Recomiendo:
0

El BRIC apuesta por América Latina

La debilidad de la unipolaridad económica

Fuentes: Rebelión

América Latina ya no es el feudo particular de Estados Unidos. Los gobiernos progresistas que han llegado al poder en los últimos tiempos y los intereses comerciales y económicos de varios países emergentes hacia la región, han posibilitado fortalecer la soberanía económica en esta parte del hemisferio sur. Los cuatro países que integran el grupo […]

América Latina ya no es el feudo particular de Estados Unidos. Los gobiernos progresistas que han llegado al poder en los últimos tiempos y los intereses comerciales y económicos de varios países emergentes hacia la región, han posibilitado fortalecer la soberanía económica en esta parte del hemisferio sur.

Los cuatro países que integran el grupo BRIC (Brasil, Rusia, India y China) poseen el 25% del Producto Interno Bruto mundial y todos tienen una fuerte participación en la colaboración, el comercio y la inversión en Latinoamérica.

La profunda crisis que desde el 2008 comenzó en Estados Unidos y sacudió a otras economías desarrolladas, además del poco interés que han tenido sobre esta región las últimas administraciones estadounidenses debido a la obsesión de apoderarse del petróleo del Medio Oriente y Asia Central que las han empantanado en enormes guerras de desgaste en Afganistán e Iraq, también han influido en esta nueva realidad.

Las naciones que integraron el BRIC durante una reunión celebrada en la ciudad rusa de Ekaterimburgo en 2009, ya tenían una presencia efectiva en Latinoamérica.

El grupo, que cuenta con el 40% de la población mundial, el 25% de la extensión total de la Tierra, el 25% del PIB y el 12,8% del comercio internacional, defiende cuestiones claves como el multilateralismo e impulsa la presencia económica y comercial en el mercado de las cuatro naciones con énfasis en la eliminación de los subsidios agrícolas de los países desarrollados.

China, que ha despuntado como la tercera potencia económica mundial (a punto de superar a Japón en el segundo escalón), aparece con una bien definida política económica hacia la zona.

Según la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) el comercio con China, que creció a tasas del 30% anual en la última década y lo hará al 15% hasta 2020, ayudó a que la región sobreviviera a la crisis económica mundial.

Entre 2000 y 2008 el comercio bilateral pasó de 10.000 millones de dólares a 143.380 millones. En los primeros nueve meses de 2010 el incremento ha sido del 68%, informó el organismo.

El gigante asiático se ha ido convirtiendo en la nueva referencia económica. Sus principales socios comerciales son Brasil, Chile, México, Argentina y Venezuela. Brasil y Chile, juntos representan el 60% de las exportaciones a China y el intercambio con Brasil ha llegado a la cifra de 42.400 millones de dólares.

En el primer semestre de 2009 Pekín pasó a ser, por primera vez, el principal mercado de las exportaciones brasileñas. Además ambos países mantienen una alianza política-comercial al formar parte del BRIC que también coordinan sus intereses dentro del Grupo de los 20 (G-20).

Las exportaciones chilenas a China en 2009 llegaron a 7.817,4 millones de dólares, lo que la ha convertido en su principal socio comercial, al duplicar los 3.562,8 millones de dólares exportados a Estados Unidos.

Venezuela, Argentina, Perú y Colombia van por el mismo camino al igual que Cuba. Esta última, pese a ser una pequeña nación caribeña, ha servido durante años como puente para la expansión de ese intercambio en la zona.

Desde la llegada a la presidencia de Luiz Inacio Lula da Silva, Brasil ha expandido profusamente sus relaciones políticas y económicas en América Latina y el Caribe y se ha convertido en un impulsor del multilateralismo y de la colaboración comercial con estos países.

Sus vínculos se han estrechado con Argentina, Uruguay y Paraguay, integrantes junto con Brasilia del MERCOSUR, además de con Venezuela, Colombia, Bolivia, Ecuador, Perú, Panamá, Centroamérica y el Caribe.

El gigante sudamericano, que ya aparece como la octava económica mundial, ha fomentado, entre otras acciones, la ayuda al devastado pueblo haitiano tras el terremoto, y ha impulsado los intercambios comerciales y préstamos financieros a Cuba, en contra de la política estadounidense de bloqueo económico que mantiene contra esa nación caribeña desde hace 50 años.

Es decir, Brasil se ha convertido en una referencia para la integración y el desarrollo de las naciones regionales.

Por su parte, Rusia ha incrementado su interés en Latinoamérica con acuerdos comerciales y alianzas estratégicas en una nueva demostración de que la unipolaridad económica que padeció la región por parte de Estados Unidos, está pasando de moda.

El gigante euroasiático, que vuelve a renacer después de la crisis provocada por la desintegración de la Unión Soviética, ha firmado convenios para la exportación de armamento con varios países de la zona, además de acuerdos técnicos y comerciales de transferencia de tecnología, licencias de producción y créditos financieros.

Con Venezuela, Brasil, Argentina, Perú, Bolivia, Chile, Ecuador, Uruguay y Cuba, por citar algunos, se han establecido fructíferos intercambios económicos-financieros y de colaboración en los sectores fitosanitario, de pesca, acuicultura y vitivinicultura, la minería, petroquímica, ciencia, tecnología, educación, energía y técnico-militar.

La India, aunque con más lentitud, también avanza en el intercambio comercial con esta parte del hemisferio sur.

Durante una reciente conferencia en Washington, el embajador indio en Estados Unidos, Arun K. Singh, calificó como profunda la intención de su gobierno de acercarse más a Latinoamérica.

Singh ubicó en 19.000 millones de dólares el comercio entre la región y la India en 2008, que superó los 14.000 millones de dólares entre su país y Estados Unidos.

Asimismo, enfatizó que empresas indias han invertido en años recientes 11.000 millones de dólares y generado 12.000 empleos en esta zona.

El dinamismo de los mercados latinoamericanos en contraposición con la crisis mundial está impulsando una naciente independencia económica regional, apoyada con créditos otorgados por los integrantes del BRIC y de grupos como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) que nada tienen que ver con los políticas leoninas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).

Como afirmó la presidenta argentina Cristina Fernández, al contestar una pregunta sobre las inquietudes que pudría generar en Washington la influencia de otras naciones en la región, tras la visita efectuada a Buenos Aires por su homólogo ruso Dimitri Medvedev en abril de 2010: «América Latina no es el patio trasero de nadie».

Los tiempos de la unipolaridad estadounidense van cambiando.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

rCR