A pesar de sufrir el síndrome de Asperger (un tipo de autismo) o quizás por ello, el hacker Gary McKinnon entró en decenas de ordenadores y redes de la NASA, del ejército y el Departamento de Defensa de EEUU buscando información sobre ovnis. La Hi-Tech Crime Unit británica lo detuvo y los estadounidenses exigen su […]
A pesar de sufrir el síndrome de Asperger (un tipo de autismo) o quizás por ello, el hacker Gary McKinnon entró en decenas de ordenadores y redes de la NASA, del ejército y el Departamento de Defensa de EEUU buscando información sobre ovnis. La Hi-Tech Crime Unit británica lo detuvo y los estadounidenses exigen su extradición. No se trata de una película. En mayo, un tribunal debe decidir si su enfermedad le salva de una potencial condena de 70 años en la cárcel.
Frente a la imagen de jovencitos aislados en su habitación haciendo trastadas con su ordenador, a McKinnon y a muchos como él sólo les pierde la búsqueda de respuestas. Tampoco son unos chavales (este escocés tiene 44 años) y, aunque suelen entrar en sistemas ajenos, les repugna que les tilden de piratas informáticos . De hecho, la mayoría se gana la vida cuidando de los sistemas de otros.
Entonces, ¿de dónde viene la imagen negativa que tienen los hackers? El irlandés Damian Gordon , del Instituto de Tecnología de Dublín, ha estudiado elementos de la cultura popular, como la literatura o las películas, y niega que venga de aquí. En su investigación 40 años de películas de hacking ha revisado cómo 50 películas han dibujado a esta figura de la sociedad tecnológica actual.
Según su trabajo, la mayor parte de los 60 hackers de ficción entran dentro de la categoría de personaje heroico, que lucha contra gobiernos y corporaciones malvadas. En cuanto a la edad, el 62% tiene entre 25 y 50 años. El trabajo señala que el 73% de los personajes son buenos chicos y sólo el 17% ha pasado al lado oscuro. La conclusión de Gordon es: «La imagen que la cultura popular tiene del hacker como un jovencito hackeando desde su dormitorio no ha sido generada por los personajes que aparecen en el cine».
¿Los medios de comunicación, entonces? Gordon cree que, al menos en parte, sí. «A la prensa le encanta escribir historias sobre jóvenes hackers que han roto algún súper sistema de seguridad informática». Pero en realidad, casi el 60% de los ataques o daños a redes proceden de dentro, según un estudio de IDC. «Cuando las empresas son hackeadas por su propio personal (que no son jovencitos), no suelen informar a la policía o a la prensa por la mala imagen que les puede acarrear».
Gobiernos y empresas
El hacker lord epsylon cree que hay que mirar a otro lado. «La imagen del hacker ha sido demonizada por parte de gobiernos y empresas, que han instrumentalizado a ciertos medios de comunicación», explica a Público. Para él, ha sido la respuesta a un fenómeno que les ha superado: «Cuando en los ochenta comenzaron a salir los primeros casos en EEUU, se decidió que la figura del joven informático capaz de superar las medidas de seguridad implementadas por equipos de ingenieros a sueldo era un peligro nacional. En vez de admitir que sus sistemas eran bastante deficientes, se trató de dar la vuelta al asunto, argumentando que eran simples delincuentes de la tecnología».
El término hacker viene de los sesenta, cuando, como recuerda Gordon, «los miembros del laboratorio de inteligencia artificial del MIT buscaban entender el funcionamiento interno de cualquier sistema, en especial los informáticos». Hoy el término también incluye a los que rompen sistemas (cracking), a los que entran para robar y a los que quieren cambiar el mundo.
Sin embargo, Gordon reconoce que alguna de las películas sí que ha tenido un impacto especial, como es el caso de Juegos de Guerra. Interpretada por Matthew Broderick en 1983, cuenta cómo un joven hacker entra, como ha hecho McKinnon, en un sistema de los militares estadounidenses y casi provoca una guerra nuclear. «WarGames tuvo una gran influencia en mucha gente, y muchos tomaron su imagen de lo que es un hacker de esta película», opina Gordon.
Lord epsylon nació el mismo año del estreno de Juegos de Guerra y es una de sus películas de hackers favoritas. Pero se trata sólo de una ficción. «Creo que un hacker es un revolucionario de nuestra era, porque aporta un deseo intelectual claro, la búsqueda del conocimiento, y de una ética basada en la libertad de información y la pasión creativa», defiende este responsable del departamento técnico de una empresa de seguridad informática.
Pero la expresión hacker esconde varias realidades. Para coldwind, desarrollador de software libre y miembro del colectivo Hacktivistas, un hacker es un experto en penetración en sistemas informáticos pero, por otro lado, en otro sentido más difuso, es alguien experto en informática y utiliza sus conocimientos para romper barreras, para ir más allá de los límites.
«En ambos casos, hablamos de gente que cumple una función social muy importante. Gracias a los primeros se han conseguido filtraciones de pruebas de crímenes de guerra cometidos por Estados Unidos. Gracias a los segundos, disponemos de software revolucionario, que ha eliminado barreras tecnológicas impuestas por las corporaciones», explica.
Cuando el dominio de la tecnología se dirige al activismo surge este hacktivismo. Tanto lord epsylon como coldwind se definen como hacktivistas. Para ellos, en un tiempo donde el control social y político se apoya en herramientas tecnológicas, la reacción ha de ser igualmente tecnológica.
A su manera, el hacker escocés también era un hacktivista. En su defensa alegó que buscaba información sobre una supuesta conspiración que los grupos de interés han montado para evitar que formas de energía inagotable, barata y limpia lleguen a la sociedad. Su autismo no parece que ayude a su tesis.