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Reflexiones sobre Proudhon y el productivismo

Mutualismo

Fuentes: Rebelión

Fue Pierre Joseph Proudhon, uno de los primeros anarquistas confesos en la modernidad quién afirmó, -para escándalo de la sociedad burguesa-, que la propiedad es el robo. Mas también, fue el mismo Proudhon quien contribuyó a acuñar el concepto de mutualidad, que significa reciprocidad, la cual supone una relación equilibrada y equitativa, una acción de […]

Fue Pierre Joseph Proudhon, uno de los primeros anarquistas confesos en la modernidad quién afirmó, -para escándalo de la sociedad burguesa-, que la propiedad es el robo. Mas también, fue el mismo Proudhon quien contribuyó a acuñar el concepto de mutualidad, que significa reciprocidad, la cual supone una relación equilibrada y equitativa, una acción de correspondencia que está destinada al beneficio de las partes. Pues bien, al estudiar las formas de producción de la sociedad capitalista, Proudhon se da cuenta que algo no funciona bien: que los capitalistas se enriquecen en la medida que los trabajadores se empobrecen. Esto ocurre aún cuando al obrero se le reconozca (legalmente) el valor de su trabajo individual, puesto que el capitalista no reconoce la inmensa fuerza colectiva que está detrás y que hace posible que exista esa fuerza de trabajo individual, es decir que se apropia de algo por lo que no está pagando. Esa fuerza colectiva que está ocultada es la que permite las condiciones más elementales de la vida de la sociedad. En este amplio espectro están considerados todos aquellos aspectos de la organización comunitaria de orden no-capitalista, como la organización nuclear de los espacios afectivos, espacios familiares o similares que permiten la reproducción de la vida, el establecimiento de los valores morales y éticos, la estabilidad emocional de las personas. O también organizaciones más amplias que permiten el intercambio y el relacionamiento, el encuentro social y aspectos de orden cultural, de identidad y de memoria, de pertenencia que se dan en la espontaneidad, en la reciprocidad y en la libertad.

Según Proudhon, la gran propiedad hace que se elimine la reciprocidad entre las personas, puesto que ésta genera renta sin que implique trabajo alguno, y su valor por lo tanto es un valor falso porque no genera intercambios equitativos, sino usura, desequilibrio, violencia, irresponsabilidad (social y ecológica). Proudhon plantea la necesidad de la pequeña propiedad en cuanto posesión y uso así como la libre asociación que permite mantener la equivalencia en los intercambios, la participación efectiva de los ciudadanos y el protagonismo de la gente en la construcción de su existencia (más allá o más acá de estructuras políticas ociosas como el Estado).

Muchos pensadores, retomando estos planteamientos, han dicho que se debe generar un libre-mercado-anti-capitalista, un esquema mutualista de democracia directa que además modifique las perspectivas actuales de progreso y desarrollo, aunque todo ello desde luego está en debate. Lo cierto es que parece que llega el tiempo de cuestionar las lógicas de producción y de organización capitalistas y estatocéntricas, no solo en función de las crisis del sistema (que son estructurales), sino de cara a la nueva ruta planteada por el Buen Vivir que básicamente nos convoca a re-inventarnos.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.