Y esto supone elevar los recursos del Fondo de Estabilidad Financiero desde 440.000 millones de euros hasta, al menos, 1,5 billones, necesario para la compra masiva de bonos italianos y españoles asi como recapitalizar los bancos que van a descubrir grandes agujeros en sus balances tras las respectivas moratorias inevitables no sólo de Grecia, -tal y como ahora pretenden las autoridades europeas-, sino tambien de Irlanda y Portugal. Sólo se salvarán España e Italia de la insolvencia si el fondo de estabilidad se amplía hasta tener la envergadura suficiente para convencer a los todo poderososos mercados financieros, y concretamente, los grandes hedge funds, de que, vendiendo deuda «club med» , corren un grave peligro de pillarse los dedos.
El apoyo de este nuevo
fondo monetario europeo, el prestamista de ultimo recurso europeo que el BCE no quiere ser, frenaría el maremoto a corto plazo. Luego, como explican varios ex jefes de gobierno europeos en el
manifiesto sobre el new deal europeo publicado en diverosos diarios europeos, entre ellos
La Vanguardia, habría que seguir por el camino que ha trazado el economista keynesiano del Levy Institute de Nueva York, Dimitri Papdimitriou, es decir sustitutir una parte importante de la deuda de los paises miembros por euro bonos avalados por
los Estados Unidos de Europa . A la vez , haría falta establecer algun mecanismo -quizas mediante el Banco Europeo de Inversiones o el Fondo Europeo de Inversiones tal y como proponen los ex primeros ministros- para dirigir fuertes inversiones a la periferia, parte de una política industrial necesaria para corregir los desequilbrios en productividad entre centro y periferia, lo que antes conocíamos como problemas de desarrollo desigual. La referencia en el comunicado de Bruselas a un Marshall Plan es exactamente el tipo de lenguaje que la crisis exige pero tendría que ser mucho mas que retórica. Si todo esto parece mucho que pedir a Angela Merkel o a los
verdaderos finlandeses, cabe recordar que la alternativa es la fragmentación de la zona euro.
Si se respalda con acciones y dinero, el plan de ampliar y flexibilizar el fondo de estabilidad, permitiría compras masivas de bonos periféricos en el mercado secundario. A la vez, el cambio «voluntario» de bonos que vencen antes del 2019 por otros a 30 años y la recompra de deuda griega en el mercado secundario es un paso tímido pero acertado hacia la reestructuración de la deuda griega, la primera moratoria de un estado soberano europeo desde que la misma Grecia suspendiera pagos en 1964. Tiene aún más fuerza simbólica porque los gobiernos electos se han impuesto a los recelos del poderoso Banco Central Europeo -expresados hasta el último minuto por Jean Claude Trichet y Lorenzo Bini Smaghi- que temen el impacto sistémico de un default.
Las bajadas de tipos sobre los paquetes de créditos ya concedidos a Irlanda y Portugal son importantes también ya que marcan, quizás, la ruptura con la filosofía de castigar al endeudado que ha caracterizado, de forma desastrosa hasta la fecha, la reacción del centro europeo a los apuros de su periferia.
Es decir que , tras año y medio de errores garrafales en su diagnóstico de la crisis , nuestros lideres ahora empiezan a darse cuenta de que lo que tienen delante es una crisis contagiosa de solvencia y no solo de liquidez. Ni tan siquiera los consejeros despiadados del Banco Central Europeo ya ven posible una forma de evitar un
default en Grecia. Solo Jeffrey Sachs -ex defensor de las terapias de shock en America Latina que ya no aparece junto a Joe Stiglitz en el comite de cientificos que asesora a Rubalcaba – aun insiste en que Grecia deberia pagar cada céntimo de las 350.000 millones de euros que debe a los bancos. (
Incomprehensiblemente,
Xavier Vidal Folch, defiende la posición de Sachs en El Pais )
El nuevo acuerdo de Bruselas identifica, por fin, con certeza los problemas graves de solvencia que amenaza la unión. Propone las medidas correctas. En los meses anteriores había crecido una sensación en la zona euro de que «o bien avanzamos hacia la plena integración o bien desintegramos», dijo José Caldas, economista de la Universidad de Coimbra en Portugal. El acuerdo del 21 de julio indica que los líderes de las potencias europeas aún piensan , en principio, que el primer camino es viable. Pero ¿estarán dispuestos a cogerlo?
