Representantes de movimientos sociales y activistas de todo el mundo nos hemos dado cita en Atenas para debatir sobre las lecciones aprendidas de previas crisis internacionales; luchar contra la deuda ilegítima y exigir su cancelación; ofrecer nuestra solidaridad a los/las europeos/as que luchan contra injustos programas de austeridad impuestos por los gobiernos, la Unión Europea […]
Representantes de movimientos sociales y activistas de todo el mundo nos hemos dado cita en Atenas para debatir sobre las lecciones aprendidas de previas crisis internacionales; luchar contra la deuda ilegítima y exigir su cancelación; ofrecer nuestra solidaridad a los/las europeos/as que luchan contra injustos programas de austeridad impuestos por los gobiernos, la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI), como por ejemplo el Memorando de Entendimiento; y para diseñar un plan de acción económica que sirva para hacer frente a las necesidades del pueblo en vez de servir a los intereses de una pequeña élite social.
Muchos países en el mundo desarrollado padecen la crisis de la deuda desde los años setenta. Tras un largo período de préstamos imprudentes por parte del sistema financiero internacional, algunos de los países más pobres del mundo tuvieron que hacer frente a recortes en sus ingresos y gasto social cuando el FMI impuso severas políticas de austeridad, a cambio del pago de la deuda a bancos y financistas. Estas políticas eran injustas y no facilitaron la recuperación económica. En vez de eso, aumentaron la dependencia de los países endeudados en el poder de los mercados financieros, haciendo a los gobiernos menos responsables de sus gentes. Sólo cuando unos cuantos países reclamaron sus derechos y se opusieron a las medidas de austeridad, al pago a las instituciones financieras y a la carga insostenible de la deuda, empezó a ser posible la recuperación, pero solamente por un corto período de tiempo. Esto es lo que sucedió en Argentina en el año 2001. Otros países pueden beneficiarse de su experiencia, incluidos Egipto, Túnez y todo el mundo árabe que está ahora luchando por la democracia y contra la deuda odiosa de los regímenes dictatoriales.
Hoy, en los albores de la crisis económica internacional, los países periféricos de la Unión Europea se enfrentan a una profunda crisis de deuda. Han sido empujados a ella por las operaciones del sistema financiero global, pero también por el marco institucional y las políticas económicas de la Unión Europea que sistemáticamente favorecen los intereses del capital.
El Pacto de Crecimiento y Estabilidad ha presionado a la clase trabajadora de la eurozona, mientras que el Banco Central Europeo ha apoyado los intereses de los grandes bancos. La Unión Europea ha sido dividida en dos partes, un núcleo poderoso y una periferia débil. La deuda acumulada de la periferia es resultado de la fractura con el núcleo, pero también de una desigualdad creciente entre los más ricos y el resto de la sociedad. Trabajadores/as, desempleados/as, agricultores, o los pequeños empresarios se ven ahora forzados a soportar el peso de la deuda incluso cuando no se han beneficiado en su momento de los préstamos.
Las medidas de austeridad y la privatización afectarán de manera más profunda a los sectores más pobres de la sociedad, mientras que aquellos que han generado la crisis saldrán impunes. El Pacto por el Euro aumentará la presión sobre las clases trabajadoras. Los sectores más ricos y las grandes empresas continuarán evadiendo impuestos que podrían ser invertidos en construir una sociedad más justa. Si no se hace frente a estas medidas, tendrán en Europa un inmenso impacto, equilibrando drásticamente la balanza de poder en favor del capital y contra la clase trabajadora por muchos años.
Los países en la línea de fuego se oponen a este intento de hacer que la clase trabajadora y las personas con menos recursos paguen el coste de la crisis, mientras los sectores más ricos se salvan. La ciudadanía de Grecia, Irlanda y Portugal, así como la de Polonia, Hungría, Eslovenia y el resto de países en Europa Central y Oriental, se oponen a las políticas de austeridad de la Unión Europea y del FMI, al poder financiero internacional, y rechazan la esclavitud y la deuda. Hacemos un llamamiento a todas las personas del mundo para que se solidaricen con los movimientos sociales de estos países que luchan contra la deuda y los efectos de estas políticas tan perniciosas.
