Recomiendo:
0

Por qué Paul Krugman está equivocado en sus recetas para España

Fuentes: Sistema Digital

Paul Krugman es, sin lugar a dudas, uno de los economistas más influyentes del mundo y, muy en particular, en círculos de centroizquierda. Se ha ganado una bien merecida fama a base de cuestionar las teorías neoliberales tan en boga en la cultura económica europea (incluyendo la española). Sus análisis de la economía estadounidense y […]

Paul Krugman es, sin lugar a dudas, uno de los economistas más influyentes del mundo y, muy en particular, en círculos de centroizquierda. Se ha ganado una bien merecida fama a base de cuestionar las teorías neoliberales tan en boga en la cultura económica europea (incluyendo la española). Sus análisis de la economía estadounidense y sus críticas al Partido Republicano y también a la Administración Obama son, en mi opinión, muy acertadas. Columnista habitual del The New York Times, sus columnas aparecen traducidas en El País, lo cual no deja de ser sorprendente, pues en las páginas económicas de tal rotativo raramente aparecen posturas keynesianas, próximas al pensamiento de Paul Krugman, firmadas por economistas españoles (para ver una crítica del escaso abanico de sensibilidades que aparecen en las páginas económicas de El País, en su mal llamado debate sobre como resolver la crisis financiera, leer mi artículo «¿Necesita España un látigo para salir de la crisis?» Sistema Digital, 25.03.11).

Paul Krugman es pues una referencia obligada en la literatura de cómo salir de la crisis económica y financiera. Su visión, sin embargo, de cómo salir de la crisis en España está equivocada. Indica en su famoso artículo publicado en el suplemento dominical de The New York Times «¿Can Europe Be Saved?» (¿Tiene Salvación Europa?), 16.01.2011, reproducido en El País, que España tiene sólo dos salidas. Una es incrementar su competitividad a base de disminuir sus salarios (lo que llama la devaluación doméstica y que es la solución que se está siguiendo en España). La otra, salir del euro y devaluar su moneda. Esta última alternativa permitiría además de hacer los productos españoles más baratos, reducir el coste de la deuda española pues, al reducirse el coste de la moneda se reduciría también el coste de la deuda. Krugman está hablando de la Eurozona (aunque el título sea Europa) y su referencia a España entra dentro de sus reflexiones sobre lo que llaman los PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España- Spain), expresión que en inglés quiere decir los «cerdos».

En las recomendaciones que hace Krugman se asume -supuesto que también hace el gobierno Merkel y el gobierno Zapatero- que la manera de que España salga de la crisis es aumentando su competitividad, y considera que para conseguir este fin, una alternativa (de las dos que propone) es reducir los salarios. Lo que se deduce de esta observación es otro supuesto, que es altamente cuestionable: que la competitividad y las exportaciones dependen en estos momentos primordialmente de los precios de los productos. Esta lectura, sin embargo, no corresponde a la realidad, para el tipo de exportaciones que tiene España, para las cuales el precio en sí no es, en este momento, el factor determinante. Esto lo hemos visto claramente también en Alemania, donde el gran crecimiento de las exportaciones (y parte del tipo de exportaciones alemanas es semejante al español) no ha tenido mucho que ver con una disminución de los precios de los productos que se exportan (ver mi artículo citado anteriormente). En realidad, tales precios no han variado nada en los últimos años. Es importante que esto se entienda. El aumento de las exportaciones ha implicado un aumento de la riqueza alemana. Pero este aumento no ha ido a aumentar los salarios (cuyo porcentaje como porcentaje del PIB ha ido descendiendo), sino a incrementar astronómicamente los beneficios empresariales. De ahí que la reducción salarial aumentaría los beneficios (como está ocurriendo en Alemania) sin que repercutiera en las exportaciones. Éstas, por cierto, ha continuado incrementándose en España, incluso en los años de crisis.

Hay un punto, sin embargo, que debe citarse y que raramente se cita cuando se menciona el bajo desempleo alemán como indicador del éxito del modelo alemán, basado en las exportaciones. Y es que el aumento de las exportaciones no ha significado una destrucción de empleo en Alemania y ello como consecuencia del sistema de cogestión de las empresas exportadoras, con los trabajadores compartiendo las decisiones con los gestores de las empresas. Las mayores cadenas manufactureras de exportación se han comprometido a que la exportación de productos alemanes no se haga a base de exportación de puestos de trabajo. Tal sistema de cogestión en España, sin embargo, no existe. (Ver «Lo que no se dice sobre el supuesto «milagro alemán»», Sistema Digital, 18.03.11)

¿ES LA SALIDA DE ESPAÑA DE ESPAÑA DEL EURO PARTE DE LA SOLUCIÓN?

