«Hemos pasado un tiempo maravilloso, éste es un país increíble», dijo a La Jiribilla el trombonista Clifford Adams, sobre la visita a la Isla de la banda norteamericana Kool & the gang. Luego de su exitoso concierto en la Tribuna Antimperialista de La Habana, los miembros del grupo, sorprendidos por el número de asistentes y […]
«Hemos pasado un tiempo maravilloso, éste es un país increíble», dijo a La Jiribilla el trombonista Clifford Adams, sobre la visita a la Isla de la banda norteamericana Kool & the gang. Luego de su exitoso concierto en la Tribuna Antimperialista de La Habana, los miembros del grupo, sorprendidos por el número de asistentes y por el calor del público, han prometido volver a Cuba. El fundador de la agrupación, Robert Bell, comentó a La Jiribilla: «estábamos listos para venir a Cuba desde hace mucho tiempo, y encontramos la oportunidad. El pueblo cubano ha sido muy agradecido, muy cariñoso hacia lo que hacemos y por ello estamos pensando en regresar».
Los Kool no se conformaron con subirse al escenario y recibir las palmas de los cubanos; querían conocer al pueblo, y para ello, dedicaron el tercer día de estancia en la capital a ese intercambio. En la mañana del lunes Robert «Kool» Bell y su pandilla fueron recibidos en el Conservatorio Guillermo Tomás, de Guanabacoa donde estudian música alumnos de nivel elemental y medio. Durante su estancia en este municipio habanero con tradición en la enseñanza artística que data de 1905, los integrantes de la banda asistieron a varias demostraciones, en las que los niños y adolescentes interpretaron, en distintos formatos, piezas de Ernesto Lecuona y Leo Brower, así como los cubanísimos «Chan chan», «El bodeguero» y «La sandunguera».
Desde su entrada al recinto -momento en el cual se escuchó el legendario «Celebration» -, los músicos se identificaron con los ritmos propuestos por los estudiantes del conservatorio. Bailaron con una orquesta de niños que cursan diferentes niveles, al proponerse un homenaje a la orquesta cubana, Los Van Van. Kool… participó de otro momento brillante, en el que intervino la Orquesta Sinfónica de la Guillermo Tomás y que culminó con un jam session, en el cual músicos egresados de la escuela -entre ellos el bajista Gastón Joya-, pusieron las primeras notas de un dar y recibir con Clifford Adams.
En la tarde, los autores de los discos Ladies’ Night ( 1979 ) y Emergency (1984) cumplieron con su anunciado recorrido por la sala infantil del Hospital Oncológico de La Habana. A su llegada, uno de los especialistas expresó: «tradicionalmente leemos las hazañas de generales y doctores, esta vez, marcará la historia este encuentro de músicos y doctores». Tras saludar a los niños y entregarles presentes a cada uno y retratarse con ellos y el personal de la sala, Kool Bell expresó: «nos quitamos el sombrero ante lo que ustedes hacen como médicos, que todo se trata de celebrar la vida».
El líder de la banda, inspirado en instantes como este, nos habló de sus expectativas en cuanto a las relaciones entre Cuba y EE.UU. en la esfera de las artes: «espero que puedan avanzar y que un día muchos más artistas puedan venir a Cuba. Además, tengo confianza en que en la relación entre los EE.UU. y Cuba pueda eliminarse el embargo».
Para los intérpretes de «Hollywood Swinging», Pancho Amat, el rey del laúd en Cuba, preparó un homenaje en los Jardines del Instituto de la Música en la noche del lunes. Al espectáculo se sumaron otros artistas como los trovadores Raúl Torres y Eduardo Sosa, el trompetista Yassek Manzano y la cantante de ritmos campesinos María Victoria Rodríguez. Los Kool se abrazaron con los músicos presentes en el encuentro, cuando estos, en su mayoría premiados en el certamen Cubadisco, cedieron las medallas obtenidas en distintas ediciones de esta fiesta discográfica. «Es importante que sepan cuánto los admira el pueblo cubano», manifestó la musicóloga Cary Diez al producirse la entrega de los lauros y del Premio de Honor del propio evento.
«Hemos recibido importantes premios en Norteamérica, incluso el Grammy, pero este está entre los más grandes que se nos han otorgado» -aseguró Robert Bell al recibir el galardón honorífico de manos de Abel Prieto, ministro de Cultura. El líder de la banda formada en New Jersey en 1964 recordó que el grupo se siente muy agradecido por la invitación para tocar en la Isla y que, aunque han estado en muchos lugares del mundo, «Cuba es el mejor», por lo cual ahora esperan «con ansias poder regresar».
Kool & the gang deja la Isla con una suerte de jolgorio para la memoria y algunas pistas sobre el desarrollo de su carrera y sus deseos para este país. El trompetista Robert Spike Mickens compartió unos minutos con La Jiribilla:
¿Quiénes son sus ídolos en la música?
Personalmente amo a Steve Wonder, no hay dudas sobre eso.
¿También Wonder ha resultado fuente de inspiración para la banda?
Todos crecimos escuchando a Steve, quien fue un músico brillante con habilidades para la composición y que transmitía además mucha simpatía a las líricas, a la música en general.
Después de cuatro décadas de carrera, Kool & the gang es naturalmente un grupo más maduro. ¿Han pensado en regresar al jazz como en los comienzos con The Jazziacs?
Cuando nuestra banda comenzó, nos llamábamos así. El jazz ha sido siempre de una gran influencia en nuestra música, y continúa siéndolo en el presente.
El grupo gozó de gran éxito cuando su «Jungle Boggie» fue incluido en una película de Tarantino en los 90. ¿Han pensado alguna vez en dedicarse a componer e interpretar música para el cine con más asiduidad?
¡Pulp Fiction, claro! Personalmente he hecho algunos temas para el filme The woman in red. La banda ama manifestar su punto de vista desde la música en este tipo de trabajos, es una de las cosas que más nos gusta hacer.
Ahora que ya se hizo el concierto, y que han podido compartir otos espacios con el pueblo cubano, ¿tiene algún mensaje especial para este país?
La música nos une a todos, internacionalmente, de manera global. Ahora que hemos visitado una escuela cubana, esperamos que estos centros de enseñanza continúen siempre enseñando como lo hacen acá, porque es maravilloso. Lo más importante es no rendirse jamás.