La confusión reina en torno a la gravísima crisis financiera internacional y no fue disipada por la reunión celebrada el sábado en Paris por los máximos dirigentes de Francia, Alemania, Gran Bretaña e Italia.
Los jefes de estado y de gobierno de estos cuatro países garantizaron a los europeos que el Estado hará todo lo necesario para evitar el derrumbe del sistema bancario. Sin embargo, no lograron tranquilizar a los especialistas que se interrogan sobre el futuro de esas promesas en una Europa que carece de instituciones y mecanismos capaces de dar soluciones globales a la crisis.
Un punto positivo fue marcado en todo caso : los gobiernos están dispuestos a salvar a los bancos amenazados de quiebra a pesar de la repugnancia que sienten frente a la voracidad de los banqueros que les llevó a la actual situación catastrófica.
El anuncio hecho en Paris está destinado a impedir que se produzca una ola de pánico que lleve a los particulares a retirar masivamente sus ahorros de los bancos, lo que provocaría un desastre peor que la crisis de 1929.
¿Puede este tipo de anuncios tener los efectos esperados ? ¿Por qué no habrá en Europa un Plan completo anti-crisis como el Plan Paulson creado por Estados Unidos y deseado por Francia? ¿Por qué se reunieron en París solamente cuatro países sobre un total de 27 que cuenta la Unión Europea ?
Falta de unidad
La reunión de los cuatro gobiernos puso de manifiesto la falta de unidad de la Unión Europea y la impotencia de esta organización para proponer y aplicar soluciones globales, colectivas. No habrá un plan colectivo en primer lugar porque se opone Alemania y Gran Bretaña. Los alemanes, principalmente, consideran que ellos han administrado relativamente menos mal su situación bancaria. No están dispuestos a aportar su dinero a un fondo común que sería gastado en los países que no supieron mostrar una mejor disciplina financiera.
Los cuatro reunidos en Paris decidieron en consecuencia que cada país de la Unión deberá hacer frente a sus propios problemas con sus propios medios. Pero, segundo punto positivo, los cuatro decidieron flexibilizar la disciplina del Pacto de Estabilidad adoptado en 1997que obliga a los Estados miembros de la zona euro a mantener sus déficit públicos a menos de un 3% del producto interior bruto y su endeudamiento a menos de 60 % del mismo producto interior bruto.Con esta medida se pretende evitar la trampa de una rigidez que podría eventualmente agravar la crisis financiera en varios países miembros.
Excluidos
Lo peor a la vista es la desunión entre los asociados. Algunos de ellos, como España, no ocultan su descontento por haber sido excluidos de la reunión de Paris. El gobierno español advirtió que los órganos de decisión de los europeos siguen siendo el Consejo de Ministros de Finanzas y la Cumbre de Jefes de Estado. Portugal hizo saber que las conclusiones de París deberán ser debatidas por todos los Estados europeos concernidos.
Hay, en consecuencia, irritación de los excluidos. Y hay también una contradicción aparente de parte de los cuatro reunidos en Paris. Al decidir que cada país debería salvarse por sí mismo, sin un plan válido para todos, se abre la puerta para una competición entre los países. Irlanda, por ejemplo, provocó hace unos días la indignación de Gran Bretaña al anunciar unilateralmente que el Estado garantizará a cien por ciento todos los capitales depositados en sus bancos. Este generoso anuncio irlandés provocó de inmediato un fuerte ingreso de dineros depositados en otros bancos europeos. El gobierno británico protestó acusando a Irlanda de competencia desleal, puesto que la garantía que él ofrece es muchísimo menor.
Alemania también afectada
Hay otras contradicciones visibles y que hacen temer nuevos problemas. Alemania se mostró segura de sí misma, pero este fin de semana el HRE, segundo banco inmobiliario y cuarto banco privado de Alemania, reconoció que la ayuda que le había dado previamente el Estado era insuficiente, lo que obligó a las autoridades alemanas a inyectarle nuevas ayudas para evitar la quiebra. Fenómenos similares fueron abordados este fin de semana en varios países, entre ellos Italia, que no logra sacar a flote el muy importante banco Unicredit.
La virulencia de la crisis no ha disminuido, un naufragio no puede ser descartado, y nuevas sorpresas pueden producirse en los próximos días.