Más específicamente, solicitamos vuestro apoyo para:
Auditoría democrática de las deudas como un paso adelante hacia la justicia social. Las auditorías de la deuda que implican a la sociedad civil y a la clase trabajadora, como la Auditoría Ciudadana de la Deuda de Brasil, permiten a la ciudadanía establecer qué partes de la deuda pública son ilegales, ilegítimas, odiosas o simplemente insostenibles. Ofrecen a la clase trabajadora el conocimiento y la autoridad necesaria para rechazar el pago de la deuda ilegítima. También fomentan la responsabilidad democrática y la transparencia en la administración y el sector público. Expresamos nuestra solidaridad con las auditorías de la deuda en Grecia e Irlanda, y ofrecemos nuestro apoyo en aquellas cuestiones prácticas que se precisen.
Respuesta soberana y democrática a la crisis de la deuda. Los gobiernos deben estar orientados principalmente por su ciudadanía, no por instituciones no responsables de la Unión Europea y del FMI. Los/las ciudadanos/as de países como Grecia deben decidir qué políticas contribuirán a recuperar su economía y satisfacer sus necesidades sociales. Los estados soberanos han de tener el poder de imponer una moratoria al pago de la deuda cuando su impacto esté resultando insostenible para el sustento de las clases trabajadoras. La experiencia de Ecuador en 2008-2009 y en Islandia en 2010-2011 demuestra que es posible ofrecer respuestas radicales y soberanas a la deuda, incluyendo la cancelación de la parte ilegítima de dicha deuda. Incluso resoluciones de las Naciones Unidas legalizan el cese de los pagos en caso de necesidad.
Reestructuración y redistribución económica, no deuda. La dominación de las políticas neoliberales y el poder de las finanzas internacionales han conducido a un bajo crecimiento, aumento de las desigualdades, agravamiento de la crisis y a una erosión de los procesos democráticos. Es imperativo que las economías se ubiquen en una posición diferente a través de programas de transición que incluyan un control del capital, estricta regulación e incluso propiedad pública sobre los bancos, una política industrial que pivote sobre la inversión pública, control estatal sobre sectores estratégicos de la economía, y respeto por el medio ambiente. El primer objetivo debería ser proteger y ampliar el empleo. Es también vital que los países adopten políticas redistributivas de largo alcance. La base impositiva debería ser más amplia y más progresista aplicando mayores impuestos sobre el capital y las clases más ricas, permitiendo así la movilización de recursos domésticos como alternativa a la deuda. La redistribución debería incluir la restauración de suministros públicos en salud, educación, transporte y pensiones, así como una marcha atrás en las disminuciones de sueldos y salarios.
Estos son los primeros pasos para satisfacer las necesidades y aspiraciones de la clase trabajadora, junto con el equilibrio de la balanza de poder en su favor, y en contra del gran capital y las instituciones financieras internacionales. Estos pasos permitirían a la ciudadanía europea y mundial ejercitar un mayor control sobre sus formas de sustento, sus vidas y procesos políticos. Incluso ofrecerían una esperanza a las generaciones europeas más jóvenes, que actualmente se enfrentan a un sombrío futuro con altos niveles de desempleo, sueldos bajos, y una total falta de perspectivas. Por estas razones, apoyar la lucha contra la deuda en Grecia, Irlanda, Portugal y otros países europeos interesa a las clases trabajadoras de todo el mundo.
Initiative for the Greek Audit Commission (Iniciativa para la Auditoría griega)
European Network on Debt and Development (Red Europea sobre Deuda y Desarrollo)
The Committee for the Abolition of Third World Debt- CADTM (Comité por la Abolición de la Deuda en el Tercer Mundo)
The Bretton Woods Project, Reino Unido
Research on Money and Finance, Reino Unido
Debt and Development Coalition Ireland (Coalición Irlandesa de Deuda y Desarrollo)
Afri – Action from Ireland (Acción desde Irlanda)
WEED – World Economy Environment Development, Alemania
Jubilee Debt Campaign (Campaña de deuda del Jubileo), Reino Unido
Observatorio de la Deuda en la Globalización, España