Las tensiones mundiales entre el dólar estadounidense, el yen y el yuan empeorarán en los próximos meses dado que las tres divisas tratarán de seguir siendo competitivas. El crecimiento en Estados Unidos, Japón y China -las tres principales economías del mundo- está decepcionando, con una floja demanda interna y una creciente dependencia de las exportaciones. […]
Las tensiones mundiales entre el dólar estadounidense, el yen y el yuan empeorarán en los próximos meses dado que las tres divisas tratarán de seguir siendo competitivas.
El crecimiento en Estados Unidos, Japón y China -las tres principales economías del mundo- está decepcionando, con una floja demanda interna y una creciente dependencia de las exportaciones. No hay más que ver la rebaja que hizo el martes la Reserva Federal del crecimiento en Estados Unidos que han alentado a la entidad a ampliar sus medidas de liquidez.
Japón ha sido durante bastante tiempo la oveja negra de las tres. Los reiterados estímulos fiscales no lograron reactivar la demanda de los consumidores, e incluso los datos de pedidos industriales del miércoles decepcionaron a quienes esperaban un fuerte repunte.
En los últimos meses, a medida que el dólar descendía hacia 85 yenes y el yen se volvía una divisa menos competitiva, las tensiones entre las divisas han empeorado.
Hasta ahora, hay pocas señales de que Tokio vaya a hacer algo para detener la subida del yen, aparte de sus crecientes intervenciones verbales sobre los efectos dañinos de un yen fuerte.
El Banco de Japón decidió en su última reunión no aplicar más medidas de relajación cuantitativa, algo que esperaba el mercado y que habría ayudado a hacer retroceder el yen.
La otra opción –una intervención directa en el mercado– sigue estando sobre la mesa aunque es poco probable que vaya a suceder por ahora.
En primer lugar, el Banco de Japón tendría que realizar esta intervención en solitario dado que no hay motivos para que ningún otro banco central le ayude.
En segundo lugar, una intervención –impulsando al dólar– no sentaría bien a Washington dado que Estados Unidos intenta evitar volver a caer en una recesión.
El Banco de Japón, no obstante, tiene un tercer problema: China.
La mayor demanda de activos japoneses, a costa de los valores del Tesoro, aumenta la probabilidad de que el dólar pronto descienda por debajo del soporte clave de 85 yenes y se dirija hacia 80 yenes.
Sin embargo, China es un problema mundial en más aspectos que éste.
Los datos de comercio de China de julio mostraron que las exportaciones crecieron más de lo esperado, mientras que las importaciones no alcanzaron las previsiones, lo que sugiere que la demanda mundial sigue siendo fuerte, pero en China se está ralentizando a un ritmo más rápido del previsto.
Esto hace pensar que Pekín ya no tendrá la confianza suficiente como para permitir que el yuan suba a mayor ritmo del que ha demostrado en las ultimas semanas, desde que el Banco de China anunció que flexibilizaría su divisa.
Ante los temores a la deflación en Estados Unidos, no es probable que Washington esté dispuesto a permitir una fuerte recuperación del dólar en estos momentos.
El miércoles por la mañana en Europa, el dólar mostraba bastante resistencia tras la decisión de la Fed de utilizar lo que recaude del vencimiento de las titulizaciones hipotecarias para comprar valores del Tesoro y evitar que se reduzca la liquidez del mercado.
-Nick Hastings ha cubierto los mercados de divisas internacionales durante más de 20 años. Aparte de sus comentarios y análisis escritos, se le puede seguir en las cadenas de televisión Fox Business News y CNBC en Europa, Asia y Estados Unidos.