Las agencias federales están preparando nuevas reglas para la ejecución de las reformas sobre la remuneración de los banqueros aprobadas el pasado verano. Estas nuevas reglas, dice la AFL-CIO, deben prohibir el ‘incentivo’ que todavía está atiborrando a los banqueros con miles de millones. Si vas a trabajar cada día con traje de chaqueta, probablemente […]
Las agencias federales están preparando nuevas reglas para la ejecución de las reformas sobre la remuneración de los banqueros aprobadas el pasado verano. Estas nuevas reglas, dice la AFL-CIO, deben prohibir el ‘incentivo’ que todavía está atiborrando a los banqueros con miles de millones.
Si vas a trabajar cada día con traje de chaqueta, probablemente no estés muy preocupado por tu salario -porque la mayor parte de tus ingresos no proviene del salario. La mayor parte proviene de algo llamado «remuneración por incentivos».
En el actual mundo de la banca y de las grandes corporaciones las stock options equivalen a billetes de lotería para los altos ejecutivos. Pero con una diferencia. La primera: estos billetes de lotería para ejecutivos son gratuitos. Los ejecutivos no pagan nada por ellos. La segunda: esta lotería para ejecutivos da importantes ganancias, y frecuentes.
La gente normal que juega a la lotería puede, desde luego, ganar el gordo. Pero las probabilidades de ganar un premio mayor son normalmente una de cada 76 millones de veces, el equivalente de que salga siempre cara en 26 tiradas consecutivas de una moneda.
La ley Dodd-Frank de reforma financiera incluye una sección que prohíbe expresamente «cualquier tipo de compensación basada en incentivos» que «incita a arriesgarse de forma inapropiada al ofrecer una compensación excesiva».
Los ejecutivos de la industria financiera que juegan a la lotería de las stock options [opciones sobre acciones] no tienen que sacar 26 caras en una serie para ganar a lo grande. Simplemente, tienen que jugarse el precio de su acción, algo de lo cual se han convertido en adeptos y que no es de ningún modo necesario.
Según hemos sabido por varias investigaciones del caos financiero del 2008, los medios empleados comprenden cualquier cosa desde chanchullos con préstamos subprime a engañar a sus propios clientes. ¿Por qué los altos ejecutivos se arriesgan de esta forma? Con las stock options los ejecutivos simplemente no tienen ningún incentivo para no arriesgarse.
Las stock options dan a los ejecutivos la «opción» de comprar un número determinado de acciones de su firma, al precio actual de la acción, en una fecha futura. En esta fecha futura, si las acciones han subido de precio los ejecutivos «ejercen» sus opciones. Compran las acciones al precio anterior y las venden al nuevo precio.
Si a lo largo del tiempo las acciones de su firma bajan de precio los ejecutivos no pierden nada -ya que no han pagado nada por sus acciones. Pero por arriba sus ganancias no tienen límite. Cuanto más suba el precio de la acción, por la razón que sea, mayor será el beneficio personal del ejecutivo al ejercer la opción.
Estos beneficios personales han sido -y continúan siendo- enormes. Consideremos el regimiento de trajeados ejecutivos de Goldman Sachs. Según informaba el New York Times a principios de este año, desde 1999 unos 860 altos ejecutivos de Goldman se han embolsado 20.000 millones de dólares vendiendo acciones de sus montones de opciones personales.
Estas acciones provenían en parte de gratificaciones en forma de opciones. En 2007, por ejemplo, el consejo de administración de Goldman aprobó gratificaciones que dieron a los ejecutivos opciones de compra de 3,5 millones de acciones. Pero luego llegó el caos del 2008 y el valor de las acciones de Goldman se desplomó.
Respuesta de Goldman: más opciones, muchas más. En diciembre del 2008, con las acciones de Goldman negociándose a la baja a niveles récord, los altos ejecutivos del banco recibieron casi 36 millones en stock options, diez veces más que el total del año anterior.
Los grupos de interés público están presionando para establecer reglas que requieran a los bancos diferir una parte mayor de las pagas por incentivos a los ejecutivos -y diferirlo durante un período más largo.
