El primer lote de los documentos secretos y confidenciales del Departamento de Estado publicados por Wikileaks incluye más de una docena de cables de la Embajada de Estados Unidos en Caracas, evidenciando sus acciones de espionaje contra el gobierno de Hugo Chávez, el uso de los medios y dirigentes de la oposición como informantes y fuentes, y comentarios groseros sobre el país.
La publicación por Wikileaks el domingo, 28 de noviembre, de más de 250,000 cables fugados ilegalmente del Departamento de Estado de Estados Unidos ha causado escándalos a nivel internacional sobre los métodos, las perspectivas y las maniobras sucias de la política exterior estadounidense. Casi ningún país o gobierno del mundo se queda libre de mención en los miles de documentos secretos y clasificados del gobierno estadounidense, que están siendo publicados durante un período de meses para poder apreciar la calidad de la información, mientras se somete a Washington a una tortura prolongada.
Los primeros cientos de documentos publicados son principalmente de las embajadas de Estados Unidos en Europa y el Medio Oriente, y también del propio Departamento de Estado y la Secretaria de Estado, Hillary Clinton. Pero el fundador de Wikileaks, Julian Assange, ahora clasificado como «terrorista» y «enemigo combatiente» por Estados Unidos, también ha hecho público un grupo selecto de cables de las embajadas estadounidenses en América Latina.
Aproximadamente 14 documentos, hasta ahora, han sido publicados que fueron preparados desde la Embajada de Estados Unidos en Caracas, aunque también, varios otros cables de distintas sedes diplomáticas de Washington en el mundo hacen referencia a Venezuela y al Presidente Hugo Chávez. De los documentos publicados desde Caracas, la mayoría destaca la obsesión de Washington con la relación de Venezuela con dos países en particular: Cuba e Irán.
ATACANDO A BARRIO ADENTRO – LA DESINFORMACIÓN
Un documento, el primero publicado por Wikileaks sobre Venezuela, critica al programa exitoso de salud, Barrio Adentro, que garantiza la atención médica gratuita y accesible a todos los venezolanos. El cable, que fue redactado por el ex Embajador Patrick Duddy en diciembre 2009, cita solamente fuentes anti-chavistas, incluyendo un reportero del periódico opositor, El Universal, y varios médicos que trabajan en clínicas y hospitales privadas.
Hay poca mención sobre los miles de millones de dólares que el gobierno venezolano ha inyectado en el sistema de salud, no solamente para renovar los hospitales públicos viejos, que fueron abandonados y olvidados por gobiernos anteriores, sino también para crear un nuevo sistema de atención médica con alta tecnología y facultades modernas. El cable de la Embajada cínicamente se hace referencia a este sistema como «paralelo», aunque no lo es.
Al final del cable, los comentarios de Duddy revelan o su ignorancia o su distorsión intencional de los hechos, cuando dice, «La calidad de la salud en Venezuela ha declinado mientras que el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela (GBRV) ha reorientado los recursos del sistema médico tradicional hacia Barrio Adentro». La evidencia real confirma el contrario. Por primera vez, en Venezuela se garantiza la salud – gratuita, accesible y de calidad- a todos y todas, desde el nivel preventivo hasta los tratamientos e intervenciones más avanzadas; y eso, obviamente es un punto sensible para Washington, que actualmente tiene uno de los peores sistemas de atención médica en el mundo.
INFORMANTES Y ESPÍAS
Los cables de la Embajada en Venezuela no solamente revelan una distorción de la realidad venezolana, que es un intento de proyectar una imagen negativa del gobierno de Chávez y así justificar cualquier acción en su contra, pero también revelan quienes son las fuentes principales del gobierno estadounidense y como operan los diplomáticos estadounidenses como espías.
Un documento – un análisis fuerte sobre la supuesta presencia cubana en los servicios de inteligencia de Venezuela y en otras instituciones del gobierno – sería muy alarmante a primera vista. El cable, cínicamente titulado «Cuba/Venezuela Eje de la Travesura: La vista desde Caracas», fue redactado por el infame Embajador William Brownfield en enero 2006, y alega que los cubanos han penetrado casi cada aspecto del país. El tono recuerda las campañas de miedo durante la Guerra Fría sobre la «expansión comunista» y el «terror rojo» en el hemisferio. Esta vez, en lugar de los rusos, son los cubanos.
Pero, cuando se lee el cable con detalle, se hace evidente que las fuentes detrás de la supuesta «invasión castro-comunista» en Venezuela son dirigentes de la oposición, como el fugitivo de la justicia Manuel Rosales, empresarios multimillonarios, como Jaime Pérez Branger, miembros de partidos de la oposición, como Pedro Pablo Alcántara, Alfredo Coronil y Carlos Casanova de Acción Democrática, militares anti-chavistas y periodistas de los medios opositores. Estas personas, entre otras, están trabajando como informantes para el gobierno estadounidense, suministrando información distorsionada sobre su propio gobierno para justificar su derrocamiento.
