La carestía sumió a 40 millones más de personas en el hambre este año, advirtió el 9 de diciembre la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en la capital italiana.
La cantidad de personas desnutridas en todo el mundo aumentó a 963 millones, en comparación con 923 millones en 2007, según la última edición del informe anual «El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo», presentado por la FAO.
La cantidad representa un aumento de más de 80 millones desde el periodo base de 1990-1992. Y es probable que se sumen muchos más al ejército de hambrientos y pobres del mundo como consecuencia de la crisis financiera, establece el reporte.
Un agudo aumento en el precio de los alimentos es responsable de revertir la tendencia previamente positiva hacia reducir a la mitad la proporción de personas que padecen hambre en todo el mundo para 2015, según la agencia.
«Como consecuencia del encarecimiento de los alimentos iniciado hace dos años, 75 millones de personas fueron empujadas al hambre crónico. Esta tendencia ha continuado, arrastrando a 40 millones adicionales este año», dijo en conferencia de prensa el director general de la FAO, Jacques Diouf.
El precio de los principales cereales cayó más de 50 por ciento respecto del máximo registrado en junio, pero sigue siendo alto si se lo compara con años anteriores.
«La reducción de los precios internacionales de los alimentos no debería distraer la atención de la necesidad de aumentar la productividad agrícola», agregó Diouf.
«Existencias alimentarias que no se reponen, volatilidad en los precios de los alimentos y la crisis financiera y económica continúan amenazando la seguridad alimentaria. Los precios de los alimentos en los mercados locales todavía están en niveles sin precedentes», advirtió.
«Para cumplir estos desafíos sin presiones importantes sobre los precios de los alimentos, el rendimiento del cereal en países en desarrollo debería aumentar 40 por ciento, los requisitos de irrigación hídrica aumentar hasta 50 por ciento e incorporar entre 100 y 200 millones de hectáreas» a las tierras cultivadas, dijo a IPS el economista de la FAO Kostas Stamoulis.
Varios expertos sugieren que el encarecimiento de los alimentos representa una oportunidad para la agricultura. Pero la mayoría de los países en desarrollo no han aprovechado esto.
«Al más que duplicarse el precio de las semillas y los fertilizantes desde 2006, los agricultores pobres no pudieron aumentar la producción. Mientras, los agricultores ricos en países industrializados pudieron afrontar el aumento de costos y ampliar las plantaciones», dijo Stamoulis.
Por esta causa, es probable que la producción cerealera en los países industrializados aumente al menos 10 por ciento este año. El incremento en las naciones en desarrollo podría no superar ni siquiera el uno por ciento.
En una cumbre celebrada a comienzos de este año en Roma, Diouf urgió a la comunidad internacional a aumentar por lo menos 30.000 millones de dólares anuales las inversiones en países pobres, a fin de ayudar a los agricultores a enfrentar la escasez y la carestía.
Dos tercios de las dificultades se distribuyen en siete países: Bangladesh, China, Etiopía, India, Indonesia, Pakistán y la República Democrática del Congo.
El avance en estos países con grandes poblaciones tendría un importante impacto en la reducción del hambre mundial. Casi dos tercios de los hambrientos del mundo viven en Asia (583 millones en 2007).
El año pasado en África subsahariana, una de cada tres personas –o 236 millones– padecían hambre crónica, lo que representa la proporción más elevada de desnutrición en una región, señala el informe.
La mayor parte del aumento en los números del hambre se registra en la República Democrática del Congo, donde conflictos persistentes contribuyeron a elevar la proporción de personas que lo padecen de 29 a 76 por ciento.
África subsahariana concretó algunos avances en la reducción de la proporción de personas que sufren hambre crónica de 34 por ciento (1995-97) a 30 por ciento (2003-2005).
Congo, Ghana, Malawi, Mozambique y Nigeria han logrado la mayor reducción en la proporción de desnutridos. Ghana es el único país que alcanzó tanto la meta de reducción del hambre de la Cumbre Mundial de Alimentos como de los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio.
América Latina y el Caribe fueron los más exitosos en reducir el hambre antes del encarecimiento de los precios de los alimentos. Luego, la carestía elevó la cantidad de personas con hambre en la región a 51 millones en 2007.
Medio Oriente y África septentrional sufren, habitualmente, los niveles más bajos de desnutrición del mundo en desarrollo en el mundo, señala el informe de la FAO.
Pero los conflictos en Afganistán e Iraq y el encarecimiento de los alimentos presionaron al alza, de 15 millones de personas en el periodo 1990-1992 a 37 millones en 2007.
Se requiere un enfoque global para combatir su impacto sobre el hambre, dijo Diouf. Esto significa «medidas para permitir reaccionar al sector agrícola a los precios elevados» y redes de seguridad y programas de protección social para los más vulnerables desde el punto de vista alimentario.