Los altos ejecutivos de Goldman también recibieron, aproximadamente al mismo tiempo, un rescate masivo del Tío Sam que salvó al banco del colapso y que preparó el terreno a una robusta recuperación del precio de las acciones. En enero 2011, los 475 altos ejecutivos del banco podían esperar obtener 2.700 millones de dólares en beneficios personales de las gratificaciones en stock options del 2008.
El pasado verano los miembros del Congreso intentaron controlar estos excesos. La ley Dodd-Frank de reforma financiera que aprobaron incluye una sección que prohíbe expresamente «cualquier tipo de compensación basada en incentivos» que «incite a arriesgarse de forma inapropiada al ofrecer una excesiva compensación».
Pero esta sección 956 deja los detalles del cumplimiento a siete agencias federales que controlan al sector financiero. El pasado marzo, éstas siete agencias propusieron un borrador de reglamento para ejecutar el propósito de los legisladores. Desde entonces los grupos de presión bancarios y los grupos de interés públicos han estado discutiendo sobre este borrador.
Gran parte del debate ha girado en torno a una propuesta de reglamento que requeriría a los grandes bancos a diferir el 50% de las compensaciones por incentivos durante un mínimo de tres años. Su objetivo es impedir que los ejecutivos se enriquezcan con movimientos a corto plazo que acaban siendo perjudiciales a largo plazo.
Los grupos de interés público como Americanos para la Reforma Financiera y Ciudadano Público están presionando a favor de reglas que obliguen a los bancos a diferir una parte mayor de las pagas por incentivos a los ejecutivos -y de alargar el período de aplazamiento. También presionan para una definición más clara -y dura- de «compensación excesiva».
La AFL-CIO, la mayor federación sindical estadounidense, presiona por cambios todavía más drásticos. El pasado martes, el principal analista de inversiones de la AFL-CIO, Daniel Pedrotty, pidió a los reguladores que prohibieran directamente a todos los grandes bancos todos los incentivos en stock options.
«Las stock options prometen a los ejecutivos todos los beneficios de los incrementos de precio de las acciones pero sin ningún riesgo por las caídas de precio» señalaba Pedrotty. «En otras palabras, las stock options ofrecen a los ejecutivos incentivos asimétricos para conseguir lo imposible».
Las opciones, continúa, también permiten a los altos ejecutivos «apropiarse indebidamente de la volatilidad del precio de las acciones sin crear ningún valor añadido».
Lo esencial para la AFL-CIO: las stock options no se consideran «una forma adecuada de compensación para los ejecutivos y deberían estar prohibidas».
Mary Jo Carey probablemente estaría de acuerdo con esta evaluación de la AFL-CIO. Antes del colapso financiero del 2008 trabajaba como técnica de préstamos en una pequeña firma de correduría en su ciudad natal de Taos, Nuevo México. Recientemente Carey envió una carta a la Securities and Exchange Commission pidiendo duras restricciones a las «ofensivas prácticas de pagos», una de las miles de cartas de ciudadanos que la agencia recibió.
«Actualmente, la mayoría de los banqueros reciben stock options», escribió Carey. «Así, si pueden generar más beneficios, el precio de la acción sube y sus opciones pasan a ser más valiosas. ¡Esto es insano! Esto simplemente provocará otro colapso.»
«Al mirar las revueltas en Egipto, Túnez, etc. pienso,» añade Carey, «algún día seremos nosotros. Estamos gobernados por ricos.»
Hasta que punto los ricos logren sus objetivos respecto a la Sección 956 lo sabremos pronto. La SEC y otras agencias reguladoras federales implicadas pueden aprobar ya en Agosto los reglamentos finales sobre las pagas por incentivos a los ejecutivos de las instituciones financieras.
Sam Pizzigati edita Too Much, un semanario electrónico sobre abusos y desigualdades publicado por el Instituto de Estudios Políticos, con base en Washington.
Traducción para www.sinpermiso.info: Anna Maria Garriga Tarrés