Hasta Brownfield mismo reconoce la debilidad de la información dada por sus «fuentes», utilizando frases como «Reportajes anecdóticos sugieren…», «Informes menos confiables revelan…» y «Reportajes sensibles no confirmados indican…» No obstante, un cable como este, basado en fuentes no confiables, fue clasificado como «Secreto/No Extranjeros» y enviada a la Secretaria de Estado, el Consejo Nacional de Seguridad, el Comando Sur, y una cantidad de otras embajadas y consulados estadounidenses desde Brasilia, La Paz, Lima, Managua, Quito, Buenos Aires, Santiago y México, hasta Bruselas, Lisboa, Madrid, París, Londres, Roma y La Haya.
Información que no está confirmada, que viene de fuentes exclusivamente anti-chavistas y que en general, no tiene ningún fundamento en la realidad, está siendo utilizada para diseñar las políticas de Estados Unidos hacia Venezuela. Los documentos publicados por Wikileaks evidencian que este escenario peligroso se repite en la diplomacia estadounidense por todo el mundo.
Los documentos de Caracas también evidencian como los empleados de la Embajada violan su estatus como diplomáticos para realizar espionaje contra el gobierno venezolano. En el cable sobre «la invasión castro-comunista», Brownfield revela que el Departamento de Defensa (DOD) monitorea diariamente las actividades de vuelos de Cuba a Venezuela, y luego, funcionarios de la Embajada espían desde el aeropuerto para ver cuantos pasajeros se encuentran en los aviones: «Funcionarios de la Embajada han observado vuelos regulares de cubanos – o venezolanos regresando de visitas oficiales en Cuba – en el aeropuerto de Maiquetía…La Embajada no puede determinar cuantos cubanos vienen en los vuelos…»
Lo que le preocupa a Brownfield, además de mantener la vigilancia en el aeropuerto, viendo a los aviones llegar y salir, es cómo la relación Cuba-Venezuela puede afectar a Washington. «El impacto de la participación de Cuba en la inteligencia venezolana podría afectar directamente a los intereses estadounidenses», comenta, preocupado por «la experiencia y conocimiento que los servicios cubanos pueden ofrecer…sobre las actividades del gobierno de Estados Unidos (USG)». Entonces, Washington está preocupado porque sus actividades clandestinas en Venezuela podrían ser expuestas si los venezolanos mejoran su capacidad de inteligencia.
En otro documento, titulado «Explicando la cercanía de Venezuela con Irán», el Embajador Brownfield invoca el «terror iraní» y comenta, «El apoyo de Venezuela para un país que tiene ambiciones nucleares, apoya al terrorismo y habla de borrar a Israel del mapa es de grave preocupación. También alarma a otras naciones – como Francia…Nosotros podemos explotar esta alarma». ¿Cómo la explotarían? ¿Buscarían como dañar la relación entre Venezuela y Francia?
De hace años Washington realiza esfuerzos no exitosos, para aislar al gobierno de Hugo Chávez en el mundo. Estos cables revelan algunas de las tácticas sucias empleadas para esa operación de desprestigio.
En el cable sobre Irán, Brownfield comenta que Washington no debería «desestimar los rumores sobre el uranio», haciendo referencia a acusaciones sobre un supuesto suministro de uranio de Venezuela a Irán. Pero en un cable más recién de junio 2009, redactado por el más estable Encargado de Negocios John Caulfield, se contradijo la actitud bélica de Brownfield. «Aunque los rumores sobre un suministro de uranio de Venezuela a Irán podrían reforzar las credenciales revolucionarios del gobierno, parece que tienen poco fundamento en la realidad…es muy improbable que Venezuela esté suministrando uranio venezolano a otros países».
CAMPAÑA DE PROPAGANDA
En 2008, la Embajada de Estados Unidos en Caracas decidió que era tiempo para emplear los servicios pesados del equipo de operaciones psicológicas del Pentágono para bombardear a Venezuela con propaganda pro-estadounidense, y contrarrestar, lo que comentó un cable de la Embajada en marzo 2008, el «anti-americanismo de Chávez».
«La Embajada en Caracas solicita el apoyo del Departamento de Defensa (DOD) para ejecutar un plan estratégico de comunicaciones. El objetivo de este programa es influir sobre el ambiente informativo dentro de Venezuela…El apoyo de DOD mejoraría muchísimo las actividades existentes de diplomacia pública y promoción de la democracia de la Embajada».
Influyendo sobre el «ambiente informativo» en Venezuela con el apoyo del Pentágono es claramente una violación grave de la soberanía venezolana. Evidencia externa confirma que este programa de operaciones psicológicas y propaganda pro-estadounidense está en marcha. El presupuesto del Departamento de Estado para el 2011 incluye un fondo multi-millonario para transmitir un «programa de televisión de 30 minutos, 5 días la semana en español para Venezuela». Y el presupuesto del Pentágono para el 2011 incluye un programa nuevo de «operaciones psicológicas» para el Comando Sur (América Latina).
El contenido en algunos de los cables de la Embajada puede ser verificado con hechos reales y evidencia que lo corrobora, mientras que otros datos se quedan en el mundo de rumores y fuentes chimbos (no fiables). Lo que sí está claro es que los documentos reafirman el aumento en agresiones contra Venezuela y la escalada en la política hostil de Washington hacia el gobierno de Hugo Chávez, incluyendo la voluntad de utilizar rumores sin fundamento para hacer acusaciones muy peligrosas.