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El mito de la recuperación USA

El «peor escenario»: El desempleo superó lo previsto y bate un récord

Fuentes: IAR Noticias

El desempleo superó la barrera del 10% y la tendencia parece confirmarse: Pese a la anunciada «reactivación» de la primera economía imperial, bancos y empresas, mayoritariamente, no retoman personal y, por el contrario, intentan mejorar sus márgenes de rentabilidad aumentando la productividad con el mismo plantel de mano de obra, pese a que, aparentemente, las condiciones de producción y comercialización mejoraron. El capitalismo financiero, industrial y comercial estadounidense, con el argumento de la «catástrofe económica» reduce «costo laboral» despidiendo empleados, reduciendo salarios y suprimiendo beneficios sociales, consiguiendo de esta manera más productividad mediante la «sobreexplotación» de la fuerza laboral que queda ocupada.

En un escenario, marcado por una dudosa «recuperación económica» (de la que todos dudan), y acompañado por una tendencia bajista del consumo y de un aumento sideral del déficit, la desocupación marcó un récord histórico de 26 años en la primera economía imperial.

La tasa de desempleo en EEUU aumentó en octubre a su nivel más alto en más de 26 años y las empresas eliminaron un número mayor de empleos que el previsto, una señal –según los especialistas– de que el mercado laboral no consigue recomponerse pese a los anuncios oficiales de «reactivación débil».

La tasa de desempleo ascendió 0,4 puntos porcentuales al 10,2%. La tasa se ubicaba por debajo del 6% en julio del 2008. Las nóminas de empleos no agrícolas, por su parte, cayeron en 190.000 el mes pasado, informó el viernes el Departamento de Trabajo.

El organismo oficial agregó que los principales descensos se produjeron en los sectores de la construcción, fabril y comercio minorista.

El Departamento de Trabajo agregó que los empleos en el sector de los servicios –la principal fuente de empleo en el país– descendieron en 61.000. Las compañías de servicios empresariales y profesionales eliminaron 18.000 empleos.

Los economistas consultados por Dow Jones Newswires habían proyectado, en promedio, un descenso de 175.000 en las nóminas de octubre y una tasa de desempleo del 9,9%.

Hasta el momento, la primera economía imperial ya perdió 8,2 millones de empleos desde que la recesión comenzó en diciembre del 2007, mientras que la tasa de desempleo creció en 5,3 puntos porcentuales.

El número total de desempleados subió a 15,7 millones, elevó en cuatro décimas el índice de desempleo respecto a septiembre y lo llevó a su nivel más alto desde abril de 1983, es decir seis meses después de que concluyó oficialmente la recesión que coincidió con la presidencia de Ronald Reagan.

Unos 5,6 millones de personas han estado sin trabajo por más de seis meses –el período que normalmente cubre el subsidio por desempleo– lo cual representa el nivel sin precedentes del 35,6 por ciento de los desocupados.

Las nuevas cifras golpean con severidad a la administración de Barack Obama (ya acorralado por varios frentes, entre ellos Afganistán), que promulgó una extensión del subsidio para las personas sin trabajo. «La historia muestra que la recuperación del mercado laboral siempre es más lenta que la reactivación de la economía», afirmó el presidente en la Casa Blanca.

El gobierno federal ha aprobado desde 2008 otras extensiones del subsidio por desempleo, y la legislación que firmó el viernes Obama proporciona 14 semanas adicionales de ayudas para todas las personas que hayan agotado sus beneficios o vayan a agotarlos antes de fin de este año.

En los estados donde el índice de desempleo supera el 8,5 por ciento, la extensión aprobada llega a 20 semanas, lo cual llevará el programa en algunos casos a 99 semanas de subsidio por desempleo, el máximo en la historia.

La secretaria de Trabajo, Hilda Solís, dijo en conferencia de prensa que «si no se extendiera el subsidio por desempleo podríamos tener, hacia fin de año, otros 1,2 millones de personas sin ese beneficio».

Pero la realidad –señalan analistas– es mucho peor si se tiene en cuenta a los desempleados que ya no se inscriben en las listas para conseguir un empleo y a las personas obligadas a trabajar a tiempo parcial y que querrían hacer a tiempo completo.

Peter Morici, profesor de economía de la universidad de Maryland, consideraba el jueves que la tasa real de desocupados alcanza 18 %.

La previsión de la Reserva Federal (banco central) de una tasa de desocupación máxima del 10,1 por ciento en 2009 ha quedado desfasada.

La alta tasa de desocupación aumenta la probabilidad de que la Reserva Federal mantenga en su bajo nivel histórico las tasas de interés básicas en el país.

Directivos de la Fed temen que el crecimiento no sea lo suficientemente fuerte en 2010 para que disminuya «sensiblemente» la tasa de desempleo, dice The Wall Street Journal.

Actualmente, los grandes bancos de Wall Street (responsables de la crisis financiera) están ganando nuevamente cifras millonarias, pero no a través de préstamos a consumidores y empresas productivas, sino a través de compra y venta especulativa de acciones bursátiles y de la adquisición de instituciones quebradas a las que luego recapitalizan en la bolsa.

Sin embargo, los sectores no financieros no disfrutan de la misma recuperación, señala The Wall Street Journal.

Las causas del desempleo

Pese a los anuncios de recuperación de la economía, empresas y bancos todavía están recortando empleos y obteniendo ganancias a través de reducciones de costos (incluido reducción de salarios) en lugar de potenciar un alza en la producción y en las ventas por medio de la reocupación laboral.

