Hace tres meses, WikiLeaks, un sitio web de denuncias que revela documentos secretos y sensibles, envió un pedido de ayuda urgente a través de Twitter. «Tenemos vídeos encriptados de ataques estadounidenses a civiles. Necesitamos disponer de una supercomputadora para decodificarlos», decía el sitio, que se autodenomina «una agencia de inteligencia de la gente» y que […]
Hace tres meses, WikiLeaks, un sitio web de denuncias que revela documentos secretos y sensibles, envió un pedido de ayuda urgente a través de Twitter.
«Tenemos vídeos encriptados de ataques estadounidenses a civiles. Necesitamos disponer de una supercomputadora para decodificarlos», decía el sitio, que se autodenomina «una agencia de inteligencia de la gente» y que para muchos es una suerte de «CIA del pueblo».
De alguna manera -no explica cómo-, WikiLeaks consiguió el tiempo necesario en una supercomputadora para desencriptar un vídeo gráfico, difundido el lunes pasado, de un ataque del ejército norteamericano en Bagdad, en 2007, que dejó 12 muertos, incluyendo dos empleados de la agencia de noticias Reuters. El vídeo fue visto más de dos millones de veces en YouTube y fue reproducido cientos de veces en noticieros televisivos.
La difusión del impactante video de Irak atrae hoy las miradas hacia el sitio, antes marginal, que procura sacar a la luz información oculta sobre los gobiernos y las corporaciones multinacionales, al revelar secretos y otra información sensible protegiendo la identidad de aquellos que han contribuido a revelarla.
Así, el sitio se ha convertido en una piedra en el zapato de las autoridades, tanto en Estados Unidos como en el extranjero. Con el vídeo del ataque en Irak, los centros de difusión de información sensible se aproximan cada vez más a una forma de periodismo de investigación y de activismo político.
«Se puede decir que eso justamente es lo que hacen las agencias de espionaje, periodismo de investigación de alta tecnología -dijo Julian Assange, uno de los fundadores del sitio-. Es hora de que los medios actualicen sus capacidades siguiendo el mismo camino.»
Assange, un activista y periodista australiano, fundó el sitio hace tres años junto con un grupo de activistas y expertos en computación. Desde entonces, WikiLeaks ha publicado documentos sobre desechos tóxicos en Africa, sobre los protocolos de la base de Guantánamo, mensajes personales del e-mail de Sarah Palin y otros enviados por pager el 11 de Septiembre.
Hoy dispone de un grupo de cinco voluntarios full time , según Daniel Schmitt, vocero del sitio, y hay entre 800 y 1000 personas a las que el grupo recurre en busca de especialistas en áreas tales como codificación, programación y redacción de noticias.
El sitio no oculta su intento de imprimir una clara tendencia a la cobertura de noticias y Assange dijo que se consideraba tanto un periodista como un activista; si se viera forzado a elegir una de ambas posturas, elegiría la de activista.
WikiLeaks no sólo posteó el video de 38 minutos, sino que le agregó la etiqueta de «Asesinato colateral» y dijo que era una muestra de matanza «indiscriminada» y una «agresión sin causa» (el ejército estadounidense anunció ayer que revisará el video y que podría reabrir una investigación sobre el incidente).
«Desde mi punto de vista humanitario, no podía creer que fuera tan fácil desatar ese caos en la ciudad, dado que no sabían qué era lo que estaba ocurriendo», dijo Schmitt desde Alemania el lunes a la noche, durante una entrevista.
El sitio también ofreció una versión editada de 17 minutos, que fue mucho más vista en YouTube que la completa. Los críticos dicen que el vídeo más breve era equívoco porque no deja claro que los ataques se produjeron en medio de enfrentamientos y que uno de los hombres llevaba un lanzagranadas.
Un nuevo debate
Al difundir este vídeo, que un medio había intentado en vano conseguir a través de los canales tradicionales, WikiLeaks se insertó en la discusión acerca del papel del periodismo en la era digital. Mientras jueces y demandantes pueden detener o postergar la publicación mediante una orden judicial, WikiLeaks existe en una esfera digital en la que la información está disponible al instante.
Durante dos años y medio, Reuters había tratado de conseguir el vídeo de Irak sin resultados. WikiLeaks se niega a decir cómo lo obtuvo y sólo alude a «nuestra valerosa fuente».
Assange dijo que «instituciones de investigación» se habían ofrecido a desencriptar el vídeo, pero no quiso decir cómo lo habían logrado. Tras desencriptarlo, WikiLeaks, junto con un canal de televisión de Islandia, envió el fin de semana pasado a dos personas a Bagdad para reunir información sobre la matanza, con un costo de 50.000 dólares.
WikiLeaks publica su material en su sitio, que está alojado en unas cuantas decenas de servidores de todo el mundo, incluyendo países como Suecia, Bélgica y Estados Unidos, a los que la organización considera amistosos hacia periodistas y filtradores de documentos clasificados, dijo Schmitt.
Por el hecho de estar en todos lados y en ningún lugar en particular, WikiLeaks está fuera del alcance de cualquier institución o gobierno que pretenda silenciarla. Pero como sobrevive gracias a donaciones, dice que ha tenido que luchar para mantener sus servidores online . Encontró apoyo moral, pero no financiero, en organizaciones como The Guardian, en Inglaterra.
El martes, WikiLeaks afirmó tener otro video encriptado, que según dijo muestra un ataque estadounidense en Afganistán que mató a 97 civiles el año pasado, y aprovechó la oportunidad para pedir donaciones.
WikiLeaks se ha vuelto cada vez más polémico a medida que ha publicado más material (el ejército de Estados Unidos lo rotuló como una amenaza a sus operaciones en un informe del mes pasado). Muchos han tratado de silenciar el sitio.
En Inglaterra, WikiLeaks ha sido usado muchas veces para evadir órdenes judiciales sobre publicaciones emitidas por tribunales que habían decidido que ese material violaría la privacidad de las personas involucradas. Los tribunales dieron marcha atrás al descubrir la ineficacia absoluta de sus dictámenes.
Traducción de Mirta Rosenberg
Ver vídeo: Cómo mata el ejército de EEUU