El diario The Wall Street Journal, el Fondo Monetario Internacional y la Agencia Internacional de la Energía lo han advertido: comienza más pronto que tarde el declive del petróleo en el Área del Subsáhara. Esta área, denominada en el sector «West Africa», está aportando hoy al Mundo cerca de 7 millones diarios de barriles de […]
El diario The Wall Street Journal, el Fondo Monetario Internacional y la Agencia Internacional de la Energía lo han advertido: comienza más pronto que tarde el declive del petróleo en el Área del Subsáhara.
Esta área, denominada en el sector «West Africa», está aportando hoy al Mundo cerca de 7 millones diarios de barriles de petróleo, algo más del 12% del total. El crecimiento de los resultados de su exploración tuvo lugar con el desarrollo de la tecnología de la extracción en aguas profundas. Supuso un refugio para las grandes petroleras privadas, que en esa zona del Planeta es donde tenían más posibilidades de crecimiento para su actividad, al no existir, o ser muy débiles, las empresas nacionales de hidrocarburos, y tener la llave – debido a la minúscula tasa de consumo de petróleo de sus ciudadanos – para exportar la práctica totalidad de lo extraído. No en vano, el africano sigue consumiendo alrededor de 1 barril de petróleo al año, frente a los entre 10 y 15 que consume un europeo medio.
Así, a las potencias petroleras de Angola y Nigeria, se sumaron en los últimos años una pléyade de pequeños productores, fruto de la extensión de la concesión de bloques de explotación petrolífera a un número importante de firmas del sector.
Sin embargo, como ya advertía la Asociación para el Estudio del cenit del petróleo y el gas (ASPO), este boom petrolero tendría temprano declive. Como el presidente de ASPO ha denominado, el crudo de aguas profundas es, junto al polar, una de las últimas fronteras para extraer crudo, y suele tener un comportamiento de profundo declive una vez se alcanza el cenit. Para ASPO, el techo de las «aguas profundas» a nivel mundial se alcanzará sobre el año 2011. En el caso del África Subsahariana, se estima por parte de Campbell que su techo de producción se alcanzará en torno al año 2012, siendo que en el año 2030 finalmente esta zona del Mundo produciría petróleo en cantidades insignificantes.
Al factor puramente geológico, de disminución de reservas por la extracción creciente, es preciso añadirle la actual crisis financiera, que está poniendo en cuestión proyectos de ampliación para acelerar la exploración (las advertencias sobre declives geológicos no animan, precisamente, a realizar inversiones en ese escenario): extraer el petróleo de aguas profundas, mayoritariamente pesado, supondrá un esfuerzo económico creciente. Como reconoce al WSJ el mismo director de la Agencia Internacional de la Energía, que apadrina la opinión de los países ricos del Mundo, los de la OCDE, «nos hemos beneficiado de los volúmenes adicionales de petróleo del Subsáhara, pero tendríamos que ver significativos descubrimientos, para mantener esa tendencia. Y está por ver que eso pueda ocurrir».
A los problemas financieros es preciso añadir los relacionados con los ataques a plataformas petrolíferas en Nigeria, y la creciente intervención de China, que se añade a las ya clásicas petroleras europeas o norteamericanas, en el reparto del pastel.
Este fenómeno de un más o menos previsible declinar petrolero en el África subsahariana, supondrá de forma probable un cambio drástico en las posibilidades de expansión económica del continente, y en el mantenimiento de su condición de suministrador neto de materias primas energéticas a los países del Norte, lo que quizás obligue a reformular los planes expansivos de esa zona del Mundo, y consolide su marginación como región, en permanente – y pendiente – vía de desarrollo, a costa del «desarrollo» de los demás.