Como registra a diario la prensa económica, empresas en todas las ramas de la economía estadounidense mantienen congeladas las contrataciones, incluso en momentos en que las perspectivas de ganancias mejoran.

La historia se repite en todos los rubros de la economía estadounidense, en fábricas, hoteles y bancos.

La semana de trabajo promedio ahora descendió a 33 horas, la cifra más baja desde que se inició el registro de estadísticas en la década de 1960. La productividad, o la producción por horas de trabajo, creció a una tasa anual de 6,6% en el segundo trimestre, a medida que los empleadores despidieron más rápido de lo que recortaron la producción.

Las contrataciones siempre quedan rezagadas durante las recuperaciones económicas, pero esta vez las perspectivas son peores, afirman economistas citados por The Wall Street Journal.

«En Wall Street, uno escucha hablar del retorno de la rentabilidad, el fin de la recesión y la necesidad de ‘estrategias de retirada’, dijo recientemente Lawrence Summers, asesor económico de la Casa Blanca. «Yo puedo asegurar que para la gente común, para quienes el desempleo sigue en aumento, la situación es muy diferente».

«Dada la perspectiva de incertidumbre en la economía y las condiciones para obtener crédito, las firmas son renuentes a contratar empleados», afirma el economista Mark Gertler de la Universidad de Nueva York. «Este es un mercado laboral muy difícil. Parece que va a ser un proceso lento».

En el corto plazo, exigir más del personal existente significa menos contrataciones.

Además, hay otro factor que contribuye a la falta de oportunidades laborales: las empresas que eliminaron las horas extras y recortaron las jornadas de trabajo durante la recesión pueden aumentar su producción simplemente incrementando las horas de trabajo de su equipo.

El capitalismo industrial o comercial estadounidense, con el argumento de la «catástrofe económica» reduce «costo laboral» despidiendo empleados, reduciendo salarios y suprimiendo beneficios sociales, y recurriendo a la «sobreexplotación» de la fuerza de trabajo que queda ocupada. Achican otros gastos (e inversiones) de la producción para ganar lo mismo vendiendo menos, lo que agudiza la recesión y genera más baja del consumo y despidos laborales.

Por su parte, el Estado norteamericano baja «costo social» por medio de la reducción del gasto público (salud, vivienda, educación, etc) para compensar la merma de la recaudación durante la crisis.

De esta manera, el sistema capitalista USA (Estado y empresas privadas) descarga el costo del colapso recesivo económico (la crisis) sobre el sector asalariado (fuerza laboral masiva) y la masa más desprotegida y mayoritaria de la sociedad (población pobre con limitados recursos de supervivencia).

Por medio de los despidos laborales y la reducción del gasto social («ajustes»), que incrementan los niveles sociales de precariedad económica y de exclusión masiva del mercado laboral, bancos y empresas mantienen sus tasa de rentabilidad al costo de más desempleo y depresión de la economía real.

El mito de la recuperación

Los analistas, mayoritariamente proyectan la clave de la recuperación económica, o de una recaída, en la permanencia o no de los estímulos financieros estatales a los grandes bancos y empresas cotizantes en Wall Street.

Hay una certeza generalizada entre los especialistas: La no reactivación plena del consumo y la suba del desempleo (EEUU ya toca una tasa récord) complica todas las variables de la recuperación económica. Y hay una duda extendida: Qué va a pasar con la industria y con los mercados financieros y bursátiles cuando se retiren los fondos de estímulos estatales.

La percepción generalizada es que la debilidad de la demanda consumidora en EEUU, impulsada por el alto desempleo, el difícil acceso al crédito y el estancamiento (o reducción) de los salarios, es la principal amenaza a la sostenibilidad de una débil recuperación económica.

Según The Wall Street Journal, aunque hay señales «débiles» de que la economía de EEUU está creciendo, después de superar la peor recesión global desde los años 30, la severidad y el alcance de la crisis hacen que el ritmo de recuperación sea incierto.

Las paquetes de estímulo y otros programas que han implementado para reactivar sus economías son increíblemente costosos y dejan tras de sí déficit fiscales que reducen y lentifican el crecimiento.

Si mantienen los planes de ayuda a bancos y empresas, en especial los programas de estímulo fiscal, corren el riesgo de impulsar la inflación, y si los retiran demasiado pronto, podrían descarrilar la recuperación, señala The Wal Street Journal.

Según el Premio Nóbel de Economía Paul Krugman, son los grandes bancos beneficiados por los rescates los que lanzan pronósticos y versiones de «extremo optimismo» sobre una recuperación de la economía que la mayoría de los especialistas no avizoran que esté ocurriendo.

Esta falsa percepción -señala- se extiende a Obama y a su equipo económico que mantienen vínculos demasiado estrechos con Wall Street. «Obama no estaría viendo lo obvio; es decir, no entiende por dónde pasa la realidad y eso es demasiado grave», apunta Krugman.

Joseph Stiglitz, por su lado, afirma que la crisis global no ha concluido: no ha finalizado la expulsión de mano de obra, el consumo sigue siendo débil (y se mantendría así por un buen tiempo), y si se mantiene el desempleo por encima de la tasa del 10 por ciento, habrá mayor morosidad. No se le ha puesto fin a la montaña de las deudas de las familias. Las causas que llevaron a la burbuja creada en los últimos años están presentes, resume el Nóbel de Economía.

http://www.iarnoticias.com/2009/secciones/norteamerica/0114_desempleo_peor_escenario_07nov09.html