Porque, como señala
Yanis Varoufakis en su blog, nuestros líderes no parecen ser conscientes de la implicación de su propio diagnóstico. En esta crisis , cada solución parcial engendra nuevos problemas. Primero, la reestructuración por blanda y voluntaria que parezca, será definido como «selective default» -moratoria selectiva- por las agencias de rating y puede desatar un contagio más allá de Grecia conforme crece el temor que se haga lo mismo en Portugal e Irlanda. A fin de cuentas, las últimas rebajas de estos países por la agencia Moody’s fueron justificadas por la deducción lógica de que lo que vale para Grecia valdrá también para los dos otros rescatados.
De ahí, la insistencia en el comunicado del pasado jueves en que el default refleja una «situación excepcional» de Grecia y que «otros países de la zona euro reafirman solemnemente su compromiso inflexible por cumplir con sus obligaciones soberanas». El uso de la palabra «solemne» quizas delata que lo que se trataba de hacer era causar buena impresión en Francfort, atemorizado ante la posibildad de una cadena de moratorias. Pero la realidad es que pocos creen que Irlanda y Portugal puedan evitar un default. «Irlanda tendrá que suspender pagos con toda seguridad; su deuda pública y privada equivale al 1.000% del PIB», dijo Carmen Reinhart del Peterson Institute en Washington. Más vale, pues, ir preparando reducciones reales de la carga de la deuda de Irlanda y Portugal también, utlizando el fondo de estabilidad reforzado para recapitalizar a los bancos afectados.
Pocos creen tampoco que la reducción del stock de deuda griega en esta reestructuración «lite» sea ni mucho menos suficiente. Según el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), -la asociación internacional de la banca privada cuyo presidente Charles Dallara asistió a la cumbre la semana pasada-, el intercambio de la deuda existente por deuda a más largo plazo -30 años en la mayoría de los casos- restará sólo 13.500 millones de euros a la deuda griega. Es una cantidad irisoria si se tiene en cuenta el monto total de la deuda, unas 350.000 millones. La otra pata de la reestructuración griega, la compra de deuda en el mercado secundario a descuentos de hasta el 50%, puede suponer una reducción de 20.000 millones de euros, según calcula Merrill Lynch.
Pero economistas de prestigio como Uri Dadush, economista jefe del Carnegie Endowment, y Barry Eichengreen de la Universidad de Berkeley, advirtieron en declaraciones a La Vanguardia que la recompra de deuda a descuento tiene un enorme inconveniente.. En cuanto la anuncias, los precios de la deuda suben y se pierde parte del descuento. En los escenarios mas favorables , se calcula que la quita total sobre la deuda griega puede ser del 20%, la mitad de lo que haría falta para que la deuda griega fuese sostenible, según la mayoría de los economistas. Es más, Barclays Capital caclula en un boletin distribuido ayer que el plan del IIF sólo supondria una quita del 10%.
La segunda fase del plan de proteger a las economías que aún no están en crisis de solvencia -notablemente España e Italia- es aún más crítico. El Fondo de Estabilidad finalmente tendrá poderes para intervenir en el mercado de bonos para contrarrestar los ataques contra los dos pesos pesados de la periferia mediterránea. Pero, para convencer a los mercados de que esto va en serio, hará falta dinero y no solo palabras. . «Los líderes europeos no han dado los recursos al fondo para que pueda intervenir en el mercado secundario si estalla una nueva crisis con Italia ido España», dijo Paul de Grauwe de la Universidad de Leuven el pasado viernes . «Por eso, es casi seguro que vamos a tener más crisis». «Hay una reacción de reflejos al alza en los mercados pero a la larga el problema va a ser España e Italia», dijo Graham Turner de GFC Economics en Londres. Ya hemos visto por donde van los tiros con el ensanchamento de la prima de riesgo española e italiana esta semana. «Los fondos de cobertura van a hacer guerra sicológica con el BCE, empujando los tipos de Italia hasta el 6% a ver si el banco central reacciona», dijo Leigh Skene de la empresa de análisis Lombard Street en Canada. «Y si la historia sirve como ejemplo, los hedge funds ganarán la guerra».
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