Traducido del portuguéz para Rebelión por Susana Merino
Entre los días 1 y 7 de septiembre un plebiscito popular permitirá discutir a la sociedad brasileña el tema de la concentración de la tierra.
Brasil registra la mayor concentración de tierras del mundo. Una desigualdad histórica que se pone de manifiesto en el hecho de que las unidades de producción de menos de diez hectáreas ocupan solo un 2,36% del territorio nacional aún cuando son la mayoría. Esta situación llevó al Foro Nacional para la Reforma Agraria (FNRA) a proponer al conjunto de la sociedad la realización de un plebiscito, de carácter popular, sobre los límites de propiedad de la tierra. La ciudadanía ha sido convocada entre los días 1 y 7 de setiembre a manifestar su opinión en las urnas.
Aunque las dimensiones se hallan definidas en varios países, los límites jurídicos de la propiedad de la tierra no existen en Brasil. El Foro propone un máximo de 35 módulos fiscales para cada propietario. Las extensiones mayores serían incorporadas por el poder público a la reforma agraria.
El módulo fiscal varía en cada región y está definido por cada municipio en función de criterios tales como proximidad a la capital y a la infraestructura urbana, calidad del suelo, relevamiento de las facilidades de acceso. En Paraná, por ejemplo, el marco de 35 módulos se corresponde con un promedio de 1.035 Has. En el Amazonas, en cambio, esa superficie es mayor y alcanza las 3.500 Has.
El Foro Nacional para la Reforma agraria y Justicia Rural se halla conformado pro 54 entidades. Se hallan entre ellas la Asamblea Popular (AP) y el Grito de los Excluidos, entre otros movimientos sociales. Apoyan también esa iniciativa la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) y el Consejo Nacional de Iglesias Cristianas del Brasil (CONIC). La población ha sido convocada a participar de una propuesta de temas destinados a un proyecto de enmienda constitucional (PEC) que debería insertarse en el inciso 5º del artículo 186 de la Constitución referido a la función social de la propiedad rural. De acuerdo con los organizadores del plebiscito, el voto y la firma son complementarios. «Se trata de una cuestión que interesa a todos porque establecer el límite de la propiedad significa democratizar el acceso a la tierra y posibilita la retención del hombre de campo evitando los numerosos problemas que causan las emigraciones a las ciudades. La articulación de las comunidades de base es la clave, ya sea por la importancia del tema como también porque constituyen una red esparcida por todo Brasil» asegura Luis Bassegio militante de la Asamblea Popular y del Grito de los Excluidos.
Contexto del debate
El Obispo Ladislao Biemarski, presidente de la Comisiòn Pastoral de la Tierra (CPT), afirma que el plebiscito dialoga con el tema central de la Campaña Fraterna 2010 referida a la desigualdad del capitalismo con «Fraternidad y Economía -ustedes no pueden servir a Dios y al dinero» y coincide asimismo con el Grito de los Excluidos que tendrá lugar también en la Semana Patria del 1 al 7 de septiembre.
De acuerdo con la propuesta del plebiscito alrededor de 50.000 propietarios verían limitada su propiedad liberando unos 200 millones de hectáreas para la reforma agraria. «Será ventajoso para el país que dejemos de tener 4 millones de brasileños sin tierra, mientras que un 2% posee la mitad de las tierras» agrega Biernaski.
El artículo 184 de la Constitución brasileña se refiere a la función social de la propiedad e impone al Estado la concreción de la reforma agraria. Además el mismo documento establece el derecho a la propiedad privada e indica que la reforma agraria no debe afectar a la propiedad promedio en la que sea definida como productiva.
La propuesta del plebiscito tratará de incluir el límite de la propiedad de la tierra en forma de inciso en el artículo 186 sumándose a los cuatro incisos actuales que definen la función social de la propiedad. Mientras tanto para llevar a la práctica esa función, como afirma Biemarski «será necesaria la presión de las organizaciones sociales»
Bassegio analiza también el hecho de que el tema de la tierra enfrentó en diferentes momentos históricos la resistencia de las fracciones más conservadoras de la élite brasileña, «tiene que ver con el poder de la oligarquía en Brasil. Es muy retrógrada, no ve que la solución de nuestros problema está en buena parte en el campo, continúa ciega en su visión de que hablar de reforma agraria es igual a comunismo. Por otra parte es necesaria una mayor articulación de la sociedad en el sentido de apoyar efectivamente las luchas de los trabajadores del campo», propone.
El problema del elevado consumo de agrotóxicos, la alteración del Código ambiental a favor del agronegocio, el control de la tierra y del agua por parte de las transnacionales, son debates que atraviesan la coyuntura actual y deben estar presentes en el trabajo de concienciación que precederá a los días de votación del plebiscito. «Tenemos que trabajar la reforma agraria como algo comprensivo que cuide de hecho la alimentación de la población, sin venenos y que se confisquen las tierras donde exista trabajo esclavo» enfatiza Biernarski. En lo referente a la existencia por parte de los grandes propietarios de trabajo esclavo, recientes datos de la CPT registran 2438 denuncias en 25 años y un total de 163.000 trabajadores.
Hablar de propiedad de la tierra incluye el tema de la tierra en manos extranjeras. El Sistema Nacional de Catastro rural del Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA) ha trazado un mapa del Brasil con indicación de las tierras brasileñas compradas por extranjeros. Son 4,3 millones de hectáreas distribuidas en 3.694 municipios. «La cuestión de la tierra es fundamental para la identidad nacional. Los límites a la propiedad de la tierra existen en casi todos los países y no debe perder su importancia ni su significado como primera referencia de un país cuando miramos su geografía y su historia», comenta el Obispo de Jales y presidente de Cáritas Brasil, Demetrio Valentini.
Asesoría de Comunicaciones del FNRA
rCR