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Un año después de la caída de Lehman Brothers

Fuentes: Red del Tercer Mundo

Este  mes  se  cumple  un año de  la  caída  de  Lehman Brothers  (el  cuarto  banco de  inversión  de  Estados Unidos),   debido  a  la  gran  cantidad  de  hipotecas subprime  (de  alto riesgo) que tenía  en  su  cartera. Hasta  el  último minuto se pensaba que sería parte  de una  operación de salvataje por el gobierno,  pues  era […]

Este  mes  se  cumple  un año de  la  caída  de  Lehman Brothers  (el  cuarto  banco de  inversión  de  Estados Unidos),   debido  a  la  gran  cantidad  de  hipotecas subprime  (de  alto riesgo) que tenía  en  su  cartera. Hasta  el  último minuto se pensaba que sería parte  de una  operación de salvataje por el gobierno,  pues  era «muy  grande para caer». Pero eso no sucedió y el banco quebró.

Este hecho hizo explícito que el capitalismo estaba  en la  más grave recesión desde 1929, la misma que  se  ha globalizado.   No  funcionó  la  tesis  peregrina   del «desacople»,   levantada   por   el   Fondo   Monetario Internacional  (FMI),  que  decía  que   otros   países tomarían  la  posta  de locomotora que  dejaba  Estados Unidos, entre ellos, China.

También  cayó  por los suelos la tesis del  «exceso  de ahorro global» (global savings glut, en inglés) de  Ben Bernanke  ­actual jefe de la Reserva Federal (organismo encargado  de conducir la política monetaria y  regular la  actividad  bancaria compuesto por doce  bancos  con sede  en diferentes ciudades del país), ratificado  por Barack  Obama para un nuevo período­ que decía  que  no había que preocuparse por el gran déficit de la balanza comercial  de  Estados Unidos, ya que  los  países  con superávit,  sobre  todo China  y  los  miembros  de  la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), lo financiarían sine die.

Hoy,  muchos  analistas dicen que los  «brotes  verdes» anuncian  el comienzo de la recuperación económica.  No opina  lo  mismo  Stephen Roach,  economista  jefe  del Morgan Stanley, que acaba de publicar el libro The Next Asia  (El Asia que se viene), por tres motivos:  porque la crisis financiera aún no termina y más bancos van  a quebrar;  porque continúa la recesión en la mayoría  de los  países; y porque el bajo poder adquisitivo de  los consumidores de Estados Unidos ­que fueron el motor del crecimiento impulsados por la burbuja­ «está recién  en la  etapa  inicial de un ajuste que va a  tomar  varios años»  (www.bloomberg.com, 31 de agosto de  2009).  Por ello,  dice  que  si bien se van a ver algunos  números «más bonitos» en el tercer trimestre, eso se debe sobre todo  a  la reducción de inventarios. No descarta,  por tanto, una recaída.

Roach,  además, apunta a los problemas de fondo.  Dice: «No  necesitamos  banqueros centrales que  sean  buenos limpiando  escombros,  sino  aquellos  que  eviten  las crisis».  Culpa  a  la Reserva Federal  de  haber  sido demasiado complaciente con los créditos subprime y  por eso  no aplicó las medidas regulatorias necesarias: «Si no  se extraen las lecciones, podemos volver a caer  en los mismos errores».

Es  cierto  que  la  casi  total  falta  de  regulación financiera propició y aceleró la burbuja, así  como  el engaño  a  los compradores de bonos, lo que sólo  tiene una  diferencia  de  grado con las  estafas  de  Bernie Madoff.  Pero  no debemos olvidar que  la  burbuja  fue completamente   funcional   a   las   necesidades   del capitalismo en el último cuarto de siglo y,  justamente por eso, dice Joseph Stiglitz, se escogió como jefe  de la  Reserva  Federal  a Alan Greenspan,  personaje  que creía a rajatabla en las bondades del «libre mercado». En The Next Asia, Roach dice que el gran problema de la economía  mundial es que Asia -sobre todo  China-  cree que  va  a poder salir de la crisis de la misma  manera exportando grandes cantidades a Estados Unidos.  Afirma que  esa  tesis es errada porque Estados Unidos  ya  no puede jugar ese rol y, más bien, quiere hacer lo mismo: devaluar el dólar (ojo, pestaña y ceja) y exportar todo lo   que  pueda,  para  lo  cual  necesitan  un  ajuste estructural.

Afirma Roach que China tiene un exceso de capacidad  de producción orientado a la exportación, que ha aumentado aún  más  con  el Plan Estímulo de 586.000 millones  de dólares.  Por tanto, no ha habido un cambio de  calidad en  la producción, que debía haberse orientado más a su propio  mercado interno. Lo que nos lleva a  visualizar un mundo más «desglobalizado» (ver Bruno Seminario, «El futuro       de       la       economía       mundial», http://aeperu.blogspot.com, 23 de agosto de 2009). Como  se  aprecia, el hundimiento del  Lehman  Brothers hace  un año no fue más que el comienzo del destape  de una   crisis  estructural  que  está  lejos  de   haber terminado. Salvo mejor parecer.

Humberto Campodónico es ingeniero y economista peruano. Este  artículo se publicó en el diario La República  de Lima, el 2 de setiembre de 2009.