullos de cerrar este ciclo del capitalismo salvaje.»(3)
Hay que recordar que estos organismos impusieron a presidentes venezolanos aplicar medidas económicas neoliberales debido a la sujeción que tenían por estar en deuda financiera con el FMI y el BM. El más resaltante es el de 1989, cuando Carlos Andrés Pérez apenas comenzaba su gobierno implementó el «Paquete de Medidas» que dio origen a una protesta popular, mejor conocida como «El Caracazo», y que terminó con un saldo de muertes aún desconocido.
Venezuela está demostrando que es posible el crecimiento económico sin las recetas del FMI y del Banco Mundial, y que además, se puede ser solidario con los países de la región latinoamericana y caribeña, estableciendo un nivel de cooperación energética (Petrocaribe) que le permita a los países más débiles financieramente formas de pago más flexibles para poder cumplir con los convenios suscritos.
Esta posición solidaria ha sido vilipendiada y tratada como si fuera un regalo de petróleo o de dólares o compra de conciencia de quienes dirigen los países que reciben la ayuda venezolana. Mas sin embargo, lo que está detrás de toda esta ayuda solidaria, es el afán de integrar a Latinoamérica. En este sentido, Venezuela comienza a dar los primeros pasos más allá de lo estratégicamente económico e impulsa una política, social y cultural. Con este criterio nace la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba) el 29 abril de 2005, en contraposición del Área del Libre Comercio de las Américas (Alca) propuesto por EEUU.
«El Alba es un instrumento para atacar los obstáculos a la integración: a) la pobreza; b) las desigualdades y asimetrías entre países; c) el intercambio comercial desigual; d) el peso de una deuda externa impagable; e) la imposición de políticas estructurales de ajuste por el FMI, el BM y la OMC que, sin dudas, socavan las bases de apoyo social y político de cada uno de nuestros Estados; f) los obstáculos para tener acceso a la información, el conocimiento y la tecnología que se derivan de los actuales acuerdos de propiedad intelectual; y, g) prestar atención a los problemas que afectan la consolidación de una verdadera democracia, tales como la monopolización de los medios de comunicación social».(4)
Como EEUU se ha visto imposibilitado en poder cristalizar el Alca, especialmente después de la IV Cumbre de Las Américas realizada en Mar del Plata -en noviembre de 2005-, continuó con la estrategia de acordar Tratados de Libre Comercio (TLC) con diferentes países de la región. Sin embargo, el Alba continúa con su misión integradora. En apenas tres años de haberse creado ya cuenta con seis países, al adherirse recientemente Honduras. Quienes primero conformaron el Alba fueron Venezuela y Cuba. Después le siguió Bolivia, cuando ascendió Evo Morales a la presidencia; Nicaragua, tras el triunfo de Daniel Ortega; y Dominica. Cuando Rafael Correa asumió la presidencia de Ecuador, se presumió que también entraría al Alba, pero hasta ahora esto no ha sucedido. Sin embargo, Correa fue muy claro en la reciente visita al país al estimar positivamente la labor solidaria de Venezuela con los países del Alba, porque quien la impulsa es quien menos la necesita: Venezuela.
«Estamos observando su evolución y hemos hecho un detenido análisis del proceso, pues tenemos una gran relación tanto con Venezuela como con otros muchos países», explicó Correa en rueda de prensa a finales de agosto en Ciudad Bolívar, Venezuela, y afirmó que no descartaba que en un futuro perteneciera al Alba, pero «que será especialmente cuando se haya materializado un mayor número de acuerdos y haya proyectos concretos en los que Ecuador pueda participar».
Asimismo, Correa destacó que Venezuela es el «país que más impulsa la integración energética de América Latina, a pesar de ser el que menos la necesita pues cuenta con inmensas reservas petroleras, lo que demuestra su desinterés y solidaridad con los demás pueblos».
Desde que Chávez asumió el gobierno en 1999, en América Latina cambió el mapa político en apenas una década y esto ha hecho más viable la posibilidad de la integración. Al principio de su mandato, Chávez estaba solo en las cumbres presidenciales de la región. Algunas veces lo acompañaba Fidel Castro a estos encuentros, hasta que aparecieron Luis Inacio Lula Da Silva, Néstor Kichner (y ahora Cristina Fernández), Tabaré Vázquez, Evo Morales, Daniel Ortega, René Préval, Rafael Correa y, el más reciente, Fernando Lugo. Con este nuevo mapa político latinoamericano la integración que empezó a proponer Chávez al comienzo de su gobierno cobra fuerza y se afianza no sólo en el plano económico, sino también en el político, social y cultural.
Con este sentido entra Venezuela a Mercosur (que aún espera por la decisión de los congresos de Brasil y Paraguay para ser miembro pleno) y participa en la creación de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que se oficializó recientemente en Brasilia, Brasil (23 de mayo de 2008), con la participación de 12 países después de que la región había avanzado en acuerdos de integración energética y la creación del Banco del Sur.
Todos estos acuerdos no siempre son bien vistos por la oposición política venezolana e internacional. Cada acuerdo a que se llega con un país o países de la región es desvirtuada, a excepción -«extrañamente»- de la realización del gasducto transcaribeño donde participan Venezuela, Colombia y Panamá.
Sobre el gasducto transcaribeño no hay campaña en contra, mientras que todos los otros acuerdos, los antes mencionados y los que quedaron por mencionar, son presentados como un gasto que «perjudica» a la nación, según la oposición política venezolana y los medios privados, y contraponen estos «gastos» con las necesidades y/o carencias que siguen sin resolverse. Aunque la realidad y lo que no se informa es que Venezuela mantiene unas reservas internacionales por más de 36 mil millones de dólares para agosto de 20085, mientras que en 1998 estaban en 14.176 millones de dólares. En los primeros años de este gobierno, en 2000, logró un tope de 17.902 millones de dólares, pero ésta se vio reducida a 11.082 millones de dólares a finales de enero de 2003, después de que la oposición intentara derrocar nuevamente a Chávez mediante la paralización de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) durante más de dos meses y que dio una pérdida a la nación estimada en 20.000 millones de dólares.
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1 Fuente: Banco Central de Venezuela (BCV).
2 A partir de 1974 los precios del petróleo repuntan hasta llegar a 10,53 US$/b. En 1981 se logra un tope histórico de 29,71 US$/b, pero en 1998 llega a 10,57 US$/b (Precios promedios). Fuente: Ministerio del Poder Popular para la Energía y Petróleo.
3 Hugo Chávez, en: ABN http://www.abn.info.ve/noticia.php?articulo=88815
4 Principios rectores del Alba. En: La Patria Grande, www.lapatriagrande.net/05_sociedad/economia/dossier_alba/alba.htm
5 Fuente: BCV. Cifras provisionales.