Referente a la otra alternativa, la salida de España del euro no es una idea descabellada. Suecia (que no pertenece a la Eurozona) ha podido salir de la crisis más rápidamente y fácilmente que Finlandia (que si pertenece a la Eurozona). Pero, salir del euro es mucho más difícil que entrar en el euro (y la moneda sueca es más fuerte que lo sería la peseta, por las razones que citaré más adelante). Salirse del euro sería, en cierta medida, comparable a que California saliera del dólar. Sería dificilísimo y ello requeriría la secesión de California de los EE.UU. La salida del euro, sin embargo, para España no significaría tener que salir de la Unión Europea. Ahora bien, en el caso español el capital financiero alemán y francés, que poseen gran parte de la deuda española no lo permitirían, pues ello significaría enormes pérdidas para los bancos alemanes y franceses. Dicho todo ello, esto no implica que la posible salida de España del euro no pudiera utilizarse como una amenaza, pues ello supondría un problema grave para el capital financiero alemán. Salir del euro podría utilizarse por el gobierno español como negociación con la UE, sin descartar en caso último que ello ocurriera. La situación actual es insostenible, pues la economía española estará en la situación actual durante muchos años, con un problema enorme de desempleo.

Hay una tercera alternativa, sin embargo, que debiera plantearse a nivel español y a nivel europeo. Pero para resolver este problema hay que entender su causa, es decir, la causa de la crisis que creo francamente no se está entendiendo y/o considerando en los círculos gobernantes y en el establishment de la UE. El mayor problema que España (y la UE) tiene es la falta de demanda y la escasez de crédito. El primero se debe en gran parte al elevado desempleo. No podrá salirse de la crisis a no ser que el desempleo baje rápidamente. Y para ello es esencial que el Estado cree empleo. Si España, que tiene un estado del bienestar muy poco desarrollado, tuviera el porcentaje de la población adulta que trabaja en el estado del bienestar que tiene Suecia (25%), en lugar del que ahora tiene (9%), habría 4.851.854 más puestos de trabajo, un número mayor que el número de personas desempleadas 4.333.000. No habría pues desempleo en España. En contra de lo que se está haciendo, el Estado debiera crear empleo masivamente, estimulando la demanda y corrigiendo el enorme déficit social de España, que es una de las causas de su retraso económico y de su escasa recuperación.

EL PROBLEMA NO ES LA FALTA DE RECURSOS: ES FALTA DE VOLUNTAD POLÍTICA

La respuesta predecible es que no hay recursos para hacer tal inversión. Lo cual no es cierto y es fácil de mostrar. Los recursos existen. Lo que ocurre es que el estado no los recoge. El PIB per cápita de España es el 84% del PIB per cápita de Suecia. En cambio, el gasto público social per cápita (que cubre todos los gastos del estado del bienestar) es sólo el 64% del de Suecia. Si en España, el Estado recogiera en impuestos el porcentaje que consigue el estado sueco (53%), en lugar del 34% (que es lo que consigue ahora), el estado español recogería 200.000 millones de euros más de los que recoge, lo cual sería una cantidad de más del doble de la que se requeriría (80.000 millones) para cubrir los enormes déficits sociales de España y crear el empleo citado en el párrafo anterior.

El Estado español, como lo son los estados PIGS, es un estado pobre y muy poco redistributivo, resultado del enorme dominio que las derechas han tenido históricamente sobre tales estados. Ahí está la raíz del problema: la política fiscal regresiva, que refleja todavía el enorme poder de las derechas sobre tales estados. Es esta la causa de la debilidad de la peseta versus la corona sueca. El Estado español es un estado débil y poco desarrollado (en contra de lo que aduce el pensamiento conservador y neoliberal en España), mientras que el Estado sueco es un estado fuerte y redistributivo.

Referente a la escasez de crédito, la solución pasa por crear bancas públicas y condicionar las ayudas públicas a la banca privada a la recuperación de su función social (hoy muy olvidada) de garantizar la disponibilidad de crédito. En este aspecto, el rol del Banco de España -como lobby de la Banca- ha sido muy negativo y refleja de nuevo, el enorme dominio de las derechas sobre tal institución. El pensamiento neoliberal domina tal institución como muestran las proclamas del actual gobernador neo-ultraliberal del Banco de España, el Sr. Fernández Ordóñez paradójicamente nombrado por un gobierno socialista.

Y a nivel europeo debería hacerse del Banco Central Europeo un Banco Central como el Federal Reserve Board, EE.UU.; deberían establecerse eurobonos que pasarían a ser la deuda europea; deberían desarrollarse políticas fiscales comunes; aprobarse un presupuesto mayor con objetivo estimulante de la economía y establecerse un pacto social a nivel europeo. Es frustrante que el partido mayoritario de las izquierdas, que solía llamarse Partido Socialista Europeo, no esté presionando para que se realicen tales cambios.

Éstas son, pues, las políticas que debieran realizarse en España y en Europa. Que se realicen o no depende única y exclusivamente de la voluntad política y de las relaciones de poder de clase en el estado español. Las políticas seguidas por el gobierno actual van, precisamente, en sentido contrario a lo que un gobierno con sensibilidad socialdemócrata debiera realizar. Tal gobierno se enorgullece del aplauso que recibe de los centros financieros de clara persuasión neoliberal y se olvida de la enorme impopularidad que tales políticas representan para las clases populares de España y del resto de Europa. Las políticas que se están siguiendo no nos sacarán de la crisis. A no ser que se sigan las aquí apuntadas (que serían además enormemente populares) la crisis no se resolverá.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.